La captura de CO2 puede crear 250.000 empleos e inversiones de 23.000 millones hasta 2030
En la presentación del monográfico «Usos del CO2: un camino hacia la sostenibilidad«, el presidente de la Plataforma Tecnológica Española del CO2, Javier Alonso señaló que estos cálculos no tienen en cuenta los posibles usos del CO2, que actualmente ya son múltiples y siguen creciendo, aunque todavía suponen un porcentaje «marginal» respecto a las emisiones mundiales de 25.000 millones de toneladas al año de este gas.
El análisis de inversiones y empleo toma de referencia 2020 como año en que puede empezar a desarrollarse masivamente la captura, transporte y almacenaje de CO2 en España, y la mayoría de los 250.000 empleos augurados corresponden a la construcción de infraestructuras (188.000 de captura, 36.500 de transporte y 23.500 de almacenaje).
Asimismo, comentó que estos empleos provendrían, básicamente, de la construcción de las instalaciones necesarias para capturar el CO2 en grandes consumidores de energía, como puedan ser las cementeras, las fábricas de cerámica, las refinerías o las centrales térmicas.
Además, calculó que unos 38.000 puestos de trabajo corresponderán a universitarios, y se deben sumar 6.000 empleos estables para la operación y mantenimiento de las instalaciones una vez construidas.
En cuanto a las inversiones, de los 23.000 millones de euros totales, 16.600 serán en el ámbito de la captura, 3.900 en el transporte y 2.400 en el almacenamiento, con un despliegue inicial de los equipos de captura junto a los grandes focos de emisión, como centrales térmicas, cementeras, acerías, industrias cerámicas, refinerías y ciclos combinados.
La responsable de I+D de Carburos Metálicos, directora de Matgas y coordinadora del monográfico, Lourdes Vega, recalcó que el CO2 «no es como lo pintan» y que supone «un recurso» del que no se debe ver sólo su vertiente negativa como gas de efecto invernadero, y puso como ejemplo que se bebe cada día con refrescos, cervezas y aguas carbonatadas.
Vega explicó que el CO2 tiene usos sustitutivos de otros compuestos más perjudiciales para el medio ambiente, como el cloro y la acetona, y que se utiliza para limpieza textil, extinguir incendios, enfriar componentes electrónicos, extraer petróleo en las fases finales de los yacimientos, tratar aguas, envasar ensaladas y carnes en atmósferas protectoras, extraer la cafeína del café, alimentar el crecimiento de vegetales, sintetizar fármacos y crear nuevos materiales como el carbonato de calcio precipitado, que sirve para blanquear papel, entre otros usos.
El conseller de Economía y Conocimiento de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, constató que «es necesaria la investigación», y que el desarrollo de redes y plataformas es esencial para la conectividad de los investigadores, independientemente de dónde estén situados, y puso a Matgas como ejemplo de colaboración público-privada. Además, bromeó al comentar que los economistas, como el CO2, también tienen «mala prensa».
La Asociación de la Plataforma Tecnológica Española del CO2 está promovida por diversos sectores industriales, centros de investigación y universidades españolas, y recibe financiación del Gobierno central, por lo que aúna representantes de los ministerios de Economía, Industria y Agricultura.
Su objetivo es abordar un desarrollo tecnológico en España que contribuya a disminuir el impacto ambiental, social y económico de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Matgas es un centro de excelencia en CO2 y sostenibilidad surgido en 2001 de la alianza de Carburos Metálicos (del grupo Air Products), el Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Autònoma de Barcelona, en cuyo campus se ubica.



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