Emilio Ontiveros advierte de las «vulnerabilidades» del sector energético europeo y aboga por avanzar hacia un mercado único
Ontiveros realizó estas consideraciones en la celebración del X aniversario de «Cuadernos de Energía» del Club Español de la Energía (Enerclub), en presencia de destacados directivos del sector energético, incluido el consejero delegado de Endesa, Andrea Brentan.
En su conferencia, el también presidente de AFI repasó la situación económica general en Europa, la región más «bancarizada» del mundo, y se mostró partidario de políticas encaminadas al crecimiento, entre ellas las de estimulación de la demanda, frente a las recetas que «acentúan la recesión» y «derivan en anorexia». «Sin crecimiento no se pagan las deudas», resumió.
Antes de exponer estas ideas, aludió al actual «contexto de falta de confianza en los agentes económicos sobre el discurrir de la zona euro», especialmente apreciable en sectores como el energético, donde «el grado de afección y percepción no está en su mejor momento».
Dentro del sector energético, lamentó las «políticas contradictorias» a nivel europeo, la «ausencia de estímulos» comunitarios y los «obstáculos competitivos» provocados por el alto precio de la energía. «Tener el principal input a precios elevados no es bueno», consideró.
A esto añadió la «insuficiencia de competencia» en el sector, que deriva en unos precios de la energía que «no están favoreciendo la competencia de las empresas», en especial las de pequeño y mediano tamaño.
Ontiveros citó además al comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, para recordar que «las políticas nacionales no bastan para conseguir una recuperación económica sólida y conservar el bienestar».
En este sentido, recordó que «no ha habido avances en la consolidación de un mercado único de la energía» y advirtió de los «vaivenes» que se producen en las políticas energéticas europeas, así como de las «tensiones geopolíticas» que vive el continente y que se han evidenciado con la crisis de Ucrania.
El economista consideró que «los Gobiernos son importantes» como «árbitros» del sector energético, que afecta a recursos estratégicos, aunque eso «no significa que tengamos que volver a esquemas planificadores» y, en cualquier caso, apostó por centralizar esta dirección política en Bruselas.
Por todo ello, lamentó la fragmentación no solo en la aplicación de políticas energéticas en Europa, sino de otro tipo. Frente a una crisis «genuinamente americana», Bruselas tardó en dar un mensaje de unidad que evitase los desequilibrios financieros y la alta «mortalidad» de empresas «por asfixia de falta de demanda o de falta de crédito».
Los «titubeos» y la «tardanza en reacción» agravaron un problema cuyo origen no es tanto la deuda pública como el endeudamiento privado y el «bucle diabólico entre las finanzas públicas y el sector bancario», señaló.
Como receta, se mostró partidario de «más Europa» y de una mayor unidad bancaria para avanzar en la salida de la crisis. En el ámbito energético también reclamó una política común que permita resolver el «trilema» del sector, que es la obtención de una energía lo más competitiva, autóctona y medioambientalmente sostenible posible.




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