Europa trata de impulsar el corredor energético sur para evitar los cortes de suministro durante las crisis periódicas entre Ucrania y Rusia
Políticos griegos, búlgaros, estadounidenses, miembros de la Comisión Europea y representantes de diferentes compañías energéticas se reunieron la semana pasada en el Foro de Energía de Atenas para destacar la importancia de que Europa ponga en marcha sus propios circuitos de distribución de energía y disminuir así su dependencia energética de Rusia.
Todos coincidieron en afirmar que Europa necesita estas infraestructuras para poder equilibrar los precios energéticos y lograr así una mayor cohesión de su mercado interno.
El conflicto que desde hace varios meses vive Ucrania puso de manifiesto «una de las grandes debilidades de Europa: la dependencia de las fuentes de energía importadas», dijo el vicedirector General de Energía de la Comisión Europea, Fabrizio Barbaso.
En la actualidad, los gasoductos ucranianos transportan el 70% del gas ruso a Europa, que equivale a la quinta parte del gas que consumen los europeos. Una dependencia de la que Europa está lejos de escapar, según, David Koranyi, vicedirector de la organización Atlantic Council.
«Es imposible (reducir la dependencia) incluso a medio plazo porque el nivel de dependencia de los estados europeos respecto a Rusia es muy elevado. Esto no significa que no podamos dar pasos para restar influencia a Rusia en el centro y el este de Europa impulsando formas de diversificar el suministro, especialmente de gas», afirmó Koranyi.
Según Koranyi, la crisis de Ucrania ha dado impulso al corredor energético sur, aunque, en su opinión, se requerirán fondos de la Unión Europea para garantizar su objetivo geopolítico, ya que la sola iniciativa empresarial privada podría no bastar.
Dentro de esta iniciativa de la Unión Europea, el proyecto que más rápido está avanzando es el gasoducto Transadriático (TAP), aprobado en 2013, que comunicará Grecia, Albania e Italia -bajo las aguas de mar Adriático- y enlazará con otras tuberías a través de Turquía, Georgia y Azerbaiyán, permitiendo traer gas desde el mar Caspio hasta los mercados europeos.
«Necesitamos que el TAP se finalice porque es el mayor proyecto energético de Europa con 400 kilómetros de tuberías», afirmó Amos Hochstein, funcionario de alto rango del Departamento de Estado de EEUU.
El Gobierno griego anunció esta semana la elaboración de un estudio de viabilidad de un nuevo gasoducto, el del Mediterráneo Oriental, que uniría Israel con la costa de Chipre, seguiría hacia la isla griega de Creta y continuaría por la costa occidental de Grecia hasta adentrarse en territorio continental.
El gasoducto del Mediterráneo Oriental tiene, según Koranyi, un «interés geoestratégico» para la Unión Euroepa, ya que conectaría con los campos gasísticos recientemente descubiertos en aguas del sur de Chipre e Israel.
Se prevé que la infraestructura, con una capacidad para transportar 8.000 millones de metros cúbicos de gas al año, empiece a funcionar en 2018.
Otra de las posibles construcciones sería el paso del gasoducto desde Israel a Chipre y desde el norte de esa isla hasta el interconector de Ceyhan, en el sur de Turquía, de manera que enlazase con la red de tuberías turcas que ya está conectada con la distribución europea.
Según un técnico, una tubería entre Chipre y Grecia tendría un coste cinco veces superior al de una que conectase Chipre y Turquía. El problema es que Chipre y Turquía mantienen un conflicto político por la división de la isla y hasta su solución resulta imposible que se lleve a cabo un proyecto de estas características.
«La dificultad es como tener en cuenta los intereses de Turquía en este caso (si se opta por el corredor sur) porque es hoy el mercado más importante de gas natural de Europa y su demanda de gas va en aumento», afirmó Koranyi.
Tampoco se conoce si las reservas de gas en Chipre serían suficientes para abastecer al resto de Europa. «No sabemos cuánto gas hay en Chipre, pero creemos que hay reservas importantes alrededor de Chipre para suministrar a Europa», dijo Koranyi.




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