Enagás pide la sustitución de la tarifa del gas por un bono social

Durante su ponencia, «¿Cómo ha afrontado la crisis el sistema gasista español?«, en la reunión anual de Sedigas, Llardén explicó que, a pesar de ser el sector energético más liberalizado de España y de haber generado mucho empleo, «tenemos que hacer un esfuerzo de inversión y de puesta al día importante».

El directivo quiso manifestar el «espectacular» crecimiento de la demanda del gas natural en los años anteriores a la crisis económica mundial, algo que relacionó directamente con la aparición de los ciclos combinados, «que son eficientes energéticamente, mantienen un bajo nivel de emisiones de CO2 y tienen un coste mucho menor», afirmó el directivo. También dejó claro que Enagás «cumple la planificación energética que cada cuatro años aprueba el Gobierno», en cuanto a infraestructuras se refiere, «base fundamental para el desarrollo del sector».

Sin embargo, la «inesperada» crisis económica desembocó en una bajada «alarmante» de la demanda, según explicó Llardén, «con dos submercados que empezaron a divergir de forma no prevista». Por un lado, el convencional, que «razonablemente» se mantuvo y, aunque con ligeras caídas, casi ha recuperado el nivel de 2008. Por el otro, el mercado destinado a generación eléctrica, que se «despeñó», haciendo que la demanda total de gas bajase por encima de la media de lo que bajó en Europa, e incluso de lo que bajó la demanda de generación eléctrica.

Para el presidente de Enagás, esta situación de «descalabro total» se debió a «un incremento absolutamente mayor del previsto de la potencia instalada de renovables» en los últimos cuatro años, y a «un cambio coyuntural en la política del uso del carbón nacional para generación eléctrica», que pasó de unos niveles entre el 8% y el 10% hasta llegar al 20% de su demanda, algo «totalmente incoherente con una política de bajada del CO2 y de renovables», aseguró.

En este sentido, Llardén fue meridiano al afirmar que «el sector ha tenido en los últimos años unas políticas energéticas que entre si han sido incoherentes, lo cual no quiere decir que cada una de ellas tenga una lógica».

Incluso llegó a subrayar que la instalación de renovables y sus correspondientes primas «superaron todas las previsiones», se preguntó «¿por qué no se pueden tocar esas primas?» y enfatizó que su sector afrontó la crisis «sin llorar ni pedir subvenciones».

Todo ello derivó en que el parque de ciclos combinados, construidos entre finales de los años 90 y 2008, «pasó de utilizarse un 52% en su momento más álgido, en 2008, hasta el 25% actual, porcentaje que continúa bajando. Esto, señores, no tiene ningún sentido», sentenció.

Sin embargo, y a pesar de las críticas sobre el exceso de estas infraestructuras en nuestro país, «lo que es evidente, es que con la potencia instalada que tiene España, no podemos prescindir de los ciclos combinados porque en determinados momentos del año los necesitamos todos para asegurar el sistema».

Del mismo modo, Llardén aseguró que a finales de 2009, y como medida frente a la crisis, «hicimos una propuesta al Ministerio de Industria y sugerimos rebajar parte de las necesidades del plan energético estipulado y retrasamos una serie de inversiones hasta que se hiciera un nuevo plan», priorizando las infraestructuras necesarias a desarrollar. Estas inversiones fueron del orden de 1.700 millones de euros para proyectos de Enagás y otros 2.300 millones de euros para inversiones relacionadas con la actividad del transporte del sector.

Otras de las medidas puestas en marcha fueron un plan de eficiencia y contención de costes, se realizaron nuevas inversiones, como la recarga de buques de GNL en plantas de regasificación, y se procedió a un proceso acelerado de desbancalización que «nos permitió afrontar con mucha mas tranquilidad la crisis», según explicó el presidente de Enagás.

Llardén destacó el esfuerzo realizado por el resto de los agentes del sector y que reaccionaron «con gran agilidad». De este modo, tanto comercializadores como distribuidores encontraron mercados y clientes nuevos fuera de España y se gestionaron los contratos de aprovisionamiento, «lo que demuestra la capacidad del sector para encontrar salidas al gas».

Respecto al «desajuste coyuntural» de ingresos y costes en el sistema gasista, aparecido en 2011 y que «nada tiene que ver con el déficit eléctrico», Llardén afirmó que el Gobierno de Mariano Rajoy tomó recientemente una serie de medidas que, a su juicio, «van en la buena dirección» para resolver «una de las cuestiones que más preocupa al sector».

Cabe recordar que estas medidas hacen referencia al aumento de la vida útil de los almacenamientos subterráneos y la congelación de la entrada en funcionamiento de nuevas infraestructuras, excepto las vinculadas a conexiones internacionales.

Por otra parte, el presidente de Enagás, aseguró que «más de un 90% del gas de España está liberalizado, mientras que el resto permanece bajo el paraguas de la TUR». Una tarifa a la que calificó de «innecesaria» y que «debería ser sustituida por un bono social» que acogiera a ciertos colectivos que lo necesiten, «como personas con pocos ingresos y jubilados».

En cuanto a las previsiones para este año, aseguró que la demanda convencional del gas podría consolidar una subida de entre el 4% y 5%, y que la demanda nacional pudiera subir un 2%.

En su opinión, el sector del gas «goza de buena salud» y tiene un futuro «brillante», ya que ha sabido adaptarse a la crisis, «de modo que ha invertido en los momentos que se ha podido, y se ha apretado el cinturón cuando ha tocado», señaló.

Finalmente, afirmó que el sector «saldrá adelante» en medio de esta recesión si sigue haciendo su trabajo con «racionalidad y con la capacidad de ir adaptándose a la demanda de las necesidades».

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