Japón admite que Fukushima «requiere vigilancia contínua»
En una rueda de prensa, el mandatario reconoció que le gustaría que los trabajos en la planta se desarrollaran con un mayor sentido de urgencia, ya que los niveles de radiactividad en las instalaciones se han disparado en los últimos días, debido a una fusión parcial de las barras de combustible de sus reactores.
En una lectura más económica, indicó que la emergencia nuclear y humanitaria desatada tras el terremoto y posterior tsunami ha retrasado las reformas fiscales que el Gobierno tenía previsto emprender. No obstante, adelantó que el Ejecutivo podría llevar a cabo una revisión de las rebajas en los impuestos corporativos, con el objetivo de financiar la reconstrucción del país.
Por su parte, los técnicos de la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) hallaron niveles muy altos de radiación (superan los mil milisievert por hora) en el agua de una zanja situada fuera de la zona de control de la central de Fukushima. Concretamente, la zanja se encuentra junto al edificio de turbinas del reactor 2. Tiene cuatro metros de profundidad y tres de anchura y dentro hay varias cañerías y cables del suministro eléctrico.
Los empleados quisieron garantizar que, si bien la zanja tiene 76 metros de largo y se aproxima a la costa, no se ha vertido agua contaminada al mar, puesto que se colocaron sacos de arena y bloques de hormigón en las paredes de estos agujeros, para evitar que viertan el líquido radiactivo a las aguas del Pacífico que bañan la costa de Fukushima.
Además, los técnicos tratan de estudiar cómo ha llegado hasta ahí la contaminación, aunque se cree que el agua podría proceder del tsunami o de las tareas de refrigeración. El vicepresidente de la compañía, Sakae Muto, dio órdenes para que se retire el agua contaminada lo antes posible, con el objetivo de «controlar que este agua que no salga».
Junto a los reactores 1 y 3 también se encontraron charcos, pero hasta el momento no se sabe si presentan alta radiación. Los trabajos de medición resultan complicados dados los riesgos que asumen los trabajadores al acercarse a las instalaciones, debido a la radiactividad.
Mientras tanto, la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón desmintió que el agua contaminada por radiación que se encuentra en las zanjas ubicadas alrededor de la central de Fukushima se haya desbordado.
Asimismo, TEPCO anunció la detección de plutonio en el suelo en cinco puntos de la planta, aunque aclaró que esto no supone un riesgo para la salud humana y que dicho plutonio procede de muestras tomadas hace una semana.
Muto también dijo que este hallazgo no va a hacer que se suspendan las tareas que se están realizando en la central para controlar los reactores dañados por el terremoto y el tsunami.
Asimismo, la francesa Areva enviará dos expertos nucleares a Japón para ayudar en las tareas de estabilización de la central Fukushima, respondiendo a la petición cursada por TEPCO, que solicitó ayuda a varias empresas galas.
En concreto, estos dos operarios se encargarán de retirar los materiales radiactivos detectados en el agua de la central, como consecuencia de la fusión de las barras de combustible de algunos de sus reactores, algo que se intentó evitar mediante la propulsión de agua, que finalmente resultó contaminada.
Los expertos, aunque son trabajadores de Areva, actualmente colaboran con la Comisión de Energía Atómica y Energías Alternativas de Francia, según informó el ministro de Industria y Energía galo, Eric Besson.
EDF ya anunció el pasado 18 de marzo una serie de medidas de ayuda para Japón, incluyendo el traslado de expertos y de robots a Fukushima, después de que comenzase a expulsar radiación, aunque una fuente cercana a Besson aseguró que este paquete no forma parte de la nueva petición de ayuda de TEPCO.
Por su parte, el jefe de Gabinete del Gobierno japonés, Yukio Edano, señaló que TEPCO no cumplió suficientemente rápido las órdenes del Gobierno, que en la madrugada del día 12 de marzo mandó ventilar las vasijas de los reactores de la central nuclear de Fukushima, lo que habría evitado las explosiones posteriores provocadas por la acumulación de vapor radiactivo.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, ordenó la apertura de las válvulas de las vasijas a las 1.30 horas del 12 de marzo, horas antes de su visita a la planta, explicó Edano tras ser interrogado por si la ventilación se había aplazado hasta después de la estancia de Kan.
Edano señaló que el Gobierno contaba con que el proceso de ventilación se iniciara sobre las 3.00, pero TEPCO no actuó hasta las 6.00, cuando estaba prevista la partida de Kan de Tokio hacia Fukushima. Tras conocer esta información el Gobierno reiteró a TEPCO que ventilara urgentemente las vasijas.
Kan llegó en helicóptero poco después de las 7.00 horas y pasó aproximadamente una hora en las instalaciones, ya que el Gobierno consideraba que la liberación del vapor de los reactores no suponía riesgo alguno para la salud humana.
En los días posteriores se registraron sendas explosiones de vapor de agua o hidrógeno en los reactores 1, 2, 3 y 4 de la central de Fukushima-1, lo que provocó una fuga radioactiva clasificada como incidente de nivel 5 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, formada por siete niveles.
También, la Agencia para la Seguridad Nuclear de Japón rechazó la petición de la ONG Greenpeace de extender la zona de evacuación alrededor de la planta nuclear, al confirmar que los niveles de radiación alcanzaron el nivel de 10 microsieverts por hora en la localidad de Itatee, a 40 kilómetros al noroeste de la planta nuclear.
Un miembro de la Agencia aseguró en rueda de prensa que estas mediciones no pueden considerarse como fiables. Además, añadió que la mayoría de las personas en la zona se habían ido y que difícilmente alguien vive en el área en este momento.
Las autoridades japonesas evacuaron el área de Fukushima en un radio de 20 kilómetros mientras intentan controlar los reactores tras el terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo. Entre los 20 y 30 kilómetros de distancia, pidieron a la población que no saliera de sus casas, aunque la semana pasada, el portavoz del Gobierno, Yukio Edano, les invitó a que abandonasen la zona.




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