Fecsa-Endesa defiende que la línea eléctrica que originó el incendio de Gargallà en 1994 cumple con la ley
En el juzgado de primera instancia número 11 de Barcelona se inició el juicio contra Endesa por la demanda que presentaron los propietarios en base a la sentencia de la Audiencia de Barcelona que absolvió a un responsable de mantenimiento de la compañía.
En 2007 el juez absolvió al antiguo responsable de mantenimiento de Fecsa-Endesa –pedían de entre uno y tres años de prisión para él–, aunque la sentencia consideró probado que el cable eléctrico «no quedaba suficientemente protegido contra cortocircuitos y sobrecargas».
En el juicio actual, el representante legal de la compañía eléctrica Josep Camins, técnico gestor en líneas de media y baja gestión, admitió que desde que se instaló en 1970 la línea eléctrica de Gargallà, donde supuestamente comenzó el fuego, no había sido mejorada, pero era totalmente segura. Y afirmó que «no se puede plantar un poste en un campo sin permiso. Ni ahora ni en 1970».
Insistió en que cada tres años los técnicos de Fecsa-Endesa revisaban las líneas de alta tensión y, por lo tanto, también las de baja, remarcando que la última inspección fue en 1993, un año antes del incendio.
Además, apuntó que desconocían que ese tramo eléctrico funcionara mal y que tres días después del incendio se revisó: «La que iba hasta Gargallà tenía un palo dañado por el incendio aunque funcionaba, pero lo que sí que estaba fatal era la línea que estaba en el suelo».
Según la versión del técnico, la «vida técnica útil» de una línea eléctrica es de 40 años, por lo que a su juicio la de Gargallà estaba en perfectas condiciones, pese a estar compuesta de cableado envuelto de PVC, un material que Endesa dejó de utilizar en 1980 al sustituirlo por cable trenzado pero que, a juicio de Camins, todavía se conserva en muchas instalaciones.
Según el entonces alcalde de Montmajor –del que Gargallà es pedanía– y uno de los denunciantes, Miquel Boixadera, en 1988 cayeron hilos eléctricos que ocasionaron un incendio que pudieron apagar a tiempo y que, a partir de este hecho, llevaba pidiendo a Fecsa-Endesa que revisara las líneas.
También evidenció que la empresa sólo limpiaba de vegetación la línea principal (alta tensión), y que tenía las otras abandonadas, por lo que había masa combustible acumulada.
Sin embargo, uno de los propietarios que interpuso la demanda sostuvo que vio como se desprendían «trozos de plástico encendidos que formaban una cortina de fuego» y que observó claramente que se originaba en la línea eléctrica, de la que «saltaba chispas» que prendían fuego a un campo segado de cereales y, desde ese punto, el incendio se propagó hacia la zona forestal próxima, en la pedanía de Gargallà.
En este juicio, que durará dos semanas, los afectados (propietarios forestales y agrícolas) intentan la vía civil, por lo que un centenar de afectados piden indemnizaciones de entre 50 y 115 millones de euros.

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