Jeremy Rifkin afirma que la crisis económica sólo podrá superarse cuando se acabe la era del petróleo
«Cuanto más se tarde en asumir que la burbuja del crédito y la crisis de deuda pública no son simplemente resultado de unos mercados excesivamente desregulados, más tardarán los líderes mundiales en llegar a la raíz de la crisis y arreglarla», afirmó Rifkin.
De hecho, en su opinión, el colapso de los mercados de septiembre de 2008 no sería sino una réplica del «terremoto» provocado por el precio del barril de petróleo, que llegó al máximo histórico de 147 dólares tres meses antes.
Por eso Rifkin consideró urgente poner en marcha los pilares de «La tercera revolución industrial» (Editorial Paidós), título que presentará en la Fundación Rafael del Pino, y en el que desarrolla la idea de que la fusión entre la tecnología de Internet y las energías renovables sustituirá en 30 años la actual «era del carbono», en declive por el agotamiento de las reservas fósiles.
Según sus investigaciones «las grandes revoluciones económicas del mundo ocurrieron cuando convergen los cambios en el sistema energético y en las comunicaciones», y así sucedió en el siglo XIX con la máquina de vapor y el ferrocarril y en el XX con el petróleo, el automóvil y la construcción.
Para el siglo XXI Rifkin -que fue consejero del gobierno de Barack Obama- pronosticó la producción descentralizada de energía limpia desde centenares de miles de hogares, oficinas o fábricas que pueda ser compartida en una suerte de «internet energético».
Este nuevo paradigma económico, cuya puesta en práctica pidió el Parlamento Europeo, fue defendida por el creador de la Foundation of Economic Trends ante líderes como la canciller alemana, Angela Merkel, con quien se entrevistó la semana pasada.
Rifkin asesoró también al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien describe como una persona «decente» y «madura» por la que siente un «gran respeto», pero que fue «defraudado por algún ministro de su gabinete», dice el americano.
«Me dijo que España no estuvo en la primera y la segunda revolución industrial, pero que no se perdería la tercera», recalcó Rifkin con pesar por el desarrollo de los acontecimientos que han colocado a España en un lugar especialmente delicado en el escenario mundial.
Pero resaltó con optimismo la existencia del movimiento del 15-M, una muestra de lo que él define como «el poder lateral», capaz de transmitirse al resto del mundo a través de vías informales, y que ahora debería salir de las calles para crear un movimiento político o un partido, opinó el economista.
«Estas personas tienen ahora la oportunidad de cambiar el mundo, y desarrollar la tercera revolución industrial, para crear una economía sostenible, parar el cambio climático y crear millones de empleos. Si no lo hacen -reflexionó Rifkin- perderán la oportunidad para una generación».



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