Electrodomésticos III: lavadoras
– Verificar que en la etiqueta energética esté bien clara la eficiencia y el consumo de energía eléctrica por cada ciclo de lavado (expresado en Kw./h por ciclo) y elegir un aparato de bajo consumo energético, clasificado lo más cerca posible del nivel A.
– Poner especial atención en la cantidad de agua consumida por cada ciclo de lavado y elegir el modelo que menos agua consuma.
– Calentando menos agua se consume menos energía y se ahorra detergente.
– Existen modelos que pueden utilizar también agua caliente producida con gas natural o paneles solares. Si el agua es precalentada por cualquiera de estos dos procedimientos, se ahorrará en la factura.
– Utilizar la lavadora sólo con la carga completa. En caso contrario, activar la opción de lavado a media carga.
– Separar la ropa según el tipo de tejido y de suciedad y elegir correctamente el programa de lavado.
– Preferir programas de lavado de bajas temperaturas (30-60° C). Lavar a 90° C sólo ropa muy sucia y muy resistente. A mayor temperatura, mayor será el gasto energético.
– Limpiar periódicamente el filtro y las cubetas.
– No utilizar demasiado detergente: un buen lavado no depende tanto de la cantidad de detergente, como de la utilización correcta de la lavadora, de sus prestaciones y del tipo de agua (como mucho añadir un producto antical).
– Colocar correctamente los soportes regulables para garantizar estabilidad a la lavadora cuando el centrifugado funciona al máximo.
– Hay algunos modelos de lavadoras programados también para el secado. No se aconseja su uso en verano, pues para calentar el aire necesario para el secado hace falta mucha energía.


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