La CE negociará con Turquía y Azerbaiyán el suministro del gasoducto Nabucco

Según fuentes comunitarias, se espera cerrar un acuerdo con Turquía sobre el régimen de tránsito del gas en el proyecto antes de finales de año.

Turquía quiere que el 15 por ciento del gas del consorcio permanezca en el país para su uso doméstico, pero esto aumentaría la presión sobre el precio por cuestiones de competencia.

Además, Bruselas no está segura de que ese 15 por ciento sea compatible con la legislación europea que establece que las tasas de tránsito estén basadas en el coste.

Una vez resueltas las negociaciones con Turquía sobre el régimen de tránsito, el siguiente paso es lograr el abastecimiento de gas de Azerbaiyán.

La UE podría lograr entre 7.000 y 9.000 millones de metros cúbicos de gas de este país, aunque el problema es que existen muchos competidores interesados en este suministro, incluida Rusia.

Piebalgs espera que su visita a Bakú ayude a que sea finalmente un consorcio europeo el que se beneficie de ese abastecimiento.

Aunque Nabucco consiguiese esa cantidad de gas de Azerbaiyán aún necesitaría un suministro adicional para cubrir los 15.000 millones de metros cúbicos iniciales que necesita el proyecto.

Por ello, la Comisión Europea tiene previsto extender sus contactos a los países de la zona durante las próximas semanas.

Bruselas prevé completar el abastecimiento, en una primera etapa, con gas procedente de Turkmenistán y Kazajistán.

En el plazo de diez años, la CE no descarta recurrir a países como Irak y Egipto, si bien no está dispuesta a negociar con Irán mientras mantenga su programa de enriquecimiento de uranio.

Nabucco, con un coste de 4.600 millones de euros, comenzará a construirse en 2010 y empezará a bombear gas a partir de 2013 hasta alcanzar una capacidad total de 21.000 millones de metros cúbicos de gas.

Está trazado para que su recorrido de 3.300 kilómetros vaya desde Turquía a Austria pasando por Bulgaria, Rumanía y Hungría.

Este proyecto cobró especial importancia a raíz del corte de suministro al que Rusia sometió a Ucrania por una disputa de precios en enero de 2006.

Desde entonces, la UE es consciente de la necesidad de reforzar su seguridad energética -el 58% de la energía que se consume en la Unión procede del exterior-, algo que se ha acentuado con la guerra entre Rusia y Georgia.

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