La contaminación atmosférica en España entre 2008 y 2012 supuso un coste de 41.900 millones de euros
En el conjunto de la Unión Europea, el coste estimado en este periodo se sitúa entre 329.000 millones y un billón de euros, dependiendo del método utilizado. Sólo en 2012, la contaminación atmosférica y los gases de efecto invernadero de la industria costaron entre 59.000 y 189.000 millones de euros. La estimación más alta equivale aproximadamente al PIB de Finlandia o a la mitad del PIB de Polonia. La mitad de estos daños fueron causados por sólo el 1% de las plantas industriales más contaminantes.
El informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente evalúa toda una serie de impactos dañinos provocados por la contaminación atmosférica, incluyendo las muertes prematuras, los costes hospitalarios, los días de trabajo perdidos, los problemas de salud, el daño a los edificios o la reducción de las cosechas agrícolas. El informe admite que los costes cayeron en los últimos años debido a la reducción de emisiones de las instalaciones industriales, lo que obedece a la legislación medioambiental de la Unión Europea y a la reducción de actividad por la crisis.
En términos absolutos, los Estados donde la contaminación industrial provoca unos costes más altos son Alemania (entre 56.600 y 124.600 millones entre 2008 y 2012), Polonia (entre 43.400 y 105.000 millones), Reino Unido (entre 40.000 y 93.000 millones), Francia (entre 26.400 y 63.300), Italia (entre 25.700 y 61.000) y Rumanía (entre 23.400 y 63.800). A continuación se sitúa España. Pero en relación con el PIB, los países con mayores costes provocados por las emisiones de plantas industriales son Bulgaria, Rumanía, Estonia, Polonia, República Checa, Eslovaquia y Lituania. En este ranking, España ocupa la decimoctava posición.
Entre las 30 plantas industriales que generan más daños en toda la Unión Europea, ninguna de las cuales está en España, 8 están en Alemania, 6 en Polonia, 4 en Rumanía, 3 en Bulgaria y Reino Unido, 2 en Grecia y el resto en República Checa, Estonia, Italia y Eslovaquia. 26 se dedican a la producción eléctrica y en su mayoría funcionan con carbón y lignito. «Aunque todos nos beneficiamos de la industria y la generación eléctrica, este análisis muestra que las tecnologías utilizadas por estas plantas imponen costes ocultos a nuestra salud y el medio ambiente», advirtió el director de la Agencia, Hans Bruyninckx.


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