La lucha por el cambio climático no tiene por qué salir cara, según BC3
en el «Fórum Europa. Tribuna Euskadi«, Markandya afirmó que «existe un amplio abanico de actuaciones factibles de adaptación y cuyos costes no siempre son demasiado altos, pudiendo ser muy efectivos». En este sentido, el científico aseguró que estas políticas y medidas adecuadas necesitan de un «compromiso colectivo de todos los agentes de la sociedad para participar y contribuir en el diseño de la elección óptima de los planes y su posterior implementación».
Durante el citado encuentro informativo, organizado por Nueva Economía Fórum, Markandya recordó que el itinerario marcado por el informe del «New Climate Economy» sobre cambio climático hacia el desarrollo sostenible demanda nuevas inversiones en infraestructuras. Alrededor de 90 billones de dólares en los próximos 15 años para mejorar la urbanización y mejorar la productividad agrícola que satisfaga las necesidades energéticas para una economía mundial creciente.
Además recordó que este informe dice que esta inversión puede estar acompañada por instrumentos de política adecuados, como la reducción de subvenciones destinadas a consumibles de carburantes fósiles, el establecimiento de un precio para el carbono, financiación para las inversiones bajas en carbono, y diseño de modelos de ciudades «compactas». Si esto es así, limitaría al menos el incremento de la temperatura global provocada por el carbono a dos grados, y no supondría sobrecoste alguno.
En este sentido, el director científico del BC3 señaló que «las políticas de cambio climático ofrecen «verdaderas oportunidades que no necesariamente implican costes añadidos». Asimismo puso como ejemplo la trasformación de la capital vizcaína, que «se ha reinventado a sí misma» tras un periodo de declive industrial sin que haya implicado un fuerte proceso de expansión de área ocupada mediante la reutilización de espacios destinados a nuevos usos y manteniendo una estructura «compacta» de ciudad.
Una alianza para reducir las emisiones de CO2 a cero en 2050
Por su parte, la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco, Ana Isabel Oregi, propuso, en el mismo acto, una alianza entre todas las instituciones y los agentes sociales para desarrollar una estrategia con el fin de que en el año 2050 las ciudades vascas «se acerquen a la neutralidad en carbono».
«El cambio climático es una urgencia», advirtió Oregi, quien opinó que este reto requiere una gobernanza efectiva «más allá de la responsabilidades parciales o segmentadas que cada uno podemos tener». Además, subrayó que el cambio climático «nos interpela como ciudadanos pero además como instituciones», ya que «nos obliga a liderar un presente que nos pide urgencia en la intervención».
Para ello, propuso a las ciudades vascas un pacto para realizar actuaciones que recuperen integralmente los territorios urbanos energéticamente ineficientes, una propuesta de movilidad urbana tendente a la eliminación «total» de emisiones de CO2 y «perfectamente integrada con el sistema de conexión ferroviario entre las ciudades vascas».
Este pacto tendría como eje de actuación, «la recuperación, rehabilitación y regeneración de los espacios urbanos obsoletos, con especial referencia a su eficiencia energética y una apuesta decidida de la movilidad urbana y a una optimización de las infraestructuras ferroviarias para la conexión intercity».
En definitiva, se trataría de alcanzar un pacto con las ciudades vascas y con sus ayuntamientos para que conciban su planeamiento y su acción urbana con un objetivo claro: «Acercarnos al umbral de cero emisiones para el año 2050».
Oregi también expresó su voluntad de extender este pacto con otras regiones de Europa para la formulación en la Unión Europea como un «proyecto faro» refrendable por la misma.
«Es un reto enorme, pero la responsabilidad también lo es», resaltó la consejera vasca, además de una «responsabilidad inmensa» porque «puede hacernos líderes». Además reiteró que la principal responsabilidad de las políticas y actuaciones que desde su departamento se llevan a cabo son «las personas». «Es un reto y es una ambición» concluyó.

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