El almacén nuclear de Villar de Cañas podrá soportar terremotos de hasta magnitud 8 en la escala Richter
El diseño del almacén de Villar de Cañas sigue el modelo del HABOG, un almacén temporal centralizado de residuos nucleares en Holanda, donde alberga los de baja, media y alta actividad para los próximos 100 años.
En el diseño de seguridad, el ATC holandés está preparado para mantener sin ningún tipo de afectación los residuos en el caso de un terremoto de magnitud 6 en la escala Ritchter y puede afrontar el impacto de un avión militar tipo F-16A Falcón fighter, inundaciones de 10 metros sobre el nivel del mar, una explosión de gas y vientos severos de 125 metros por segundo.
El ATC de Cuenca tendrá una estructura modular dividida en tres zonas; la primera de ellas el área de recepción, a donde llegan los bidones con los residuos, la segunda la de procesamiento de los bidones y la tercera la del almacenamiento.
Por su parte, la Plataforma contra el cementerio nuclear en Cuenca alertó de que el terremoto aumenta las dudas sobre la ubicación del ATC, ya que aunque el epicentro no ha sido cercano a la localidad conquense «echa por tierra la afirmación de que en Villar de Cañas no hay riesgo sísmico».
«El seísmo se dejó sentir en Villar de Cañas y su comarca», aseguró esta plataforma, quien añadió que los vecinos de la comarca se han puesto en contacto con ellos «para dar testimonio de la fuerza del movimiento sísmico, que movió la tierra y dejó sin luz durante unos minutos la localidad».
No afectó a ninguna de las nuclear próxima al epicentro
El movimiento sísmico no afectó a ninguna de las centrales nucleares ubicadas en las proximidades del epicentro, en la localidad de Ossa de Montiel, según informó el CSN.
Las centrales nucleares de José Cabrera, en Almonacid de Zorita y en fase de desmantelamiento, la de Trillo, en Guadalajara, y la de Confrentes, en Valencia se ubican a algo más de 200 kilómetros de distancia del epicentro del terremoto, que se dejó sentir en Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid.
El resto de instalaciones nucleares ubicadas en España tampoco comunicó ningún tipo de incidente al CSN, aunque en estos casos la mayor distancia a la zona epicentral hacía más improbable la afectación de las instalaciones. Es el caso de las centrales I y II de Almaraz (Cáceres), Santa María de Garoña (Burgos) y Vandellós I y II y Ascó I y II (Tarragona).
Siguiendo el procedimiento establecido, los titulares de las centrales nucleares José Cabrera, en fase de clausura, y de Trillo, ambas en Guadalajara, notificaron este incidente al CSN y pusieron en marcha el procedimiento habitual de comprobación y evaluación de posibles daños en las estructuras de la instalación.
En ambos casos, no hubo impacto en los trabajadores, el público o el medioambiente y el incidente fue clasificado de manera preliminar con nivel 0 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES).
Por su parte, el titular de Cofrentes (Valencia) informó tras el terremoto en su página web que la central nuclear continuaba operando con «plena normalidad, sin haber observado anomalía alguna».
Las nucleares no cumplen las reglas sobre terremotos
Por su parte, Greenpeace aseguró, tras el terremoto, que el CSN no realizó todavía la caracterización sísmica requerida por la Comisión Europea en las centrales nucleares españolas.
La organización ecologista señaló que después del accidente de Fukushima, Europa recomendó en 2012 la actualización de la amenaza sísmica mediante la caracterización de las fallas activas de la Península Ibérica, pero tres años más tarde España todavía no lo ha hecho, pese a que el CSN también consideraba que se debía iniciar un programa de actualización siguiendo la normativa más reciente del Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
«En estos cuatro años hemos visto terremotos de gran intensidad en Lorca, en la costa de Vinaroz y, ahora, en Ossa de Montiel. Pero el CSN está trabajando para revisar la vieja nuclear de Garoña en vez de cumplir con las recomendaciones sobre seguridad sísmica«, declaró Raquel Montón, responsable de la Campaña Antinuclear de Greenpeace.
La organización ecologista recordó que el proyecto de ATC se encuentra a unos 140 kilómetros del epicentro del terremoto de Ossa de Montiel. «Este proyecto, con graves deficiencias de todo tipo, tampoco valora este riesgo en profundidad«, indicó.




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