España ve un «paso muy importante» en el acuerdo de la cumbre de Lima

Isabel García Tejerina se mostró muy satisfecha por el acuerdo alcanzado en la conferencia de la ONU sobre cambio climático celebrada en Lima porque, a su juicio, supone un «paso muy importante» al comprometer a 196 países a reducir sus emisiones. «Es un salto cuantitativo y cualitativo muy importante sobre lo que fue Kioto. Solamente 37 países contribuyeron en Kioto a reducir los gases efecto invernadero. En Lima, hemos acordado 196 países que presentaremos nuestras contribuciones, nuestro esfuerzo» contra el cambio climático, apuntó la ministra.

«Intereses muy distintos, realidades muy distintas, pero un objetivo común que se ha plasmado en esta declaración de Lima y es que todos vamos a poner algo de nuestra parte para frenar el cambio climático», resaltó Tejerina, que confía en que se puede lograr un acuerdo global en la cita decisiva de París, en 2015. «Este texto final ha requerido de mucho esfuerzo de todas las partes, por lo que este acuerdo alcanzado es la clara evidencia de la voluntad de todos los países para frenar el cambio climático», indicó.

Tejerina quiso felicitar al Gobierno de Perú por «su magnífica organización» y, especialmente, a su ministro del Ambiente y presidente de la Cumbre, Manuel Pulgar, «por el excelente trabajo llevado a cabo en estas dos intensas semanas y por su empeño en poner de acuerdo a todas las partes para alcanzar el consenso». El resto de la delegación española en Lima estuvo compuesto por el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, y por la directora general de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), Susana Magro, junto a varios técnicos de la OECC.

Acuerdo de mínimos en Lima

La denominada Llamada de Lima para la Acción Climática estipula que todos los países, tanto los desarrollados como los emergentes, emprenderán acciones inmediatas para combatir el cambio climático. Sin embargo, se desconoce si el plan de acción será suficiente para alcanzar el objetivo: reducir el calentamiento global al límite establecido de dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. «A mí me parece que está bien, y creo que es un acuerdo que nos impulsa», apuntó el ministro de Medio Ambiente peruano y presidente de la cumbre, Manuel Pulgar-Vidal.

Hay que destacar que el acuerdo impone a las naciones desarrolladas la responsabilidad de abanderar la lucha contra el cambio climático proporcionando apoyo financiero a los países en desarrollo quienes, a su vez, deberán adoptar medidas para frenar la contaminación que genera su emergente industria. Países como India, cuyo ministro para el Medio Ambiente, Prakash Javedekar, expresó su satisfacción, ante la responsabilidad asumida por los países más desarrollados, que supone un cambio de tendencia tras 20 años en los que las principales economías del mundo renunciaron a liderar esta lucha.

Así, los 190 países firmantes acordaron un principio de fecha límite, el 31 de marzo de 2015, para establecer sus propios planes de compromiso de reducción de emisiones. En suma, «se trata de un buen documento que prepara el camino a la cumbre de París», según el Comisario Europeo de Cambio Climático y Energía, Miguel Arias Cañete. Los 28 Estados miembro de la Unión Europea flexibilizaron su postura inicial para conseguir ese texto final de Lima que implicara definitivamente a todos los países del mundo.

«No garantiza un compromiso claro»

Greenpeace lamentó que la cumbre de Lima no sirva «para garantizar un compromiso claro y comparable en los planes climáticos que los Estados deberán presentar y que será crucial para alcanzar un acuerdo ambicioso en la cumbre del clima de París en 2015«. Además criticó que en Lima «no se haya definido la información que tendrá que presentar cada país en los próximos meses y deje en manos de cada uno los objetivos que quiera presentar en términos de reducción de emisiones y otras acciones».

Greenpeace criticó que no se asuman «compromisos con la ciencia ni responsabilidades de cada país según su nivel de industrialización», entre otros factores. «Ya es hora de que los países negocien conjuntamente y cooperen para alcanzar soluciones reales y urgentes frente al cambio climático», indicó Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace España. «Otra ronda en las negociaciones sobre el clima concluyó con los países evitando de nuevo tomar las decisiones difíciles para el futuro«, manifestó.

Greenpeace insta a «reflexionar seriamente sobre cómo encontrar conjuntamente un nuevo acuerdo climático frente a la creciente urgencia para frenarlo», algo que «definirá el éxito de París 2015». Para Greenpeace, el documento que podría convertirse en la base para un nuevo tratado contiene propuestas que sí podrían servir, «incluida una para abandonar totalmente las emisiones de CO2 para 2050», apoyada por cerca de 50 países, lo que aseguran que «impulsaría una transición imparable lejos de los combustibles fósiles y hacia la energía limpia y renovable».

Para WWF fue un «fracaso»

WWF valoró como un «fracaso» la cumbre de Lima al no haberse llegado a un acuerdo sobre planes específicos para reducir las emisiones antes de 2020. A su juicio, una decisión sobre este tema «sentaría las bases para terminar la era de los combustibles fósiles y se aceleraría el paso hacia las energías renovables y una mayor eficiencia energética». En este sentido, la organización ecologista recordó los eventos climáticos extremos ocurridos recientemente en Filipinas o que 2014 es, «potencialmente, el año más caliente jamás registrado».

Por ello, desde WWF señalaron que la ciencia advierte que demorar las acciones hasta 2020 «hará que sea casi imposible evitar los peores impactos del cambio climático». «Sin embargo, la conveniencia política ganó sobre la urgencia científica. En lugar de liderazgo, entregaron un plan opaco con muy poca relevancia científica», indicaron. Es más, WWF criticó que todos los países «desaprovecharon la ola de optimismo político sobre la que iniciaron las negociaciones, incluso después de los compromisos de China y Estados Unidos de reducir sus emisiones».

Del mismo modo, subrayaron que para evitar la catástrofe climática, los gobiernos tienen que empezar inmediatamente a identificar acciones específicas para reducir las emisiones y para proporcionar financiación antes de 2020. «Habrá varias oportunidades, especialmente con las cumbres del G7 y de las Naciones Unidas que reunirán a los países más poderosos en junio de 2015. Para entonces deberán presentar unas reducciones de emisiones más ambiciosas y compromisos de financiación para el 2020 en adelante, y describir la manera en que cumplirán con ello«, indicaron.

Planeta puesto «contra las cuerdas»

Para Amigos de la Tierra, la «debilidad» de los acuerdos de Lima ponen al planeta «contra las cuerdas» porque esta cumbre deja un camino «demasiado largo para París». La ONG valoró «negativamente» la falta de acuerdos esenciales que dejen un borrador «bien atado» para cerrarse en París. Para el responsable de Clima y Energía de Amigos de la Tierra, Alejandro González, el texto aprobado in extremis en Perú está «claramente pensado como una puerta de salida» y no muestra «suficientes avances reales en las negociaciones«.

«Casi doscientos países, que no fueron capaces de pactar durante años, tienen que hacerlo ahora en menos de doce meses», indicó González, que cree que los acuerdos son una «profunda contradicción», ya que reflejan la urgencia de cumplir con las propuestas científicas. Por ello, los calificó como una «broma pesada» que pone en riesgo el éxito de París. «Vistas las propuestas de Europa y Estados Unidos parece que llegaremos a París sin compromisos suficientes», auguró.

Mayor desafío de la Humanidad

Ecologistas en Acción criticó que se evidencie la «falta de compromiso político» frente al «mayor desafío que enfrenta la Humanidad» ya que Lima acabó sin respuesta para las demandas basadas en el conocimiento científico. «Es imprescindible que los acuerdos sean concretos y vinculantes, que se destinen fondos para afrontar los efectos del calentamiento, que el cambio climático sea abordado como una prioridad política y no como una oportunidad de negocio. Los acuerdos de mínimos suponen un retroceso que agrava la injusticia entre países y pueblos por el cambio climático», denunciaron.

Respecto a los compromisos voluntarios, estima que un problema de esta magnitud «no debería quedar a merced de las buenas intenciones de los Estados, sino ser abordado de una manera coordinada y obligatoria». «No hay lugar para las medias tintas», insistió Ecologistas en Acción, que estima que los países históricamente más contaminantes tienen mayor responsabilidad global y recordó que el compromiso de hace años era dotar con 100.000 millones de dólares anuales el fondo verde por el clima mientras que este año apenas se llegó al mínimo de 10.000 millones.

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