El Foro Nuclear advierte de que las centrales no soportarían más tasas

Domínguez descartó que en la nuclear deba estar el ajuste necesario para atajar el problema del déficit tarifario, generado al ser los ingresos vía recibo de la luz insuficientes para cubrir los costes.

«Ni mucho menos tienen rentabilidades excesivas», subrayó la presidenta de esta asociación que agrupa a los titulares de las centrales nucleares españolas.

«Cuando se analice la realidad de la nuclear se entenderá que no es una energía que se pueda tocar ni que tenga beneficios extraordinarios (…). Estas instalaciones no están en situación de soportar más impuestos», defendió.

Domínguez destacó asimismo que las instalaciones nucleares ya llevan incorporadas muchas externalidades y que deben acometer crecientes inversiones.

«Una central nuclear nunca está amortizada», subrayó Domínguez, antes de advertir de que si se empiezan a poner más cargas a estas centrales puede llegar un momento en que no sean «viables económicamente».

Entre las soluciones para acabar con el déficit de tarifa, que ya supera los 24.000 millones, algunos sectores plantearon la necesidad de revisar los costes que reciben instalaciones como la nuclear por su producción o incluso de establecer una tasa adicional sobre esta energía.

También se criticó los denominados «windfall profit», o «beneficios caídos del cielo», que recibirían las eléctricas por la producción de centrales como las hidráulicas o las nucleares y que el sector niega.

Agilizar los permisos de las nuevas plantas

Por otra parte, Domínguez pidió cambios legislativos para agilizar la autorización de nuevas plantas y garantizar la inversión en las mismas con un «fondo» que evite riesgos en el largo camino de su construcción (de 10 a 15 años).

La presidenta del Foro de la Industria Nuclear Española opinó además que transcurrido casi un año de Fukushima (11 de marzo), el sector «se ha afianzado» y la percepción de los españoles sobre esta energía «ha mejorado», tras el paréntesis provocado por esta tragedia.

En el terreno doméstico, la responsable de la patronal, creada en 1962 y que reúne a las principales empresas vinculadas a la energía nuclear, aclaró que afrontar hoy la edificación de centrales «no es prioritario», pero sí es «urgente» una planificación energética a largo plazo.

Recordó, en este sentido, que el Foro estimó necesario sumar tres nuevos reactores a los ocho que están hoy operando en el país.

Así se lo la transmitió a la Comisión Nacional de la Energía (CNE), que realizó una consulta pública -por encargo de Industria- sobre las posibles medidas para atajar el déficit de tarifa.

En cuanto a los posibles emplazamientos de futuras unidades, Domínguez recordó que el programa nuclear español había concebido treinta y se hicieron estudios de ubicación, entre ellos uno «muy detallado» en Trillo (Guadalajara) para albergar un segundo reactor.

«Todos los emplazamientos son válidos», dijo la responsable, que pidió mirarse en el espejo de EEUU, un país que acaba de dar luz verde a dos nuevas centrales por primera después de 30 años. Para ello, su Departamento de Energía aprovisionó fondos por valor de 8.000 a 10.000 millones de euros para garantizar a las eléctricas la inversión en caso de toparse con «riesgos reguladores por el camino».

«No son primas, pero si el proyecto tiene un riesgo regulador en el camino y se para, la compañía tendría su inversión garantizada», defendió.

Actualmente hay 63 reactores en construcción en quince países y están planeados otros 156, sobre todo en naciones vías de desarrollo porque en las occidentales «las necesidades de demanda son menores».

Por último y en relación a Garoña (Burgos), juzgó que, con independencia del análisis de los números «puros» y «fríos», deben prevalecer otros criterios para decidir su prórroga hasta 2019.

Esta semana, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, informó de que Garoña registró pérdidas en 2009 y 2010 (los datos de 2011 aún no están cerrados). La planta es propiedad de Nuclenor, participada en un 50 % por Endesa e Iberdrola.

«Garoña es un poco símbolo de la energía nuclear en España», admitió y defendió que se tenga en cuenta la capacidad tecnológica de su equipo humano, el impacto socioeconómico en la zona y la aportación energética que realiza al sistema.

De acuerdo con sus datos, al final de la vida de una central se invierte «alrededor del doble de la inversión inicial (sobre todo por cuestiones de seguridad). Esto hace que en realidad nunca esté amortizada».

En 2011, los ocho reactores que operan en España aportaron el 19,6 % de la electricidad, seguida del ciclo combinado (17,37%) y la eólica (14,82%).

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