La AIEA detecta niveles muy bajos de yodo radiactivo en varios países europeos que no afectan a la salud

La agencia indicó que está intentando determinar el origen de la radiactividad, pero precisó que no cree que proceda de la central nuclear japonesa de Fukushima, que resultó gravemente dañada por el terremoto y el tsunami del pasado mes de marzo.

La Oficina Estatal para la Seguridad Nuclear de República Checa añadió que no parece que el origen de la contaminación esté en este país ni que proceda de una central nuclear, sino que podría haberse generado en la producción de radiofármacos (medicamentos que contienen una sustancia radiactiva y se utilizan para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades).

El yodo-131, que en grandes cantidades puede provocar cáncer, puede contaminar alimentos como la leche o las verduras. Este radio-isótopo tiene un periodo de semi-desintegración de ocho días.

La Oficina checa comunicó a la AIEA que encontraron niveles «muy bajos» de esa sustancia en la atmósfera en los últimos días. Además, «la AIEA fue informada de mediciones similares en otros lugares de Europa», afirmó este organismo de la ONU.

«La IAEA cree que los niveles de yodo-131 que se midieron no suponen un peligro para la salud pública y no fueron causados por el accidente nuclear de Fukushima en Japón. La IAEA está trabajando con sus homólogos para determinar la causa y el origen del yodo-131», y añadieron que el organismo dará más información cuando la tenga.

La autoridad checa precisó que detectó yodo-131 en varios puntos de medición desde finales del pasado octubre y señaló que esto no crea riesgos para la salud.

«Fue descubierto por nuestra red de vigilancia de la radiación y es casi seguro que su origen está en el extranjero. Es yodo-131 y hemos preguntado a la AIEA si sabe cuál podría ser el origen», declaró la directora de la Oficina Estatal para la Seguridad Nuclear, Dana Drabova.

El Instituto de Investigación sobre Radiobiología de Hungría informó de que el sábado pasado registró un incremento «mínimo» en los niveles de yodo-131 en dos puntos de medición. «Pero era muy inferior a los niveles detectados después de lo de Fukushima», declaró su director, Geza Safrany.

Safrany especificó que el incremento fue detectado en la capital, Budapest, y en la localidad oriental de Miskolc. «Por ahora no se puede determinar el origen, pero, desde luego, no supone un peligro para la salud», señaló el director, que consideró poco probable que la radiación proceda de Hungría porque se detectó en varios lugares de Europa.

El Ministerio de Medio Ambiente de Austria, por su parte, dijo que había medido niveles bajos en el este y el norte del país pero que el nivel que recibe la población es una cuarentamilava parte de la dosis que se recibe al hacer un vuelo transatlántico. «Podemos descartar totalmente un posible riesgo para la población austriaca», recalcó.

Las autoridades españolas y ucranianas dijeron que en sus respectivos países no se detectaron niveles anormales de radiación, y las de Rumanía afirmaron que no ocurrió ningún incidente en su única central nuclear.

A raíz de los graves problemas experimentados por la central de Fukushima, se encontraron cantidades minúsculas de yodo-131 –supuestamente llegado desde allí– en lugares de Europa tan alejados de Japón como Islandia, además de en Estados Unidos.

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