El director de Garoña no espera una respuesta negativa ni del CSN, ni la del Gobierno

En una entrevista concedida a la agencia ICAL, Torralbo defiende la seguridad y la operatividad de la central y que en la decisión final se tengan en cuenta factores como es la competitividad de la industria española, las cuestiones medioambientales, los costes de generación de la energía o la garantía de suministro de electricidad a todo el país.

Respecto al informe de la fundación Ideas, que preside Jesús Caldera, el director de la planta explica que se basa en una hipótesis de cien por cien de energías renovables en 2050, algo que «en estos momentos es inviable», pero que la decisión sobre Garoña tendrá una vigencia de diez años más.

Torralbo esboza razones técnicas, medioambientales, sociales y económicas para mantener abierta la central y apunta un dato: producir energía nuclear cuesta la mitad que cualquier otra energía masiva, por ejemplo, con gas y muchísimo menos que la fotovoltaica.

En definitiva el ahorro sería de más de 2.000 millones de euros. Su cierre, sostiene, con toda seguridad supondría un incremento de la tarifa eléctrica. Además, esgrime como argumento a su favor la alta cualificación tecnológica de los ingenieros y las empresas que trabajan con Garoña que les hace ser exportadores netos de conocimientos y tecnologías a otros países.

Tras insistir que la planta burgalesa está en condiciones de funcionar 60 años, Torralbo pide a las instituciones un gran pacto para determinar el mix energético del país a largo plazo, 20 ó 30 años, para que las empresas puedan planificar sus actuaciones y concluye: «Es necesario que todo vaya como un reloj porque la improvisación hace que todas las fuentes estén un poco huérfanas y con incertidumbre sobre su futuro».

Confebask considera necesaria la continuidad de Garoña

Por su parte, la Confederación Empresarial Vasca (Confebask) considera necesaria la continuidad de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos).

Según esta patronal, además de ser una infraestructura con plenas garantías de seguridad, su cierre afectaría negativamente, no sólo a la capacidad y competitividad de las empresas de alto consumo energético, sino que también iría en detrimento del conjunto de la industria y de los propios consumidores.

Para Confebask, la paralización de la central, además de incrementar el coste de la energía para empresas y particulares, desequilibraría el mix energético y contribuiría a una merma del suministro, precisamente en un momento en que se buscan alternativas capaces de solventar «los problemas derivados de la tradicional dependencia energética de nuestro país».

Confebask entiende, por otra parte, que no existen razones para cuestionar el funcionamiento de una central que ha demostrado a lo largo de estos años plenas garantías de seguridad y eficacia y confía en que, a la vista de los múltiples y reiterados controles y evaluaciones internacionales a los que ha sido sometida, el Consejo de Seguridad Nuclear así lo avale.

Los empresarios vascos recuerdan, asimismo, que la energía no producida por Garoña debería ser sustituida por un incremento de las importaciones procedentes de centrales nucleares de Francia, que se encuentran «a muy poca distancia de nuestras fronteras».

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