El consumo de energía fue estable en la UE en los últimos 20 años, según un informe de la AEMA

Los combustibles fósiles dominaron el mix energético comunitario, con un consumo nacional que varió entre el más elevado de Chipre (96%) y el más reducido de Suecia (37%) en el periodo de referencia.

La AEMA aseguró que estos combustibles fósiles son «la fuente de energía que más impacto tiene en el medio ambiente y en el bienestar», según señaló.

Sin embargo, la agencia advirtió de que existen otros contaminantes procedentes de productos químicos, farmacéuticos y cosméticos, cuyo impacto se empieza a conocer ahora.

La AEMA indicó también que la presión medioambiental que existe sobre los recursos en Europa está cayendo, sobre todo para el agua y la energía, aunque existen grandes diferencias regionales.

Las áreas agrícolas de la Unión Europea se redujeron en un 13% entre 1961 y 2011, pero al aumentar la productividad el 259%, este cambio se compensó con creces.

Sin embargo esta intensificación de la producción se tradujo en una serie de problemas medioambientales como el aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero o la contaminación del agua y del aire.

Según la agencia, la eficiencia en la gestión del agua mejoró, pero recordó que aún existen países como España, Italia, Chipre, Bélgica y Malta que sufren «estrés hidráulico».

Sobre la contaminación del agua, la agencia señaló que pese a su reducción, menos de la mitad de las aguas superficiales de Europa tienen un «estatus ecológico bueno».

Éstas son algunas conclusiones del informe que la AEMA presentó y que analiza 146 indicadores medioambientales con vistas a explorar las implicaciones de la transición hacia una economía verde.

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