El Gobierno de Japón activará dos reactores nucleares para aliviar la escasez energética tras Fukushima
El primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, decretó la puesta en marcha de los reactores 3 y 4 de la planta de Oi tras recibir el visto bueno del gobernador de la provincia de Fukui, donde se levanta esta central nuclear, perteneciente a Kansai Electric Power (KEPCO).
La eléctrica, que abastece a los más de 20 millones de habitantes de la región central de Kansai, recibió la orden de iniciar los preparativos para activar las dos unidades, que previsiblemente estarán funcionando a pleno rendimiento para principios y finales de julio, respectivamente.
La decisión se tomó poco antes del inicio de la calurosa estación estival ante el temor de que se puedan producir cortes de suministro, para la que las previsiones del Gobierno apuntaban a que Kansai, segundo núcleo industrial de Japón por detrás de Tokio, sufriría una escasez energética de casi 15% frente a la demanda.
Según las estimaciones del Ejecutivo, la reapertura de los reactores de Oi permitirá igualar la oferta y la demanda de energía en esa zona, que alberga ciudades como Kioto u Osaka, esta última la segunda mayor del país.
A raíz de la catástrofe nuclear en la central de Fukushima, hace poco más de quince meses, Japón detuvo paulatinamente por seguridad o por revisiones rutinarias sus 50 reactores nucleares comerciales, el último de ellos el pasado 5 de mayo.
Antes del accidente la potencia asiática, con 127 millones de habitantes y un espeso tejido industrial, obtenía cerca del 30% de su energía de sus plantas atómicas, y en la región de Kansai este porcentaje se elevaba al 50%.
La parada de los reactores se tradujo en un fuerte aumento del ritmo de las centrales térmicas y de las importaciones de hidrocarburos, lo que supuso una costosa factura para una economía ya golpeada por el desastre de marzo de 2011, la deflación, el impacto de la crisis global y la fortaleza del yen.
Así, el pasado enero Japón sufrió su primer déficit por cuenta corriente en tres años con unos números rojos récord de más de 4.000 millones de euros, al subir las importaciones más de un 11%, en buena parte por la compra de combustibles fósiles, mientras las exportaciones caían un 8,5%.
La semana pasada Noda solicitó la comprensión del pueblo japonés, incluida la de los afectados por el accidente de Fukushima, y recordó que los cortes del suministro «pueden provocar situaciones muy peligrosas» además de suponer un importante coste económico para el país.
Noda aseguró que es necesario garantizar un suministro estable y evitar la subida excesiva de los precios de la energía para el desarrollo económico y social de Japón, cuya industria lucha por mantener su competitividad en el difícil contexto global.
Las unidades 3 y 4 de la central de Oi se sometieron con éxito a las pruebas de resistencia decretadas por el Gobierno tras el accidente en Fukushima para certificar que están preparadas ante eventuales catástrofes naturales, como terremotos o tsunamis con olas de hasta 11,4 metros de altura.
Según los analistas, el siguiente reactor en ponerse en marcha tras los de Oi puede ser uno de la central de Ikata, cuyos parámetros de seguridad fueron aprobados por la Agencia nipona de Seguridad Nuclear, aunque para ello se deberá superar primero la reticencia de las autoridades locales.
Por otra parte, el ministro de Industria, Yukio Edano, descartó que Japón vaya a cancelar las medidas de ahorro energético tras la aprobación de la reactivación de los primeros reactores nucleares tras la crisis en Fukushima, informó el diario Nikkei.
Las medidas de ahorro energético no se revisarán «al menos hasta que las plantas estén plenamente operativas y se asegure un suministro estable», afirmó Edano.



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