Industria compara la dificultad de elaborar la reforma energética con la de dividir India y Pakistán
Tras el almuerzo posterior a la junta de la asociación siderúrgica Unesid, y en alusión a la reforma energética, Valero recordó que el imperio británico, para trazar la frontera entre India y Pakistán, recurrió a un coronel que permaneció un tiempo encerrado para encontrar la mejor solución. «Y todavía estamos en guerra por Cachemira, así que imaginen lo complicado que es», añadió.
«Lo que se está haciendo en el Ministerio es una cosa muy difícil y comprendo que afecta a todo el mundo de forma muy importante», dijo. «Es fácil decir que el reparto debe ser equilibrado y justo, pero en la práctica no es tan fácil», añadió, en alusión a la necesidad de distribuir la carga de las medidas entre empresas, consumidores y administraciones.
Valero también aludió al fuerte crecimiento de los costes energéticos en Europa en los últimos siete años, del 38%, muy superior al incremento del 4% en Estados Unidos. «Es evidente que tenemos un problema» y «la existencia de las renovables y otros interfiere en los procesos de fijación de precios».
Para el secretario general de Industria, es necesario disponer de precios predecibles y, «a ser posible», de contratos a largo plazo para la industria, que se dan en Europa con mucha más frecuencia que en España.
Junto a esto, ofreció a las empresas participantes en la junta de Unesid la posibilidad de constituir un grupo de trabajo para analizar la situación de la industria en Europa, donde el sector ha perdido 40.000 empleos desde el inicio de la crisis.
La siderurgia pide una reforma energética que no la debilite ante la «feroz competencia mundial»
Por su parte, el sector siderúrgico se encuentra «expectante» ante la aprobación de la reforma energética y reclamó al Gobierno que las empresas industriales estén «entre los objetivos de los redactores» de la nueva regulación, ya que es necesario impedir que las fábricas «queden atrás ante la feroz competencia internacional», anunció el presidente de Unesid, Gonzalo Urquijo.
Tras la junta anual de la asociación siderúrgica, Urquijo aseguró que la industria española tiene «los precios energéticos más caros de Europa» y lamentó que cada año se repita como un «mantra» este problema, que el Gobierno debe resolver «atendiendo a todos los intereses».
El sector ya se encuentra «desalentado ante el conjunto de medidas parciales» adoptadas en el sector energético, que provocó un «empeoramiento de la posición competitiva de la industria» y que dificultó su capacidad de «competir a nivel mundial en igualdad de condiciones», dijo.
Urquijo arremetió además contra la decisión del Parlamento Europeo encaminada a encarecer los derechos de emisión de CO2. «La política de cambio climático está absolutamente alejada de la realidad y los responsables europeos parecen de otro planeta», afirmó.
«Lejos de reconocer su fracaso, insisten en el empeño», lamentó, antes de advertir de que la siderurgia está «en ascuas» ante la decisión de la Eurocámara de «manipular los mercados de emisión para elevar artificialmente su precios». «De consumarse la medida, supondrá un encarecimiento directo de precios que agravará las condiciones de la industria», añadió.
Durante su intervención, el alto directivo de ArcelorMittal también advirtió de que la siderurgia española debe hacer frente a una caída de la demanda del 20% en 2012, que situó el consumo en niveles de la primera parte de los años noventa. La producción actual es similar a la de 1997.
«Solo las exportaciones mantienen el tono» del sector, advirtió, después de recordar el efecto negativo sobre la industria asociado al descenso de la inversión pública y a la caída de la actividad de construcción.
En la actualidad, las empresas sufren dificultades de financiación que «agravan la situación y que suponen un motivo de preocupación adicional», explicó. Además, se encuentran con barreras arancelarias a la exportación a países extracomunitarios que contrastan con «la apertura sin límites del mercado europeo».
La producción de acero bruto cayó un 12% en España en 2012, hasta 13,6 millones de toneladas, mientras que el consumo aparente, tras el retroceso del 20%, se situó en 10,6 millones de toneladas al cierre del pasado ejercicio.





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