La afirmación de que España es el segundo país de la UE donde más subió la luz (un 46% entre 2008 y 2012) provoca las críticas de Unesa

Según el estudio «Precios y costes de la energía en Europa» de la Comisión Europea, que forma parte del paquete sobre clima y energía para 2030, el fuerte aumento se debe a la subida de los costes de distribución, el repunte del IVA, y las primas a las renovables y a la cogeneración.

De hecho, según el informe, España es el Estado miembro con mayores costes de transmisión y distribución (7 euros/kWh), por encima de Eslovaquia, Dinamarca y Lituania (que superan ligeramente los 6 euros/kWh).

Por detrás de España se sitúa Chipre (con una subida de la luz del 43% entre 2008 y 2012), Polonia (38%), Portugal (35%), Letonia (34%) y Estonia (32%). Los Estados miembros donde menos subió el precio de la luz fueron Italia y Bélgica (3%).

De media, los precios de la electricidad para los hogares en la Unión Europea aumentaron a un ritmo anual de más del 4% entre 2008 y 2012. Por lo que se refiere a las tarifas eléctricas para la industria en España, su aumento fue mucho menos pronunciado, del 12%, pero siguió el mismo patrón que en el caso de los hogares. En el conjunto de la Unión Europea, el aumento es del 3,5% anual.

Según el estudio, los precios para el gas doméstico en España aumentaron un 39,5% debido a la subida del IVA y de los costes de la red. Bruselas sostuvo que el informe demuestra que la subida de la luz en la Unión Europea no se debe principalmente a los costes de la lucha contra el cambio climático sino a los impuestos y a la distribución.

En este sentido, el informe destacó que los costes de la distribución de la electricidad aumentaron un 18,5% para la industria y un 30% para los hogares desde 2008.

Por todo ello, Bruselas señaló las profundas diferencias que existen entre Estados miembros, tanto en las políticas energéticas como en los costes e impuestos a la energía, como una debilidad que hay que solucionar en el mercado europeo.

«Está claro que tales costes pueden tener un impacto significativo en los precios totales de la energía y, por tanto, en la diferencia de precios entre Estados miembros y con sus socios comerciales», resumió el documento.

Unesa afirma que los datos son erróneos y Bruselas aclara

Ante estas afirmaciones, la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa) indicó que, en realidad, los costes ajenos que la Comisión Europea sumó a la distribución son las primas al régimen especial, los costes extrapeninsulares y las anualidades del déficit, además de otros costes regulados.

«El coste de distribución es erróneamente calculado como la diferencia entre los costes de redes, que incluyen todos los conceptos anteriores menos el coste de transporte», explicó la asociación.

Ante el criterio utilizado y la falta de homogeneidad en la composición de los costes de distribución de los distintos países, Unesa lamentó que el cálculo se realice a partir de un mecanismo que conduce a conclusiones «totalmente erróneas y sobredimensionadas en el caso de la actividad de distribución en España».

Este «error» cobra «aún más importancia si se tienen en cuenta las fuertes ayudas que el sistema eléctrico español concede a las fuentes de energía renovables», continuó.

De esta forma, en el documento los costes de la distribución eléctrica en España aparecen como los más altos de la Unión Europea, con 5,8 céntimos de euro por kilovatio hora (kWh), cuando, según datos de la CNMC, estos se sitúan en 2,1 céntimos por kWh.

«En realidad, son los costes de distribución más bajos de la Unión Europea», afirmó la asociación que aglutina a las principales compañías eléctricas, antes de recordar que «la remuneración que reciben las actividades de distribución y transporte en España está regulada y, por lo tanto, la metodología para su cálculo se publica en el BOE».

De hecho, un informe de KPMG para Unesa indicó que la retribución media a la distribución en Europa (se analizaron 14 países) es de 2,2 céntimos por kWh, mientras que la de España es de 1,9 céntimos. A España le superan nueve países, entre ellos Reino Unido (2 céntimos), Francia (2,5), Suecia (3,1) o Bélgica (3,2).

El informe indicó también que el coste medio de la distribución por cliente al año es de 179 euros en España, frente a la media de 257 euros. En Suecia se llegan a pagar 838 euros, mientras que en Noruega se alcanzan 670 euros y en Bélgica, 460 euros.

En euros por kilómetros de línea, en España se pagan 5.470, frente a la media de 6.620 euros en los catorce países europeos.
Bélgica, con 13.502 euros, es el que más pagan, frente a los 8.643 euros de Francia o los 8.476 euros de Países Bajos.

La CE aclara que el cálculo español incluye las primas renovables

Ante esta situación la Comisión Europea aclaró que el cálculo de los costes de distribución eléctrica de España, en el que el país acababa teniendo la partida más abultada de la Unión Europea, se realizó en el caso español incluyendo partidas ajenas a esta actividad, entre ellas los pagos por capacidad y las primas a las energías renovables.

Esta precisión fue realizada por Bruselas en una nota al pie de página a los gráficos de cálculo de los distintos costes eléctricos, recabados a partir de datos de Eurostat.

El alto coste de la energía en la UE reduce su competitividad

Asimismo, la Comisión Europea señaló que el alto coste de la energía en la Unión Europea reduce su competitividad frente a sus competidores internacionales y podría comprometer el liderazgo europeo en las exportaciones de productos intensivos en consumo de energía.

«La diferencia de precios de la energía entre la Unión Europea y sus principales socios económicos ha aumentado en los últimos años», aseguró el documento para fijar las metas de reducción de emisiones e impulso a las renovables para 2030.

Este análisis en profundidad, que la Comisión preparó a petición del Consejo Europeo, indicó que la electricidad cuesta en la Unión Europea dos veces más que en Estados Unidos y Rusia y un 20% más que en China, pero sufre menos interrupciones y fluctuaciones que en estos países.

Por su parte, el gas resulta entre tres y cuatro veces más caro que en EEUU, India o Rusia, y un 12% más que en China, según los datos del informe, que toma como referencia la evolución de precios entre 2008 y 2011.

Esta creciente distancia entre los precios en la Unión Europea y otros países, que el informe atribuyó a los impuestos y costes de la red de distribución, podría acabar afectando a la competitividad del bloque europeo, en especial a su liderazgo en las exportaciones y producción de las compañías intensivas en el uso de energía, aseguró la Comisión Europea.

«En los últimos años la Unión Europea ha reducido considerablemente la intensidad energética de sus exportaciones, mientras que las economías emergentes como Brasil, Rusia y China se están convirtiendo en fuentes cada vez más importantes de los componentes intermedios de energía intensiva«, sostuvo el texto.

Según la Agencia Internacional de la Energía, se espera que la creciente disparidad entre los precios energéticos de la Unión Europea y otras regiones reduzca la cuota europea en los mercados mundiales de exportación de bienes energéticos intensivos.

En este contexto, la Comisión Europea consideró importante completar el mercado interno de la energía en 2014 y seguir desarrollando las infraestructuras energéticas.

De cara a los próximos años, el análisis indicó que el precio de los combustibles fósiles seguirá subiendo y esto encarecerá el coste de la energía, pero adelantó que tras 2020 se espera una estabilización de los costes e incluso una bajada modesta a medida que los combustibles fósiles vayan siendo reemplazados por las renovables.

Greenpeace consideró que el precio de la energía no está teniendo un impacto en la competitividad europea y recalcó que, aunque ésta sea más cara, la industria de la Unión Europea la utiliza de manera más eficiente, mientras que las compañías americanas están perdiendo esa cualidad y son cada vez más vulnerables a los incrementos de precios.

La organización ecologista recordó además que las industrias intensivas en el uso de energía, como las del cemento o el vidrio, reciben subsidios y gozan de exenciones para compensar las diferencias de precios de la energía con los competidores extranjeros.

También recalcó que el propio informe de la Comisión Europea prueba que no se produjo un traslado de compañías europeas al exterior del territorio comunitario para evitar la legislación climática de la Unión Europea.

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