La central de Garoña mantiene una «serena preocupación», a la espera de poder presentar una solicitud de renovación hasta 2024
Así, confirmó que «toda la documentación está preparada» para su presentación al Ministerio de Industria, Energía y Turismo, pero que están «a la espera» de recibir la orden para hacerlo que, en todo caso, debería llegar antes del 6 de julio próximo, cuando se cumple un año de la expiración de la licencia de operación anterior.
El pasado mes de febrero el Gobierno aprobó un Real Decreto para la Gestión Responsable y Segura del Combustible Nuclear Gastado y los Residuos Radiactivos, en el que se modificaba el Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radiactivas con el fin de que una central nuclear cuyo cierre no se deba a fines relacionados con la seguridad nuclear o la protección radiológica, es decir, por motivos económicos, dispondría de un año a partir de su cese de actividad para solicitar una nueva renovación de su permiso de explotación.
Así, el texto permite a Santa María de Garoña, que dejó de producir electricidad en diciembre de 2012 –siete meses antes de la caducidad de su licencia– solicitar su renovación de la licencia y reanudar su actividad.
En este contexto, el portavoz de la planta explicó que el titular observa los cambios regulatorios en el sector eléctrico, por lo que sigue «a la espera» y «preparada». «Estamos ilusionados en poder presentar la documentación adecuada solicitando la renovación del permiso de explotación cuando sea oportuno», manifestó.
Por ello, a falta de 60 días para que lleguen las doce de la noche del 5 de julio, Fernández confesó que el ambiente entre los trabajadores de la central es de «serena preocupación» porque la situación «no ha cambiado».
Respecto a la documentación, apuntó que lo que Garoña se está planteando en su solicitud es una renovación «por diez años más», aunque precisó que este punto aún está por confirmar. Esto supondría que la nueva licencia de la planta estaría vigente hasta 2024, un plazo en el que consideraron que podría amortizarse la inversión que la central debe acometer para remozarse, de acuerdo a las condiciones de seguridad que impuso el CSN para su posible licencia hasta 2019 y a las que se suman los requisitos nuevos al parque atómico a raíz del accidente en la central japonesa de Fukushima.
En este contexto, recordó que el Consejo de Seguridad Nuclear impuso una serie de condiciones para que Garoña, que fue inaugurada en 1970, pudiera operar hasta 2019, por lo que ve como posible que ante el nuevo horizonte de largo plazo, el regulador pudiera establecer alguna condición adicional más.
La central nuclear de Garoña es la planta atómica española más antigua de España tras el cierre de la de José Cabrera (Zorita) y ha estado operando hasta finales de 2012, cuando después de 42 años y a falta de algo más de siete meses para que expirara su licencia decidió dejar de operar a raíz de un nuevo impuesto sobre el combustible que aprobó el Gobierno en esas fechas.
Si Nuclenor, participada al 50% por Iberdrola y Endesa, se decide a pedir la renovación al Gobierno y tras valoración positiva del Consejo de Seguridad Nuclear, el Ejecutivo concede el permiso hasta 2024, Garoña podría llegar a cumplir 54 años, una edad pionera en el parque atómico español.



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