La industria nuclear garantiza la gestión segura de residuos sólo durante 100 años

El Foro Atómico Europeo (Foratom) organizó esta semana una visita guiada para periodistas a la Organización Central para Residuos Radiactivos (COVRA, por sus siglas en neerlandés) que cuenta en Vlissingen (Holanda) con unas modernas y robustas instalaciones que permiten aislar materiales contaminados durante un siglo.

COVRA encierra tras muros de 170 metros de grosor residuos de baja y media radiactividad y cuenta con un sistema de manipulación electrónico, puertas de contención y técnicas de custodia que casi rayan en la ciencia ficción.

Los residuos más peligrosos son introducidos en un sistema de cilindros metálicos que recuerda a las muñecas rusas o «matrioskas», por cuya capa externa circula aire frío procedente del exterior del edificio que no entra en contacto directo con el material almacenado y que no necesita ventiladores ni sistemas eléctricos.

Sin embargo, el director del centro, Hans D. K. Codée, admite que pasados cien años no está claro qué hacer con los residuos y señala que la opción más factible parece inyectarlos en formaciones geológicas, una técnica que en la actualidad sigue en periodo de pruebas.

Entre los proyectos de investigación, destaca el que lleva a cabo el Centro de Estudios de Energía Nuclear (SCK, por sus siglas en neerlandés) en Mol (Bélgica).

En este laboratorio se analizan los riesgos de enterrar por un periodo ilimitado residuos nucleares a más de 200 metros de profundidad en un terreno arcilloso típico de la provincia flamenca de Limburgo.

La directora de comunicación del grupo de interés económico «Euridice», Sigrid Eeckhout, que participa en la investigación, advierte de que llevará tiempo conocer cuáles son los materiales más apropiados para aislar los residuos bajo tierra, así como las reacciones del terreno ante la inserción de residuos radiactivos.

Según Eeckhout, esta técnica es viable, pero habrá que esperar como mínimo hasta 2040 para convertirla en realidad.

Mientras la ciencia avanza, la solución que prefiere la industria nuclear es almacenar los desechos radiactivos de la manera más segura posible.

Preguntado acerca de qué ocurriría si un avión se estrellase en un edificio de almacenamiento o un terremoto dañase la construcción, el director de Relaciones Exteriores de Foratom, Christian Taillebois, responde tajante que «los ecologistas juegan con el miedo» para poner a la opinión pública en contra de la energía nuclear.

El director del centro, por su parte, asegura que si una catástrofe de estas características ocurriese los muros podrían resultar dañados, pero sería muy difícil que tras tantas capas de seguridad y sistemas de contención los residuos pudieran verse afectados.

COVRA reserva además múltiples cámaras vacías por si alguno de los tubos de aislamiento se deteriora y necesita ser trasladado y recubierto con una nueva capa de protección.

Desde Greenpeace, Jan Haverkamp, recalcó que no hay cabida para el optimismo cuando se reconoce que, si algo saliese mal, las consecuencias serían tremendas y añade que «no hay garantías» y que nadie sabe lo que puede pasar en cien años.

El principal riesgo, según Haverkamp, es seguir generando residuos que conservarán niveles peligrosos de radiactividad durante miles de años cuando aún no se han diseñado sistemas de aislamiento seguros para un periodo tan extenso.

En su opinión, la inversión en tratamiento de residuos nucleares podría ser mucho más rentable y efectiva si se destinase a mejorar la eficiencia energética y a investigar energías renovables alternativas.

La industria, por su parte, recuerda que el 29,5 por ciento de la electricidad que se genera en la UE procede de energía nuclear, frente al 21 por ciento que representa el gas o al 15 por ciento de las renovables, una proporción difícil de sustituir a corto plazo.

Asimismo, confía en que los almacenes de alta seguridad de los que dispone en la actualidad sirvan para contener los residuos hasta que los proyectos de investigación para instalaciones definitivas hayan avanzado y empiecen a dar los primeros resultados.

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