Fukushima provocó una pausa en el programa nuclear que ya se está superando, según afirma la OCDE
Así, el responsable nuclear de la OCDE consideró que la mayoría de los Estados siguen teniendo en cuenta el programa nuclear y «poco a poco» se está retomando esta energía, «tras la pausa» causada por accidente.
Echávarri explicó que aún se continúan refrigerando los reactores, cuya temperatura bajó notablemente, y que tres años después del accidente hay «cierto sentimiento» de que los reactores están «a buen nivel de control» por lo que la mayor preocupación aún sigue siendo el control del agua radiactiva.
En este contexto, manifestó que el impacto actual en la salud pública es «mínimo» y apuntó que 3.000 personas trabajan en la planta a diario para tratar de avanzar en la descontaminación y el desescombro.
Respecto a informaciones que señalan que personas de bajos recursos e indigentes son quienes realizan las tareas más peligrosas, Echávarri estimó que estas afirmaciones son «extrañísimas» porque, tras visitar la central, explicó que cada persona lleva un dosímetro y son labores «muy especializadas que no puede realizar cualquiera». En todo caso, dijo que no sabe lo que sucede en todos los pueblos de la zona.
En cuanto al florecimiento de programas nucleares en varios países que se vivía hasta el momento de este accidente «grave e importantísimo», reconoció que había un «gran interés» que llevó a «repensar» pero «poco a poco, la mayor parte de los Estados asimiló el accidente y está retomando sus planes».
De hecho, Echávarri apuntó que, de los reactores que operaban hace tres años, «solo se pararon dos reactores en Japón por razones de seguridad», mientras que el resto continúan y otros pararon por razones políticas, a pesar de que no había necesidad inmediata de clausura.
Asimismo, recordó que en esa fecha había 65 centrales en construcción en todo el mundo mientras en la actualidad hay 71 plantas en marcha. «Ha habido una pausa en las nuevas construcciones. Pero tres años después y con nuevos criterios de seguridad hay interés en mantener los reactores existentes y en nuevas plantas«, manifestó.
Sin embargo, más allá del accidente, el responsable nuclear de la OCDE estimó que el factor Fukushima se está empezando a superar y ahora «el gran obstáculo» son la crisis económica y la falta de crecimiento de demanda eléctrica provocada por esta y las condiciones para los inversores, que ven nuevas oportunidades en otras alternativas como el fracking.
En este sentido, señaló que Asia es el continente con mayor número de reactores en construcción, con China a la cabeza, ya que en este país se alzan 31 plantas, casi la mitad de las que están en construcción en este momento en el mundo.
Además, Echávarri destacó que España participó en la evaluación en profundidad de Fukushima y de su parque atómico. Igualmente, agregó que la concatenación de circunstancias que acaecieron en el accidente de Japón «no tienen una cierta realidad en España» y, a pesar de ello, se incorporaron algunas mejoras adicionales de seguridad.
Por este motivo, manifestó que «las centrales españolas están en la mejor posición para extender su vida útil», como en Estados Unidos, donde podrán operar hasta 60 años. «Es una alternativa muy factible y atractiva en España. Pero en base a los requisitos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN)», valoró.
En concreto, sobre la situación de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) dijo que se trata de un caso «muy especial» con más de 40 años de operación y en una situación de cambios de normativa importantes para el rendimiento económico.
De este modo, recordó que para una central atómica necesita que el propietario vea «atractivo» producir electricidad y que tenga todos los permisos del CSN. Así, Echávarri apuntó que tras las condiciones en que se debe operar hubo varios cambios en la retribución e impuestos que llevaron al titular a pensar en que quizá «no sea tan interesante».
En todo caso, opinó que «lo importante» es que si Garoña vuelve a operar sea «bajo el control riguroso del CSN y de las condiciones de sus técnicos».
Finalmente, defendió la energía nuclear como una electricidad de base «fundamental» que no compite con las renovables, sino con el gas y el carbón y que, a diferencia de estas no emite CO2, algo «fundamental para evitar el cambio climático».
Los ecologistas califican la situación en Fukushima de «catastrófica»
Por su parte, Ecologistas en Acción y Greenpeace consideraron que la situación en la central nuclear de Fukushima y en su entorno, es «catastrófica», tres años después del accidente que sufrió la planta a raíz del tsunami que siguió a un terremoto de 9 grados de magnitud.
En este sentido, manifestaron que, a pesar del tiempo transcurrido y de que Japón es una potencia tecnológica, la situación en Fukushima «sigue siendo catastrófica» se siguen produciendo sucesos nucleares como fugas de agua radiactiva, que están llegando al agua y al suelo y en la zona hay una radiación de 1 sievert a la hora, lo que significa que si alguien entra en contacto con ese agua moriría en pocas horas.
En cuanto a la situación de la población, el portavoz nuclear de Ecologistas en Acción, Paco Castejón, manifestó que esta es la tarea de descontaminación más grande de toda la historia porque se está tratando de limpiar un área enorme de todos los radioisótopos, mientras que unas 52.000 personas siguen viviendo fuera de sus casas, en viviendas prefabricadas y que los niños de las poblaciones cercanas tienen limitado el tiempo de juego al aire libre, lo que influye en su salud física y psíquica.
Además, estimó que «lo peor de lo que queda por delante» es el desmantelamiento de la planta, ya que no hay precedentes de desmontaje en reactores total o parcialmente fundidos, como es el caso de los reactores 1, 2 y 3. Hasta ahora, los precedentes en esta situación se cubrieron con un sarcófago, como en el caso de Chernóbil (Ucrania), o se sellaron con hormigón, como en el caso de Three Miles Island (Estados Unidos). En este caso no es uno reactor, sino tres y el recinto es bastante mayor.
De este modo, Castejón consideró que aún faltan dos o tres años para que la descontaminación sea efectiva y los niveles de radiación puedan estar por debajo de lo permitido y la población pueda volver a sus casas. En todo caso, añadió que en un radio de tres kilómetros de radio de la planta atómica seguirá siendo inhabitable durante
Asimismo, aún se deberá seguir inyectando agua de mar para mantener los reactores fríos porque el accidente aún sigue sin controlar. El recinto de la central, de tres kilómetros de radio, va a resultar inhabitable durante miles de años. Así, puso de ejemplo que en España hay municipios situados a menos de tres kilómetros de centrales nucleares, como en Trillo (Guadalajara).
De este modo, el portavoz ecologista concluyó que después de cada accidente se extraen conclusiones y se aplican lecciones, pero «siempre habrá algo que se escape al conocimiento y las consecuencias son catastróficas». Además, recordó que en Fukushima el iniciador del accidente fue el tsunami, un suceso externo, lo que demuestra que, por mucho que se controle la central, no es posible el control absoluto.
Tras el accidente, según recordó algunos países «se empeñaron» en mantener sus programas nucleares y otros cerraron sus plantas o las cerrarán progresivamente. Sin embargo, Finlandia sigue adelante con la construcción de su quinto reactor, Francia mantiene todas sus empresas y Reino Unido está planificando una nueva central.
Respecto a España, lamentó que el Gobierno se empeñe «más que los dueños» en reabrir la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) y criticó que el Gobierno haya legislado varias veces para intentar que Garoña vuelva a operar, lo que significa que el Ejecutivo está «legislando a la medida de una empresa privada».
Por su parte, la responsable del programa de energía y cambio climático de Greenpeace, Raquel Montón, aseguró que «las cosas están igual o peor» porque las víctimas llevan «tres años abandonadas en el limbo» y sigue habiendo 30.000 personas habitando viviendas «provisionales» de dos habitaciones.
Asimismo, lamentó que la población no está cobrando unas indemnizaciones que, por otro lado, son insuficientes y no volverán a sus casas por mucho que el Gobierno que es seguro, ya que no se fían de sus mediciones.
En este contexto, calificó de «escandaloso» que los fabricantes de componentes y equipos nucleares sigan sin tener responsabilidad civil ante cualquier tipo de fallo o accidente y que la legislación señale que no se puede reclamar de un país a otro, de acuerdo con el Convenio sobre indemnización suplementaria por daños nucleares.
Respecto a las pruebas de resistencia efectuadas en el parque atómico español tras el accidente en el país nipón, se calculó que las plantas francesas deberán invertir unos 50.000 millones de euros para adaptarse a los nuevos requerimientos de los estrés test. En estas mejoras no se incluye las pertinentes por envejecimiento de cada reactor.
A su juicio, Europa debería plantearse la edad de su parque nuclear e ir cerrando las centrales a medida que van cumpliendo 40 años porque los fallos pueden llegar desde fuera y porque Fukushima, que «desbordó todas las previsiones», ha demostrado que el riesgo «no es nunca cero».
En cuanto a las repercusiones sociales apuntó que, de acuerdo con un informe de Cruz Roja, hay más muertes por el estrés provocado por el accidente, la evacuación y no poder volver a sus casas que las propias del propio accidente. Según el periódico japonés «Manichi«, en diciembre de 2013 en la prefectura de Fukushima, el número de muertes indirectas de la evacuación, que asciende a 1.605 personas, superó los directamente causadas por el terremoto y tsunami.
A nivel local, manifestó que la realidad nuclear en España «es el colmo» porque se intenta dar una tercer oportunidad a los dueños de Garoña (Burgos), cuyo reactor es «exactamente igual» al de Fukushima y tiene «los mismos problemas» que aquel. «Si algo aprendimos de Fukushima, igual que en Garoña, es la existencia de la connivencia de operadores, regulador y el Gobierno», denunció.
Finalmente, quiso dejar patente que en España el Ejecutivo hace «leyes al dictado de las eléctricas, siguiendo el guión de Fukushima. Montón valoró que es fácil hacer un paralelismo» con lo que ocurría en Japón antes «del peor accidente nuclear de la historia que se produjo por fallos humanos», y concluyó que la nuclear no es inocua ni tiene riesgo cero.




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