La agencia nuclear belga pide el cierre de 20 reactores, incluidos Cofrentes y Garoña, puesto que podrían tener fisuras en la vasija
El mismo fabricante es el responsable de veintidos reactores repartidos en todo el mundo, entre ellos una decena en Estados Unidos, nueve en Europa -dos en España, dos en Países Bajos, dos en Alemania, uno en Suecia, dos en Suiza– y otro en Argentina, según el diario galo «Le Monde«.
Según confirmaron fuentes del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), en España hay dos centrales que compraron los materiales para fabricar sus vasija en el misma empresa: la de Santa María de Garoña (Burgos) y Cofrentes (Valencia).
«Estas centrales tienen que cerrar de forma permanente si encontramos fisuras serias. Esperamos que todos estos países lleven a cabo inspecciones, especialmente si descubrimos que también hay fisuras en Tihange», explicó De Roovere en una entrevista publicada este sábado en el diario «De Morgen«.
De Roovere, que informó a expertos nucleares de varios países, incluido España, sobre los problemas detectados en Doel III, puso en duda la continuidad del reactor belga a partir del 31 de agosto por las fisuras descubiertas -8.000 de dos centímetros– en la vasija del reactor, que permanecerá cerrado hasta entonces para concluir los análisis técnicos definitivos.
Este hecho, fue calificado por la Agencia Internacional de Energía Atómica como un suceso de nivel 1 en la escala INES. Pero más allá de la clasificación de lo descubierto se consideró que el verdadero problema radica en el procedimiento de detección.
Según parece la inspección de la vasija del reactor Doel-III se llevó a cabo mediante un nuevo tipo de equipo de detección ultrasónica que no se había aplicado antes, y en unas zonas de la vasija que no eran sometidas a inspección de manera rutinaria. Lo que explicaría que el fenómeno estuviese tan extendido.
De Roovere reconoció que será «muy difícil» probar la seguridad total del reactor tras recordar que nunca antes se ha cambiado una vasija de un reactor nuclear en ninguna parte del mundo y confirmó que en Bélgica revisará la seguridad de todos los reactores sin excepción.
La agencia nuclear belga consideró en todo caso que la reparación de la vasija es «prácticamente imposible» y no sería la opción adecuada por los riesgos de radiación y por el riesgo de provocar más fisuras en las paredes de la vasija.
Los fallos detectados en Doel III, a priori achacados a un fallo de fabricación de la vasija, fueron descubiertos en el marco de una inspección de seguridad rutinaria en la central, que llevaron a su cierre provisional a principios de junio.
De Roovere reconoció al diario «De Morgen» que estaría «sorprendido» si no se detectan problemas similares a Doel III en el segundo reactor de la central belga de Tihange, cuyas inspecciones se llevarán ahora a cabo. «Hay más del 50% de probabilidades que encontremos fallos de fabricación similares», admitió, aunque hasta «mediados de septiembre» no se conocerán los resultados de los controles.
Aunque las primeras pruebas en Doel III apuntan a un fallo de fabricación en la vasija, el director de la agencia nuclear belga no descartó que las fisuras detectadas puedan deberse a un problema de calidad del acero empleado en su fabricación, algo que podría dar lugar «a un problema a nivel mundial» porque afectaría a todos los reactores de la misma generación que Doel y Tihange, es decir, alrededor de 350 del total de 450 que existen en todo el mundo.
De Roovere reconoció que el cierre de ambos reactores en Bélgica provocaría problemas de suministro eléctrico en el país en invierno, dado que se perdería una producción de unos 2.000 megavatios.
La Comisión Europea espera que los diferentes países realicen inspecciones en sus reactores y prometió «extraer las lecciones» a raíz de los problemas detectados en Doel III. En este sentido, apostó por que la legislación europea y nacional que cubre aspectos como la calidad de los materiales de las centrales nucleares y las normas sobre la protección de los empleados de las mismas «deben ser revisadas y controladas por las autoridades y los reguladores nacionales».
IU de CyL y la CEAN exigen la paralización de Garoña y Cofrentes
Por su parte, Izquierda Unida en Castilla y León y la Coordinadora Estatal Anti Nuclear (CEAN) exigieron la paralización de las centrales de Garoña y Cofrentes, después de que la FANC anunciara su decisión de cerrar el reactor nuclear Doel-III ante la detección de problemas de degradación de la vasija, cuyo fabricante sería el mismo en las tres instalaciones citadas.
A través de un comunicado, calificaron de «irresponsabilidad» que los representantes del CSN asistentes a la reunión en Bruselas aún no hayan informado directamente de los resultados de la reunión y de la información que fue puesta en su conocimiento.
«Creemos que es una negligencia que, dada la gravedad de los datos disponibles, el pleno del CSN no se haya reunido para decidir e informar sobre las medidas a aplicar en el caso de Garoña y Cofrentes, las centrales que pueden estar afectadas potencialmente por el mismo problema», censuraron IU y la CEAN.
Por ello, solicitaron al CSN y al Gobierno que, como medida de precaución, procedan a ordenar la parada inmediata de las centrales nucleares de Garoña y Cofrentes, y que determinen con urgencia un procedimiento para aplicar a las vasijas de ambas centrales las pruebas técnicas realizadas a la central de Doel-III, informando en el plazo más breve posible de los resultados de las mismas.
Desde IU en Castilla y León y la CEAN consideraron que lo sucedido en la nuclear de Doel-III y la transparencia informativa, independencia de criterio y visión del problema manifestada por la agencia reguladora belga FANC contrasta vivamente con la actitud histórica mantenida desde el CSN.
Además, se reafirman en que los hechos de Doel-III justifican su petición de un calendario de cierre ordenado y urgente de las centrales nucleares en funcionamiento, comenzando por la central de Garoña, a la que los acontecimientos de Doel-III añaden un nuevo argumento a una relación ya abrumadora de motivos para su cierre inmediato.
Asimismo, la diputada de Esquerra Unida en las Cortes valencianas, Marina Albiol, reclamó el cierre de la central nuclear de Cofrentes (Valencia) tras las advertencias realizadas por Willy de Roovere, y resaltó que el reactor supone un riesgo «real y latente» para la población.
Para Albiol, la decisión del Gobierno de mantener la central nuclear valenciana en funcionamiento es una «actitud irresponsable y peligrosa» y recordó que el Gobierno afirmó en una respuesta al diputado de EUPV-Els Verds en el Congreso, Ricardo Sixto, que mantendría abierta Cofrentes a pesar de los numerosos incidentes.
«Las recomendaciones de Bélgica muestran claramente que hay que cerrar Cofrentes y hay que hacerlo pronto«, insistió la diputada, que contrapuso la «pasividad» del Gobierno español frente a las medidas tomadas por el Ejecutivo belga, que revisó todas las centrales nucleares que tenían a la empresa Rotterdam Droogdok Maatschappij como proveedora.
«Sorprende la inactividad del Gobierno español y el poco interés en un asunto tan grave para la seguridad de la población«, concluyó Albiol.



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