De hecho, la institución dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apunta que en las próximas décadas Irak será el principal motor del crecimiento de la oferta de crudo, al pasar desde su actual producción de 3 millones de barriles diarios a más del doble en 2020 y cerca de 8 millones en 2035.

«El desarrollo del sector energético iraquí resulta crítico para las perspectivas del país y también para la salud de la economía global», dijo el economista jefe de la AIE, Fatih Birol.

«El éxito no está garantizado y el fracaso en alcanzar los incrementos previstos pondría en dificultades a los mercados globales de petróleo», añadió.