Golpe en el corazón catalán de la política energética

El alcance de la noticia es mayor del que pudiera parecer a primera vista, por lo que es importante saber qué hay detrás de esta noticia y su secuencia posterior. Primero, porque en la actualidad hay dos grandes e importantes empresas muy influyentes en el sector energético, que son Repsol y Gas Natural Fenosa, claramente relacionadas con Cataluña. Segundo porque el sector institucional y político energético ha estado copado en los últimos años de personas afines al mundo catalán, próximo a las distintas facciones del PSC. Y, tercero, por la fuente, por la buena información que tiene habitualmente el diario Cinco Días en el entorno del partido del Gobierno.

De hecho, desde su publicación se están trazando varias teorías más o menos conspiratorias al respecto, las cuales señalan de una forma u otra al propio PSOE, haciendo bueno el adagio de que no hay mejor astilla que la de la misma madera.

En la primera línea conspiratoria está la posibilidad de que se trate del resultado de una lucha de «familias» dentro del partido del Gobierno por el control del área institucional de la energía o la propia deconstrucción del aparato político actual vinculado a la energía. Por tanto, la línea más directa sería identificar si hay interés en promover la debilidad de la posición del actual ministro de Industria, Miguel Sebastián, por haber permitido colocar en la tarifa gasista los últimos 140 millones de euros de la discordia (en su momento, el nombramiento de Sebastián fue visto como un retroceso para el entorno catalán). Con una lectura un poco atenta se puede advertir que los hechos relativos a Montilla que se contienen en la noticia están bastante amortizados, tanto casi como el propio Ministro Montilla. Y, en segundo lugar, estarían operando los posicionamientos de cara a la salida de Zapatero y una eventual recomposición del Gobierno.

En una línea, quizá más lejana y contextual, se pueden identificar más posibles familias socialistas en liza. Hasta hace no mucho, en el seno del PSOE, la cuestión de la energía había tenido la tradición, de colocar al frente de este sector, lo que podríamos denominar como la conexión vasco-navarra. Ministros como Claudio Aranzadi en su momento o José Manuel Eguiagaray, incluso Carlos Solchaga, son ejemplos de esta corriente. Igualmente, queda un conjunto muy localizado de «retroprogresivos» que tampoco están satisfechos de la línea que sigue el área energética del Gobierno. O, se podrían haber conjurado varios de estos colectivos en una tormenta perfecta.

Por su parte, tras los ocho años de gobierno del Partido Popular, la vuelta al gobierno del Partido Socialista hizo que aflorase en el sector energético, la familia «catalana» del PSC de forma que cobrase un total protagonismo, incluso el control, en el sector energético español, de la mano además del tripartito, de infausto recuerdo en Ferraz. Desde el nombramiento como ministro de José Montilla, pasando por el traspaso directo de Joan Clos, cuya sustitución se pactó en el propio Palacio de la Moncloa entre Zapatero y el ex presidente de la Generalitat. Posteriormente, esto devino en la designación de Ignasi Nieto como Secretario General de Energía. Y hay que añadir en este conjunto la presencia de otros personajes como la presidenta de la Comisión Nacional de Energía, Maite Costa o el presidente de Enagás, Antoni Llardén, operador de transporte y gestor del sistema gasista español. Todos ellos puestos neurálgicos del sector energético y gasista, como se puede más o menos comprobar con una lista y una quiniela a la vez.

Los cuestionamientos dentro del Partido Socialista respecto del clan catalán en el sector energético son cada vez más frecuentes y menos indisimulados. En primer lugar, advierten en privado de los comportamientos que definen un «estilo propio» de hacer las cosas…, menos «sofisticado» desde el punto de vista regulatorio, con tendencia a la gestión muy directa de los asuntos e intereses de las empresas radicadas en Cataluña. Al menos antagónico con la ortodoxia más clásica del partido.

En segundo lugar, también advierten que las relaciones entre el Ejecutivo, el Ministerio y la Comisión son demasiado próximas al entorno de Repsol y Gas Natural Fenosa (con especial proximidad y foco en el papel de Antoni Brufau). Desde el apoyo a las operaciones corporativas de hace seis años que tanto coste político supuso al PSOE, al ajuste de las condiciones que la Comisión Nacional de Competencia impuso a la operación Gas Natural-Unión Fenosa, hay un halo de afinidad, cada vez más perceptible.

Ahora, el hecho de que las tarifas de gas aprobadas en diciembre incorporaran un recargo de 150 millones de euros, en contra de un dictamen de la CNE sitúa también en el punto de mira al actual equipo del Ministerio de Industria y a la propia CNE, cuya presidenta hizo un voto particular contra el dictamen de los servicios del organismo respecto del monto citado (amplificado, por cierto, en la edición de Cinco Días hasta los 200 millones de euros). Sea cual fuere la motivación para la publicación de esta noticia en Cinco Días, su ventilación pública es un contratiempo contra las estrategias de Gas Natural Fenosa y su situación financiera: el instrumento, desvelar con escándalo mecanismos de interacción entre empresa y regulador, en cada cuestión regulatoria para conseguir oxígeno y liquidez, tacita a tacita.

Por otra parte, parece que la Generalitat con Artur Mas al frente también ha entrado a fondo en el nacionalismo empresarial del que serían bandera Gas Natural Fenosa y Repsol, con gestos expresos para blindar su accionariado frente a intereses extranjeros. Y ese nacionalismo también se traduce en un apoyo oblicuo a los asuntos regulatorios de interés para el grupo. Por eso, la renovación de la Comisión Nacional de Energía despierta toda clase de conjeturas en torno a la procedencia de los sucesores de los actuales consejeros y de la actual presidenta.

El asunto es que esta noticia se produce / se difunde / se desvela en un momento de cambio en los órganos reguladores en el caso de la energía y ya se están empezando a posicionar alrededor intereses y facciones. Algo se está moviendo y parece que en el asunto y origen del mismo hay mar de fondo. Habrá que estar atentos.

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