La Fundación Renovables reclama una reforma del «pool» eléctrico y del modelo energético porque daña la competitividad de la economía

Durante su intervención en una jornada sobre energía organizada por el Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados, García Breva consideró que las ineficiencias del «pool» son una de las causas de un déficit de tarifa diseñado en 2002 como parte de una «economía vudú» en la que se creó una dinámica «especulativa» al permitir «bajadas electoralistas del recibo de la luz» mientras a las eléctricas se les garantizaba el cobro del desajuste.

En opinión del presidente de la Fundación Renovables, los problemas del sistema eléctrico tienen un origen político, ya que los sucesivos «parches regulatorios» desembocaron en «un régimen desbordado por el déficit tarifario», que se genera porque los ingresos del sistema eléctrico no son suficientes para cubrir todos los costes.

Por este motivo, consideró que el déficit de tarifa es un «artificio contable» y lamentó que entre 2002 y 2011 «nadie haya querido detenerlo», ya que «pararlo supone cambiar todo el método de conformación de precios en la estructura de generación de este país» y, por tanto, «si no se cambia el sistema energético no seremos capaces de cambiar el sistema económico».

La «calidad de la política» ha sido «ínfima» y ha conducido a que las renovables se hayan «parado» y hayan sufrido «normas que generan riesgo regulatorio e inseguridad jurídica». «Si en 2007 éramos líderes mundiales en renovables y el tercer país más interesante para la inversión, ahora estamos en la cola», lamentó.

García Breva lamentó que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llegase a «atacar a las renovables» en el BOE al decir que «el régimen especial supone un grave riesgo a corto plazo» y aprobase el real decreto ley 14/2010, que recortaba las primas «verdes». Además, arremetió contra el actual Gobierno por paralizar el desarrollo de las renovables con el real decreto ley 1/2012.

Junto a esto, reclamó un cambio de modelo que permita acabar con la dependencia energética de España, cuyo coste ronda los 55.000 millones de euros al año, y que mejore la ratio de intensidad energética, esto es, la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de riqueza. España pierde competitividad y hasta 30.000 millones al año en términos relativos con respecto a otros socios europeos por su menor intensidad energética, señaló, al tiempo que criticó «la falta absoluta de transparencia en los precios energéticos».

Por ello, el presidente de la Fundación Renovables apostó por el ahorro de energía y por las renovables y concluyó que «en España sí hay un futuro para la economía verde», y que lo «imperdonable» sería «que no lo intentáramos».

Fabra, el «Garbancito» y la regulación

En la jornada también participó Jorge Fabra, exconsejero de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y y fundador de «Economistas Frente a la Crisis«, quién consideró que el déficit de tarifa no es tanto un problema de costes del sistema eléctrico como de costes «reconocidos», esto es, de los que fija la regulación. «Si se habla de costes, sería un problema económico, pero en realidad es solo un déficit regulatorio», aseguró, antes de advertir del «problema de solvencia» que la tarifa de luz está generando en el propio Estado.

«El problema de fondo», dijo, está en la Ley del Sector Eléctrico de 1997, que instauró un modelo marginalista de precios en el «pool» eléctrico, en el que las últimas tecnologías en participar en el mercado, las más caras, marcan el precio para el conjunto de las tecnologías participantes, lo que genera un beneficio sobrevenido a las energías nuclear e hidráulica. «Si no se hubiese aprobado la ley de 1997, no tendríamos déficit de tarifa y el coste de la electricidad sería ahora menor», afirmó.

Por tanto, criticó que la regulación del sistema eléctrico beneficia a las tecnologías tradicionales, ya que no existe la posibilidad de que nuevas empresas entren en estas áreas, al tiempo que añadió que «no tiene ningún sentido que retribuyamos cosas completamente diferentes con el precio de una de ellas».

Cuando el PSOE llegó al poder en 2004, continuó Fabra, no fue capaz de cambiar el modelo porque hubo «una niebla que impidió el diagnóstico adecuado, una niebla que se llama contabilidad regulatoria» y que llenó de «trampas» el modelo. «Se necesita un Oliver Wyman que audite el sector», afirmó.

«El Garbancito de la regulación, cuando se internaba en el bosque, iba dejando piedrecitas para encontrar el camino de vuelta a casa, pero, ¿qué pasa cuando los ogros del bosque le cambian las piedrecitas de sitio? La electricidad también está llena de ogros que cambian las piedrecitas de sitio. Los ogros son los que intentan colgar sobre las renovables las responsabilidades del déficit de tarifa para ocultar las de la nuclear y la hidráulica», dijo, en alusión a las compañías eléctricas.

Por su parte, el exdirector general de Operación de REE, Alberto Carbajo, criticó que en las últimas disposiciones elaboradas por el Gobierno en materia de energía no incluyen «nada que nos pueda llevar a un horizonte razonable en 2020».

En ese sentido, Carbajo apuntó que «no está de más que nos planteemos un nuevo marco regulatorio», en especial para promover el ahorro energético y para facilitar la integración de las renovables en el sistema eléctrico.

Así, aludió a la necesidad de reforzar las interconexiones con el resto de Europa, de mejorar la regulación para favorecer que los coches eléctricos se recarguen cuando hay menor demanda y de incentivar que las centrales hidráulicas de bombeo funcionen como herramienta de gestión de la demanda.

Narbona pide al Gobierno que «se ocupe y se preocupe» del cambio climático

También participó en la jornada la exministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que pidió al Gobierno de Mariano Rajoy que «se ocupe y se preocupe» realmente del cambio climático y de las consecuencias que el fenómeno acarrea en España.

La actual portavoz de Cambio Climático de los socialistas en la Cámara baja insistió así en que el nuevo modelo energético debe ser «equilibrado», y donde todas las energías tengan presencia, aunque eso sí, esté orientado en el futuro hacia las renovables.

Según apuntó, el futuro del mix energético tiene que ser «menos contaminante, más seguro y accesible» a todos los ciudadanos del planeta, con tecnologías que permitan cumplir uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015, que es un acceso para todos a las energías limpias y seguras.

En este sentido, criticó el proyecto de ley en el que está trabajando el Ejecutivo sobre fiscalidad verde, y que, a su juicio, presentó como si fuera la solución «más importante y efectiva» en la lucha contra el fenómeno climático, cuando no lo es.

«Con el panorama que tenemos ahora mismo en España, la evolución del cambio climático queda muy condicionada por las decisiones, la paralización de primas de las renovables, o como con este proyecto de ley de sostenibilidad energética«, agregó.

Por su parte, el excoordinador de las campañas de Energía de Greenpeace España, Carlos Bravo, criticó la idea de que la energía nuclear sea una solución para luchar contra el cambio climático.

De hecho, defendió que el ciclo nuclear sí emite CO2, en contra de afirmaciones de muchos sectores, ya que se producen emisiones de gases de efecto invernadero tanto en las construcciones de las centrales, como en el empleo de los combustibles fósiles, o en las minerías, por ejemplo.

«Si se compara con el ciclo de vida de las renovables, se ve que emite más CO2 que prácticamente todas las renovables», apuntó, al mismo tiempo que advirtió de que si el parque nuclear aumentara, también la posibilidad de padecer accidentes nucleares.

Mientras, el exdirector de la Agencia Europea del Medio Ambiente y exasesor de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando éste estaba en el Gobierno, Domingo Jiménez, avisó de que, quien niega el cambio climático está negando el futuro.

«Las cosas están muy mal pero el margen de cambio es amplio», dijo. En este sentido, indicó que la «principal carencia» es la falta de visión a medio y largo plazo de los gobiernos a la hora de establecer unos escenarios de futuro. «A España le falta decir qué escenario quiere para 2020 2030, 2050 y donde hay que estar ahora», puntualizó.

Por su parte el expresidente de Protermosolar y actual presidente del Centro Tecnológico Avanzado de Energías Renovables (CTAER), Valeriano Ruiz, pronosticó que el mix energético del futuro en España se compone de energía solar y de biomasa. «Las renovables ayudan a combatir el cambio climático», sentenció.

La Fundación Renovables reclama una reforma del «pool» eléctrico y del modelo energético porque daña la competitividad de la economía

Durante su intervención en una jornada sobre energía organizada por el Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados, García Breva consideró que las ineficiencias del «pool» son una de las causas de un déficit de tarifa diseñado en 2002 como parte de una «economía vudú» en la que se creó una dinámica «especulativa» al permitir «bajadas electoralistas del recibo de la luz» mientras a las eléctricas se les garantizaba el cobro del desajuste.

En opinión del presidente de la Fundación Renovables, los problemas del sistema eléctrico tienen un origen político, ya que los sucesivos «parches regulatorios» desembocaron en «un régimen desbordado por el déficit tarifario», que se genera porque los ingresos del sistema eléctrico no son suficientes para cubrir todos los costes.

Por este motivo, consideró que el déficit de tarifa es un «artificio contable» y lamentó que entre 2002 y 2011 «nadie haya querido detenerlo», ya que «pararlo supone cambiar todo el método de conformación de precios en la estructura de generación de este país» y, por tanto, «si no se cambia el sistema energético no seremos capaces de cambiar el sistema económico».

La «calidad de la política» ha sido «ínfima» y ha conducido a que las renovables se hayan «parado» y hayan sufrido «normas que generan riesgo regulatorio e inseguridad jurídica». «Si en 2007 éramos líderes mundiales en renovables y el tercer país más interesante para la inversión, ahora estamos en la cola», lamentó.

García Breva lamentó que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llegase a «atacar a las renovables» en el BOE al decir que «el régimen especial supone un grave riesgo a corto plazo» y aprobase el real decreto ley 14/2010, que recortaba las primas «verdes». Además, arremetió contra el actual Gobierno por paralizar el desarrollo de las renovables con el real decreto ley 1/2012.

Junto a esto, reclamó un cambio de modelo que permita acabar con la dependencia energética de España, cuyo coste ronda los 55.000 millones de euros al año, y que mejore la ratio de intensidad energética, esto es, la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de riqueza. España pierde competitividad y hasta 30.000 millones al año en términos relativos con respecto a otros socios europeos por su menor intensidad energética, señaló, al tiempo que criticó «la falta absoluta de transparencia en los precios energéticos».

Por ello, el presidente de la Fundación Renovables apostó por el ahorro de energía y por las renovables y concluyó que «en España sí hay un futuro para la economía verde», y que lo «imperdonable» sería «que no lo intentáramos».

Fabra, el «Garbancito» y la regulación

En la jornada también participó Jorge Fabra, exconsejero de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y y fundador de «Economistas Frente a la Crisis«, quién consideró que el déficit de tarifa no es tanto un problema de costes del sistema eléctrico como de costes «reconocidos», esto es, de los que fija la regulación. «Si se habla de costes, sería un problema económico, pero en realidad es solo un déficit regulatorio», aseguró, antes de advertir del «problema de solvencia» que la tarifa de luz está generando en el propio Estado.

«El problema de fondo», dijo, está en la Ley del Sector Eléctrico de 1997, que instauró un modelo marginalista de precios en el «pool» eléctrico, en el que las últimas tecnologías en participar en el mercado, las más caras, marcan el precio para el conjunto de las tecnologías participantes, lo que genera un beneficio sobrevenido a las energías nuclear e hidráulica. «Si no se hubiese aprobado la ley de 1997, no tendríamos déficit de tarifa y el coste de la electricidad sería ahora menor», afirmó.

Por tanto, criticó que la regulación del sistema eléctrico beneficia a las tecnologías tradicionales, ya que no existe la posibilidad de que nuevas empresas entren en estas áreas, al tiempo que añadió que «no tiene ningún sentido que retribuyamos cosas completamente diferentes con el precio de una de ellas».

Cuando el PSOE llegó al poder en 2004, continuó Fabra, no fue capaz de cambiar el modelo porque hubo «una niebla que impidió el diagnóstico adecuado, una niebla que se llama contabilidad regulatoria» y que llenó de «trampas» el modelo. «Se necesita un Oliver Wyman que audite el sector», afirmó.

«El Garbancito de la regulación, cuando se internaba en el bosque, iba dejando piedrecitas para encontrar el camino de vuelta a casa, pero, ¿qué pasa cuando los ogros del bosque le cambian las piedrecitas de sitio? La electricidad también está llena de ogros que cambian las piedrecitas de sitio. Los ogros son los que intentan colgar sobre las renovables las responsabilidades del déficit de tarifa para ocultar las de la nuclear y la hidráulica», dijo, en alusión a las compañías eléctricas.

Por su parte, el exdirector general de Operación de REE, Alberto Carbajo, criticó que en las últimas disposiciones elaboradas por el Gobierno en materia de energía no incluyen «nada que nos pueda llevar a un horizonte razonable en 2020».

En ese sentido, Carbajo apuntó que «no está de más que nos planteemos un nuevo marco regulatorio», en especial para promover el ahorro energético y para facilitar la integración de las renovables en el sistema eléctrico.

Así, aludió a la necesidad de reforzar las interconexiones con el resto de Europa, de mejorar la regulación para favorecer que los coches eléctricos se recarguen cuando hay menor demanda y de incentivar que las centrales hidráulicas de bombeo funcionen como herramienta de gestión de la demanda.

Narbona pide al Gobierno que «se ocupe y se preocupe» del cambio climático

También participó en la jornada la exministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que pidió al Gobierno de Mariano Rajoy que «se ocupe y se preocupe» realmente del cambio climático y de las consecuencias que el fenómeno acarrea en España.

La actual portavoz de Cambio Climático de los socialistas en la Cámara baja insistió así en que el nuevo modelo energético debe ser «equilibrado», y donde todas las energías tengan presencia, aunque eso sí, esté orientado en el futuro hacia las renovables.

Según apuntó, el futuro del mix energético tiene que ser «menos contaminante, más seguro y accesible» a todos los ciudadanos del planeta, con tecnologías que permitan cumplir uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015, que es un acceso para todos a las energías limpias y seguras.

En este sentido, criticó el proyecto de ley en el que está trabajando el Ejecutivo sobre fiscalidad verde, y que, a su juicio, presentó como si fuera la solución «más importante y efectiva» en la lucha contra el fenómeno climático, cuando no lo es.

«Con el panorama que tenemos ahora mismo en España, la evolución del cambio climático queda muy condicionada por las decisiones, la paralización de primas de las renovables, o como con este proyecto de ley de sostenibilidad energética«, agregó.

Por su parte, el excoordinador de las campañas de Energía de Greenpeace España, Carlos Bravo, criticó la idea de que la energía nuclear sea una solución para luchar contra el cambio climático.

De hecho, defendió que el ciclo nuclear sí emite CO2, en contra de afirmaciones de muchos sectores, ya que se producen emisiones de gases de efecto invernadero tanto en las construcciones de las centrales, como en el empleo de los combustibles fósiles, o en las minerías, por ejemplo.

«Si se compara con el ciclo de vida de las renovables, se ve que emite más CO2 que prácticamente todas las renovables», apuntó, al mismo tiempo que advirtió de que si el parque nuclear aumentara, también la posibilidad de padecer accidentes nucleares.

Mientras, el exdirector de la Agencia Europea del Medio Ambiente y exasesor de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando éste estaba en el Gobierno, Domingo Jiménez, avisó de que, quien niega el cambio climático está negando el futuro.

«Las cosas están muy mal pero el margen de cambio es amplio», dijo. En este sentido, indicó que la «principal carencia» es la falta de visión a medio y largo plazo de los gobiernos a la hora de establecer unos escenarios de futuro. «A España le falta decir qué escenario quiere para 2020 2030, 2050 y donde hay que estar ahora», puntualizó.

Por su parte el expresidente de Protermosolar y actual presidente del Centro Tecnológico Avanzado de Energías Renovables (CTAER), Valeriano Ruiz, pronosticó que el mix energético del futuro en España se compone de energía solar y de biomasa. «Las renovables ayudan a combatir el cambio climático», sentenció.

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