La Comisión Europea aprueba nuevas reglas que restringirán las ayudas públicas a las renovables
La polémica generada por las nuevas reglas, que se aplicarán desde el 1 de julio de 2014 hasta 2020, forzó una votación en el colegio de comisarios, algo poco frecuente, que se saldó con 18 votos a favor, 1 en contra y 3 abstenciones. Alemania tampoco estaba «muy contenta» con esta normativa, según admitió el propio Almunia, aunque en las últimas semanas «se han resuelto muchos problemas a nivel político».
El vicepresidente del Ejecutivo comunitario alegó que «las grandes cantidades de subvenciones» concedidas en los últimos años a las renovables por los Estados miembros se tradujeron en «aumentos significativos de costes para los usuarios de electricidad, tanto los consumidores como las empresas».
Además, «han protegido a los productores de renovables del riesgo, permitiendo la producción de electricidad sin tener en cuenta la demanda real», lo que «ha afectado a los precios mayoristas de electricidad y debilitado las señales de precio para la inversión en generación de electricidad a partir de otras fuentes», aseguró Almunia. Las abundantes primas provocaron finalmente «distorsiones de competencia, tanto dentro de los Estados miembros como entre unos países y otros.
Para el responsable de Competencia, «muchas fuentes de energía renovable han alcanzado una escala y un nivel de madurez que les permite competir con otras fuentes más convencionales». «Es tiempo de que estas tecnologías respondan a las señales del mercado y que las ayudas públicas se concedan mediante un procedimiento competitivo», resaltó.
Las nuevas reglas empezarán a aplicarse de forma progresiva, con una fase piloto entre 2015 y 2016 en la que los Estados miembros podrán probar estos nuevos procedimientos de licitación para las ayudas a las renovables en una pequeña parte de su nueva capacidad de producción de electricidad. Desde 2016 se aplicarán de forma general, aunque se deja a los Estados miembros margen de maniobra para tener en cuenta las particularidades nacionales.
Las reglas prevén también la sustitución progresiva de los precios fijos de compra por las primas de compra, lo que debe permitir según Bruselas que las renovables sean más sensibles a las señales del mercado. Las pequeñas instalaciones estarán sujetas a un régimen especial y podrán beneficiarse todavía de precios fijos de compra o medidas equivalentes. Además, la normativa no afecta a los regímenes ya en vigor que han sido autorizados en virtud de las reglas existentes.
La reforma permitirá a los Estados miembros reducir, para un número limitado de industrias con un alto consumo de electricidad definidas para el conjunto de la Unión Europea, los recargos en la tarifa eléctrica para financiar a las renovables. Además, los países de la Unión Europea tendrán margen para aplicar rebajas a otras compañías. Ello facilita que Bruselas cierre el expediente que ha abierto contra Berlín por estos descuentos.
Otra novedad es que las reglas autorizan las ayudas dirigidas a garantizar una producción eléctrica suficiente cuando existe un riesgo real de déficit de capacidad. Ello permitirá a los Estados miembros animar a los productores a crear nuevas capacidades de producción, o impedirles cerrar instalaciones existentes, o recompensar a los usuarios que reduzcan su consumo de electricidad en horas punta.
Finalmente, las nuevas reglas facilitan las ayudas públicas a las infraestructuras energéticas, en particular las interconexiones o los proyectos en las regiones menos desarrolladas.




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