La jefa de Cambio Climático de la ONU admite que llegar a un pacto vinculante en Durban será como un cuento de hadas
«La realidad es que creo que el nivel de ambición que tenemos en este momento, tanto por países industrializados como por países en desarrollo, no va a cambiar de aquí a Durban«, ha lamentado, por lo que ha augurado que «con este nivel de ambición» será con el que habrá que trabajar «durante varios años».
Durante su intervención para explicar la implantación de los Acuerdos del Clima, «El papel de América Latina para combatir el cambio climático» en la Secretaría General Iberoamericana, Christiana Figueres ha añadido que, en todo caso, podría haber posibilidades de subir los niveles de ambición de los acuerdos de Cancún, pero que «no tiene sentido» realizar un segundo periodo de Kioto cuando países como Estados Unidos, Japón, Rusia no participan.
Con respecto a China, opina que está haciendo unos «grandes esfuerzos internos en la lucha contra el cambio climático» y ha indicado que si todos los países hicieran los mismos esfuerzos que China «otro gallo cantaría», aunque ha reconocido que el país asiático no lo hace por amor al planeta sino porque sabe que el mundo se dirige hacia una economía baja en carbono y quiere ganar la «carrera verde».
Figueres ha reiterado que no cree que los países vayan a tener una mayor ambición en Durban por varios motivos como la política de Estados Unidos, la situación económica de España y Europa, es decir que no cree que sea posible por la geopolítica. «Veamos dónde estamos, saliendo de la crisis económica, pero eso no quiere decir que vayamos a tener un Copenhague 2», ha destacado.
Así, ha reflexionado que el problema del cambio climático se ha originado durante cien años y en este momento, a su juicio, el mundo está «como construyendo una catedral» internacional contra el problema. En este proyecto, ha dicho que el mundo está construyendo una «catedral grande, paso a paso y ladrillo por ladrillo». «El ladrillo de Copenhague fue importante, los ladrillos múltiples de Cancún son absolutamente primordiales y tendríamos que buscar cuáles son los ladrillos de Durban», ha valorado.
Además, ha explicado que la XVI Cumbre del Clima celebrada el pasado mes de diciembre en Cancún (México) ha supuesto un «gran paso para la comunidad de naciones pero un lastimoso paso para el planeta».
«Cancún sobrepasó las expectativas de todo el mundo», ha subrayado, al tiempo que, aunque reconoce que los gobiernos han dado un «paso importante», éste es «insuficiente» porque con el compromiso de 80 países de todo el mundo sólo se alcanza el 60 por ciento del esfuerzo que es necesario para frenar el cambio climático. Figueres ha advertido también de que incluso si los Gobiernos consiguieran el 100 por cien del esfuerzo «tampoco esto sería suficiente» para evitar la desaparición de numerosas islas o los problemas hídricos desde el Sáhara hacia el sur.
Asimismo, ha manifestado que de la cita mexicana «salen los cimientos» del esfuerzo colectivo «más trascendental» para reducir las emisiones de gases contaminantes, ya que todos los países industrializados acordaron materializar sus metas de emisiones al tiempo que 37 países en desarrollo oficializaron nuevas metas en Cancún y establecieron su línea de proyección hacia el futuro.
La secretaria ejecutiva ha precisado que los industrializados se comprometieron en la reducción y en el desarrollo de una economía baja en carbono mediante tres ejes: los mecanismos tecnológicos de cooperación; el fondo verde para el clima, que prevé llegar a canalizar hasta 100.000 millones de dólares anuales en 2020 para mitigación y desarrollo verde; y el comité de adaptación.
Además, considera que el tercer logro de la cumbre mexicana es que por primera vez los gobiernos acordaron que «no dejarán que la temperatura suba por encima de los 2 grados centígrados» e incluso acordaron rebajar este objetivo a 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.
Sin embargo, lamenta que en la cita mexicana no se logró establecer un techo para el crecimiento de las emisiones ni reducir esas emisiones sin renunciar al desarrollo económico, a pesar de que la ciencia indica que es preciso bajar en 2050 un 50 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero pero pudiendo proveer de bienestar social al incremento de un 150 por ciento esperado de la población mundial.
Por otra parte, Figueres también ha destacado la estrecha relación que existe entre seguridad y cambio climático y ha resaltado que todas las naciones necesitan una «estabilidad básica» para poder prosperar.
«Lo que es alarmante es reconocer que si la comunidad de naciones es incapaz de estabilizar plenamente el cambio climático, los lugares donde siempre hemos vivido, donde siempre hemos cultivado alimentos y encontrado el agua, podrán verse amenazados. Los cimientos básicos, la estabilidad misma sobre la cual la humanidad ha basado su existencia se podrían ver amenazados», ha afirmado.
Figueres ha defendido que las políticas nacionales de defensa y sobre cambio climático deben converger y ha advertido de que el crecimiento mundial debería estar basado en un bajo nivel de emisiones de CO2. Por eso, ha abogado por una inversión en tecnología con bajo nivel de emisión de CO2 para evitar conflictos y, ha subrayado, «por mucho que cueste, la paz nunca es cara».



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