La Agencia Europea de Medio Ambiente recomienda frenar la demanda de biomasa en la UE

«Es imprescindible que valoremos cómo podemos utilizar los recursos existentes de manera eficiente, antes de que impongamos demandas adicionales a la tierra para la producción de energía», dijo el director de la AEMA, Hans Bruyninckx.

La biomasa es una fuente de energía renovable que aprovecha la materia orgánica procedente, sobre todo, de los campos agrícolas, las masas forestales y los deshechos, con el objetivo de obtener energía para la calefacción, la electricidad o el transporte.

Según un informe de la AEMA, la producción de energía derivada de la biomasa, también conocida como bionergía, debería obedecer a los principios de eficiencia de los Veintiocho, por lo que sugirió reducir los recursos utilizados para generar cada unidad de energía.

Además, pidió minimizar el impacto medioambiental causado por la generación de energía por biomasa, debido a la utilización de amplias extensiones de terreno para el cultivo de los recursos orgánicos destinados a la producción de bioenergía.

«La bioenergía es un componente importante de la actual mezcla de recursos energéticos que utilizamos, que nos ayuda a garantizar un suministro estable», señaló Bruyninckx, quien advirtió, sin embargo, de que «la biomasa forestal y el suelo productivo son recursos limitados y forman parte del capital verde de Europa».

En 2010, la energía de la biomasa supuso en torno al 7,5% de la energía total consumida en la Unión Europea, aunque se prevé que alcance el 10% en 2020, lo que supone la mitad de la producción energética renovable a la que se han propuesto llegar los Estados miembros.

Precisamente, España es uno de los países con mayor potencial de generación de bionergía a partir de la agricultura, junto con Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía.

El informe de la AEMA señaló que los fines más eficientes para la bionergía son su utilización en la calefacción y la producción de biocarburantes de última generación, empleados como combustible en determinados medios de transporte.

Por ejemplo, destacó que los mismos recursos orgánicos pueden generar electricidad con una eficiencia del 30-35%, o bien calefacción con un rendimiento del 85%.

Si embargo, el estudio apuntó que los biocarburantes de primera generación, tales como el biodiesel, basado en la colza y el etanol a partir de trigo, suponen un uso mucho menos eficiente.

Por otro lado, recomendó ampliar la variedad de cultivos dedicados a la obtención de bioenergía, especialmente de cultivos energéticos, aquellos creados y explotados con el único objetivo de la obtención de biomasa, y sauces, con vistas a reducir el impacto medioambiental y ayudar a la prevención de inundaciones y filtraciones de agua.

La AEMA también advirtió en contra de la creencia extendida de que la producción de biomasa no genera emisiones contaminantes, ya que la conversión de antiguos bosques o sabanas en campos de cultivo no compensa el C02 que absorben las cosechas en su crecimiento.

La biomasa reactiva la economía y mejora la efieciencia

Por otra parte, Ence reaccionó al informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) destacando la capacidad de la biomasa no sólo para reactivar la economía, sino también para mejorar el medio ambiente y la eficiencia en los procesos energéticos

La compañía explicó que ya logró aumentar en un 21% el rendimiento energético de sus plantas de generación con biomasa y que en breve alcanzará rendimientos del 37% en sus nuevas generaciones de instalaciones.

El aprovechamiento de la biomasa, aseguró, supondría una importante contribución a la recuperación económica del país, dada la alta capacidad de esta tecnología para crear empleo, hasta el punto de procurar 19 puestos de trabajo por megavatio instalado.

Según Ence, la gestión responsable de la biomasa para la generación de energía tiene múltiples ventajas medioambientales, que la distinguen del resto de las energías renovables.

En este sentido, el cultivo energético con periodos de corta de 3 a 4 años y cercano al emplazamiento de la generación, como realiza Ence, ofrece un mejor balance en la captura de carbono y, por tanto, una mayor contribución a la mitigación del calentamiento climático.

El CO2 emitido durante su aprovechamiento energético, señaló, es igual que el captado de la atmósfera previamente por cultivos y bosques. Además, la captura es especialmente eficiente en los cultivos energéticos, ya que durante los primeros años de crecimiento son capaces de absorber más CO2 que los árboles maduros.

La Agencia Europea de Medio Ambiente recomienda frenar la demanda de biomasa en la UE

«Es imprescindible que valoremos cómo podemos utilizar los recursos existentes de manera eficiente, antes de que impongamos demandas adicionales a la tierra para la producción de energía», dijo el director de la AEMA, Hans Bruyninckx.

La biomasa es una fuente de energía renovable que aprovecha la materia orgánica procedente, sobre todo, de los campos agrícolas, las masas forestales y los deshechos, con el objetivo de obtener energía para la calefacción, la electricidad o el transporte.

Según un informe de la AEMA, la producción de energía derivada de la biomasa, también conocida como bionergía, debería obedecer a los principios de eficiencia de los Veintiocho, por lo que sugirió reducir los recursos utilizados para generar cada unidad de energía.

Además, pidió minimizar el impacto medioambiental causado por la generación de energía por biomasa, debido a la utilización de amplias extensiones de terreno para el cultivo de los recursos orgánicos destinados a la producción de bioenergía.

«La bioenergía es un componente importante de la actual mezcla de recursos energéticos que utilizamos, que nos ayuda a garantizar un suministro estable», señaló Bruyninckx, quien advirtió, sin embargo, de que «la biomasa forestal y el suelo productivo son recursos limitados y forman parte del capital verde de Europa».

En 2010, la energía de la biomasa supuso en torno al 7,5% de la energía total consumida en la Unión Europea, aunque se prevé que alcance el 10% en 2020, lo que supone la mitad de la producción energética renovable a la que se han propuesto llegar los Estados miembros.

Precisamente, España es uno de los países con mayor potencial de generación de bionergía a partir de la agricultura, junto con Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía.

El informe de la AEMA señaló que los fines más eficientes para la bionergía son su utilización en la calefacción y la producción de biocarburantes de última generación, empleados como combustible en determinados medios de transporte.

Por ejemplo, destacó que los mismos recursos orgánicos pueden generar electricidad con una eficiencia del 30-35%, o bien calefacción con un rendimiento del 85%.

Si embargo, el estudio apuntó que los biocarburantes de primera generación, tales como el biodiesel, basado en la colza y el etanol a partir de trigo, suponen un uso mucho menos eficiente.

Por otro lado, recomendó ampliar la variedad de cultivos dedicados a la obtención de bioenergía, especialmente de cultivos energéticos, aquellos creados y explotados con el único objetivo de la obtención de biomasa, y sauces, con vistas a reducir el impacto medioambiental y ayudar a la prevención de inundaciones y filtraciones de agua.

La AEMA también advirtió en contra de la creencia extendida de que la producción de biomasa no genera emisiones contaminantes, ya que la conversión de antiguos bosques o sabanas en campos de cultivo no compensa el C02 que absorben las cosechas en su crecimiento.

La biomasa reactiva la economía y mejora la efieciencia

Por otra parte, Ence reaccionó al informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) destacando la capacidad de la biomasa no sólo para reactivar la economía, sino también para mejorar el medio ambiente y la eficiencia en los procesos energéticos

La compañía explicó que ya logró aumentar en un 21% el rendimiento energético de sus plantas de generación con biomasa y que en breve alcanzará rendimientos del 37% en sus nuevas generaciones de instalaciones.

El aprovechamiento de la biomasa, aseguró, supondría una importante contribución a la recuperación económica del país, dada la alta capacidad de esta tecnología para crear empleo, hasta el punto de procurar 19 puestos de trabajo por megavatio instalado.

Según Ence, la gestión responsable de la biomasa para la generación de energía tiene múltiples ventajas medioambientales, que la distinguen del resto de las energías renovables.

En este sentido, el cultivo energético con periodos de corta de 3 a 4 años y cercano al emplazamiento de la generación, como realiza Ence, ofrece un mejor balance en la captura de carbono y, por tanto, una mayor contribución a la mitigación del calentamiento climático.

El CO2 emitido durante su aprovechamiento energético, señaló, es igual que el captado de la atmósfera previamente por cultivos y bosques. Además, la captura es especialmente eficiente en los cultivos energéticos, ya que durante los primeros años de crecimiento son capaces de absorber más CO2 que los árboles maduros.

La Agencia Europea de Medio Ambiente recomienda frenar la demanda de biomasa en la UE

«Es imprescindible que valoremos cómo podemos utilizar los recursos existentes de manera eficiente, antes de que impongamos demandas adicionales a la tierra para la producción de energía», dijo el director de la AEMA, Hans Bruyninckx.

La biomasa es una fuente de energía renovable que aprovecha la materia orgánica procedente, sobre todo, de los campos agrícolas, las masas forestales y los deshechos, con el objetivo de obtener energía para la calefacción, la electricidad o el transporte.

Según un informe de la AEMA, la producción de energía derivada de la biomasa, también conocida como bionergía, debería obedecer a los principios de eficiencia de los Veintiocho, por lo que sugirió reducir los recursos utilizados para generar cada unidad de energía.

Además, pidió minimizar el impacto medioambiental causado por la generación de energía por biomasa, debido a la utilización de amplias extensiones de terreno para el cultivo de los recursos orgánicos destinados a la producción de bioenergía.

«La bioenergía es un componente importante de la actual mezcla de recursos energéticos que utilizamos, que nos ayuda a garantizar un suministro estable», señaló Bruyninckx, quien advirtió, sin embargo, de que «la biomasa forestal y el suelo productivo son recursos limitados y forman parte del capital verde de Europa».

En 2010, la energía de la biomasa supuso en torno al 7,5% de la energía total consumida en la Unión Europea, aunque se prevé que alcance el 10% en 2020, lo que supone la mitad de la producción energética renovable a la que se han propuesto llegar los Estados miembros.

Precisamente, España es uno de los países con mayor potencial de generación de bionergía a partir de la agricultura, junto con Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía.

El informe de la AEMA señaló que los fines más eficientes para la bionergía son su utilización en la calefacción y la producción de biocarburantes de última generación, empleados como combustible en determinados medios de transporte.

Por ejemplo, destacó que los mismos recursos orgánicos pueden generar electricidad con una eficiencia del 30-35%, o bien calefacción con un rendimiento del 85%.

Si embargo, el estudio apuntó que los biocarburantes de primera generación, tales como el biodiesel, basado en la colza y el etanol a partir de trigo, suponen un uso mucho menos eficiente.

Por otro lado, recomendó ampliar la variedad de cultivos dedicados a la obtención de bioenergía, especialmente de cultivos energéticos, aquellos creados y explotados con el único objetivo de la obtención de biomasa, y sauces, con vistas a reducir el impacto medioambiental y ayudar a la prevención de inundaciones y filtraciones de agua.

La AEMA también advirtió en contra de la creencia extendida de que la producción de biomasa no genera emisiones contaminantes, ya que la conversión de antiguos bosques o sabanas en campos de cultivo no compensa el C02 que absorben las cosechas en su crecimiento.

La biomasa reactiva la economía y mejora la efieciencia

Por otra parte, Ence reaccionó al informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) destacando la capacidad de la biomasa no sólo para reactivar la economía, sino también para mejorar el medio ambiente y la eficiencia en los procesos energéticos

La compañía explicó que ya logró aumentar en un 21% el rendimiento energético de sus plantas de generación con biomasa y que en breve alcanzará rendimientos del 37% en sus nuevas generaciones de instalaciones.

El aprovechamiento de la biomasa, aseguró, supondría una importante contribución a la recuperación económica del país, dada la alta capacidad de esta tecnología para crear empleo, hasta el punto de procurar 19 puestos de trabajo por megavatio instalado.

Según Ence, la gestión responsable de la biomasa para la generación de energía tiene múltiples ventajas medioambientales, que la distinguen del resto de las energías renovables.

En este sentido, el cultivo energético con periodos de corta de 3 a 4 años y cercano al emplazamiento de la generación, como realiza Ence, ofrece un mejor balance en la captura de carbono y, por tanto, una mayor contribución a la mitigación del calentamiento climático.

El CO2 emitido durante su aprovechamiento energético, señaló, es igual que el captado de la atmósfera previamente por cultivos y bosques. Además, la captura es especialmente eficiente en los cultivos energéticos, ya que durante los primeros años de crecimiento son capaces de absorber más CO2 que los árboles maduros.

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