Foro Nuclear afirma que hacer ideología con la tecnología «da malos resultados para todos»

A juicio del presidente de la patronal, que preside la organización desde abril de 2013, la planificación energética necesita estabilidad normativa, regulatoria, fiscal y un amplio consenso, porque de lo contrario «ocurre lo que estamos viviendo ahora, que estamos al vaivén de los cambios políticos de turno», sostuvo.

«Al final es hacer ideología con la tecnología y cuando se hacen estas cosas los resultados son malos para todos», explicó Cornadó (Lleida, 1961) en una entrevista concedida con motivo de la edición del informe «Resultados y Perspectivas Nucleares para el año 2014. Un año de energía nuclear«.

El también director de comunicación de Nuclenor (propietaria de la central de Garoña y participada al 50% por Endesa e Iberdrola) insistió en la necesidad de poner las bases de un consenso para saber cuál es la situación del país en materia energética, cuáles son los retos y la forma más adecuada de abordarlos.

«Debería ser un asunto que no se cuestionara cada cuatro años, que hubiera continuidad; eso ayuda muchísimo a las empresas para planificar mejor sus inversiones, a los consumidores porque tienen la certidumbre sobre el suministro, a la administración porque no tiene que cambiar de normas ni de reglamentos…».

Sobre las críticas que recibe el Foro desde distintas organizaciones por lo que ellas consideran exagerados beneficios económicos de las nucleares, dijo respetar a todo el mundo, pero matizó que cualquiera que haya visto la evolución del sector en los últimos años verá «que tienen muy poco fundamento».

Rechazó también las críticas de los ecologistas sobre la seguridad de Garoña (la más veterana del parque español): «Llevamos oyendo lo mismo desde hace más de 20 años y la planta ha operado de una forma muy estable y segura. Las evaluaciones del Consejo de Seguridad Nuclear lo reflejan».

«Cada uno de nosotros podemos tener una opinión, pero quien tiene la capacidad de evaluar técnicamente y de una forma solvente es el CSN y ya en 2009 dictaminó unánimemente que Garoña podía operar de forma segura diez años más».

Si se cumplen las condiciones de seguridad «¿porqué no va a seguir? Sería desperdiciar un activo», se preguntó, y respondió al mismo tiempo con respecto a la petición del titular de Garoña de continuar funcionando hasta el 2031.

«Vamos a confiar en la capacidad técnica, solvencia e independencia del CSN cuando la evalúe ahora otra vez», dijo.

En cuanto a la insistente reclamación del sector de alargar la vida útil del parque nuclear español, afirmó que el tema del largo plazo es una «tendencia»: se está viendo con ojos distintos, no sólo en Estados Unidos que lleva un camino de muy largo recorrido, sino también en el entorno europeo.

Depender de que Ucrania o el norte de África sea más o menos estable para el acopio de las materias primas (gas), «es un asunto en el que hay que minimizar el riesgo. Operar a largo (plazo) las centrales nucleares ayudaría a eso».

Operar las plantas atómicas españolas veinte años más equivale al consumo eléctrico actual de cinco años en el país, recordó.

El modelo es Estados Unidos porque la tecnología de referencia en las instalaciones nucleares españolas es estadounidense.

Más que hablar de anualidades concretas sobre el posible alargamiento de la vida útil de las plantas, Cornadó prefirió hablar de criterios de evaluación «sólidos, predecibles, estables y que garanticen una operación segura y eso tiene que ver, lógicamente, con las empresas propietarias, con el regulador que tiene que evaluar esas mejoras, modificaciones y actualizaciones tecnológicas…».

Las autorizaciones de explotación de las nucleares en Estados Unidos se prolongaron durante 40 años en lugar de los 10 años de España.

Por otro lado no mostró dudas acerca de que las plantas españolas cumplirán el calendario del Consejo de Seguridad Nuclear para implementar todas las medidas derivadas de las pruebas de estrés (post Fukushima).

«Está habiendo un esfuerzo importante por incorporar las mejoras y sin ninguna duda se van a cumplir los plazos», hasta 2016, agregó el presidente del Foro.

Concluyó que en la recién aprobada Directiva sobre seguridad nuclear, que fija en seis años la evaluación completa de las plantas atómicas, en lugar de los diez años de España, lo relevante no son los años sino el «buen control» sobre las instalaciones. Hay que esperar a la transposición al derecho español y ver cómo «encaja con la práctica habitual».

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