El impulsor del primer avión solar critica las políticas «cortoplacistas» de España en energías renovables
Durante un acto al que ha asistido el presidente ejecutivo de la zona Europa Sur de Schindler, Carlos Guembes, por su compromiso con el desarrollo de tecnologías limpias y respetuosas con el medio ambiente y su alianza con este proyecto del Solar Impulse, Piccard resaltó que la planificación a «corto plazo» de las políticas de «subvenciones» provocó que en España «mucha gente haya abusado» de ellas obteniendo rápidamente beneficios económicos.
«Si una subvención no promociona la inversión de los empresarios, se aprovecha de una situación y conduce posteriormente a quiebras», argumentó Piccard después de reconocer que cuando vio por primera vez desde el aire a 100 kilómetros de altura los campos de energía fotovoltaica y eólica de España se quedó «admirado». «Son mejores los programas a largo plazo que se apoyan en los incentivos», apuntó.
Piccard presentó en Madrid el Solar Impulse 2, el primer aeroplano que intentará dar la vuelta al mundo en marzo de 2015 gracias a la luz del Sol, y que partirá desde Abu Dhabi y pasará por el Mar de Arabia, India, Birmania, China, el Océano Pacífico, Estados Unidos, el Océano Atlántico y el sur de Europa, «previsiblemente» por Sevilla, donde Piccard reconoció que le «encantaría tener un socio español anfitrión» que les «acoja», lo que no sucedió cuando hizo su primer vuelo continental en 2012 entre Suiza y Marruecos.
Por su parte, el directivo de Schindler sostuvo que es momento de que los Gobiernos y la sociedad apuesten por las energías limpias para «racionalizar» las convencionales ya que, según aseguró, en un futuro no habrá «recursos suficientes» para soportar la demanda mundial. En este sentido, Guembes recalcó que Schindler, multinacional de ascensores y escaleras mecánicas y uno de los principales patrocinadores del Solar Impulse, se une a este proyecto por «su pasión por la innovación, su proyecto empresarial respetuoso medioambientalmente y su espíritu pionero».
Asimismo, Bertrand Piccard indicó que las aplicaciones que podría tener la tecnología como la que se ha desarrollado con el Solar Impulse 2 son «múltiples», desde vehículos aéreos no tripulados capaces de trasladar red de Internet vía WiFi a «un precio mucho más barato» que por satélite o la «pintura» que se puede emplear en barcos consiguiendo un ahorro del «20%» en su consumo energético.
Solar Impulse es el resultado de la alianza entre dos hombres; mientras Piccard, psiquiatra y explorador, conseguía socios para financiar el proyecto y promovía las tecnologías limpias, el ingeniero y empresario André Borschberg dirigió un equipo técnico de 80 personas. Después de 12 años de cálculos, simulaciones, construcciones y pruebas, se están ultimando los detalles para el lanzamiento de la segunda versión del Solar Impulse, preparado para volar alrededor del mundo con energía solar. Para completar este reto, tendrá que volar sin combustible, con un piloto, durante cinco días y noches consecutivas sobre los océanos de un continente a otro.
Este avión solar monoplaza tiene una envergadura de 72 metros y un peso total de 2.300 kilos, lo que le permite obtener un rendimiento aerodinámico y una eficiencia energética mayor que cualquiera hasta la fecha, según sus impulsores. Por ello, en aras de la máxima eficiencia energética, la cabina del Solar Impulse no está presurizada ni climatizada, lo que supone un desafío adicional para la resistencia del piloto. Se harán aterrizajes cada pocos días para alternar a los pilotos y organizar, en cada una de sus escalas, actos públicos junto con los gobiernos, las escuelas y las universidades del país.



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