El mercado liberalizado retrocede en España
La Comisión Nacional de Energía ha publicado en su página web el documento (que aquí adjuntamos) en el que informa sobre la evolución del acceso de los consumidores a los mercados liberalizados de electricidad y de gas natural.
Según establece de forma clara el documento, al menos en el caso de la electricidad, el mercado liberalizado está sufriendo un cierto grado de retroceso, ya que el número de consumidores que se acogen a éste disminuye. O, lo que es lo mismo, cada día más consumidores se acogen a la tarifa eléctrica.
Así, en el caso de los consumidores de electricidad, en el período comprendido entre enero y junio de este año se confirma que «en términos globales, el nivel de acceso se ha situado en el 13,66% (13,76% en el trimestre anterior) de los algo más de casi 30,8 millones de puntos de suministro, es decir, 4,2 millones de titulares de puntos de suministro contratan la energía a través de las empresas comercializadoras».
Según el informe, esta reducción en el número de clientes que compran su energía a las comercializadoras está causado por un regreso masivo de los consumidorers al suministro regulado (a tarifa).
Estos descensos, que se centran en el mercado eléctrico, pues la tendencia no es igual en el mercado del gas natural (que se mantiene constante), se dan tanto en términos globales como en términos de energía.
La conclusión básica de este informe es que en el ámbito de la energía eléctrica, se está experimentando una transferencia de clientes desde el mercado libre a la tarifa. Es decir, cada vez menos de clientes compran electricidad en el mercado liberalizado y cada vez más la adquieren a precio regulado o tarifa.
¿Por qué sucede esto? Por lo general, el libre mercado mejora los precios y el cliente tiene la posibilidad de elegir el que más le conviene, con lo que la presión sobre los precios es a la baja. De modo que, en teoría, no tiene sentido que se reduzcan los compradores a mercado.
Sin embargo, el cliente puede elegir cuando dispone de una variedad de ofertas de distintas compañías que le ofrecen distintos precios. La decisión de los gobiernos de limitar la subida de la luz impone un techo de precio a las eléctricas que está por debajo del precio que éstas podrían ofrecer a sus clientes, con lo cual se elimina la competencia: ninguna puede ofrecer mejores precios.
De la afirmación anterior puede deducirse, erróneamente, que el consumidor está pagando menos por la electricidad de lo que lo haría en un mercado libre. Al contrario, los consumidores sí pagan la diferencia entre el coste real de la energía y la tarifa eléctrica. Pero en vez de hacerlo hoy, lo harán durante varios años (la factura de hoy comprende también los déficits de ayer), y en vez de pagar el 100% de la electricidad, pagarán el 100% más los intereses que correspondan. De modo que la «paralización» de la factura eléctrica para los consumidores no es ningún favor, sino un pago aplazado y encarecido.

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