El frente interno

La olla a presión que hay en el organismo parece que tiene visos de estallar en breve. Y es que a la multitud de cuestiones abiertas, con el Ministerio de Industria, con la reciente sentencia del Tribunal Supremo y con las polémicas en que se ve envuelto con asiduidad, incluyendo los elevados gastos del organismo, los cambios en el organigrama o los vehículos de los directores.

En este caso, le toca el turno a los representantes de los trabajadores del organismo que mantienen que la forma de actuar que tiene la gerencia puede atentar contra la libertad de actuación de los empleados. Según la documentación a la que ha tenido acceso Energía Diario de fuentes del propio equipo profesional, la gerencia ha endurecido la relación con el nuevo Comité de Empresa que fue elegido en el mes de julio en las correspondientes elecciones sindicales dentro de la CNE.

La crónica de los hechos señala cómo la gerencia del organismo había cursado órdenes para conocer con carácter previo las reuniones y convocatorias internas de sus representantes y de sus actividades, con una fórmula bastante laxa: basada en intentar prever el impacto sobre los servicios y, en la medida de las posibilidades, conocer con anticipación estas convocatorias.

A esa primera orden, el Comité de Empresa, respondió comunicando su siguiente convocatoria de reunión (15 de octubre) el día anterior a la misma. Y, la Gerencia, en ese momento, precisó más sus órdenes el mismo día 15 de octubre: las convocatorias deberían ser informadas con 48 horas de antelación tanto al área de recursos humanos (depende de la propia Gerencia) como a los respectivos directores del organismo. Además, les pide a los representantes del Comité de Empresa, conocer la duración prevista de las mismas.

Al parecer este tipo de requerimiento a los representantes de los trabajadores no se había realizado nunca con anterioridad en el seno del organismo y tampoco hay constancia de la existencia de menoscabo en el funcionamiento de los servicios, según se recoge en el carteo cruzado entre trabajadores y gerente. La gerencia justifica su postura actual en el “control del crédito horario de las horas de los representantes de los trabajadores” y en la necesidad de arbitrar el efecto sobre los servicios afectados de estas ausencias.

El hecho es que los representantes de los trabajadores consideran que el propósito de las órdenes que cursa la Gerencia del organismo es “dificultar sus actividades”. Una cuestión que consideran de “máxima gravedad” y que, por tanto, “no piensan tolerar que se obstaculicen sus actuaciones legítimas”, así se lo han hecho saber por escrito y, por lo que parece, el clima interno es especialmente denso.

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