E.ON quiere centrarse en renovables, redes de distribución y los clientes
E.ON reaccionó de este modo al cambio de modelo energético que lleva a cabo Alemania, que obligó a las compañías eléctricas a cerrar centrales nucleares y redujo la demanda de electricidad procedente de la generación convencional.
El Gobierno alemán subvencionó además las energías renovables, lo que generó un exceso de oferta y arrastró a la baja los precios mayoristas de electricidad, sobre todo, de generación convencional.
La compañía alemana agrupará sus actividades de generación convencional, de negociación mayorista de energía y de exploración y producción en una nueva empresa independiente, que sacará a bolsa en 2016 y tendrá sede en la región del Rin y la cuenca del Ruhr, en el oeste de Alemania. E.ON quiere vender a sus accionistas la mayor parte de la nueva empresa, que tendrá una capacidad de 51 gigavatios.
El presidente de E.ON, Johannes Teyssen, dijo en rueda de prensa que «el mundo de la energía renovable está todavía en mantillas y tiene un enorme potencial de crecimiento».
«Estamos convencidos de que es necesario responder a los fuertes cambios de los mercados energéticos mundiales, a la innovación técnica y a las expectativas más diversas de los clientes con un nuevo y audaz comienzo», dijo Teyssen.
El amplio modelo actual de E.ON ya no puede abordar debidamente estos nuevos retos, por lo que quieren crear una empresa sólida, independiente, que salvaguarde la seguridad de suministro para la transformación.
La escisión, que no va a suponer una pérdida de puestos de trabajo, se hará mediante el traspaso de una mayoría de capital de la nueva empresa a los accionistas de E.ON. La división de renovables empleará a 40.000 personas y la nueva compañía, en la que se agrupará la generación convencional, a 20.000 personas.
Asimismo E.ON dijo que «las provisiones existentes para el desmantelamiento y la venta de activos nucleares y convencionales estarán plenamente cubiertas en el balance de la nueva empresa», que alcanzarán los 14.500 millones de euros.
La alemana quiere aumentar las inversiones el próximo año en 500 millones de euros hasta los 4.300 millones de euros y ampliar su negocio eólico en Europa y en otros mercados en los que prevé crecimiento. Asimismo E.ON va a reforzar su negocio solar y mejorar sus redes de distribución energética en Europa y Turquía.
Las deudas, que ascienden a 30.000 millones de euros, permanecerán en E.ON y la nueva empresa será dotada de una sólida posición financiera para que pueda lograr una buena calificación de crédito. Además, la compañía prevé este año unas depreciaciones de 4.500 millones de euros en sus actividades en el sur de Europa, lo que le llevarán a sufrir una notable pérdida en el ejercicio de 2014.
Venta de activos en España y Portugal a Macquarie
En este sentido, E.ON vendió su negocio en España y Portugal al inversor australiano Macquarie por 2.500 millones de euros, por el que asume todas sus actividades, comprometiéndose «a largo plazo con el futuro de los negocios». En concreto, el volumen de negocio incluye a 650.000 clientes de electricidad y gas, así como 32.000 kilómetros de red de distribución eléctrica.
E.ON detalló que en España y Portugal tiene una capacidad instalada total de generación de cuatro gigavatios, entre carbón, gas y energías renovables. La cifra total de empleados es aproximadamente de 1.200.
La transacción de compra-venta, que se espera que finalice en el primer trimestre de 2015, prevé que Wren House Infrastructure, vehículo global de inversiones directas en infraestructuras del Fondo Soberano de Kuwait, se convierta en inversor minoritario en los negocios en Iberia, junto con Macquarie Fund.
El consejero delegado de E.ON, aseguró que sus actividades en España cuentan con activos de alto rendimiento con una generación diversificada y medioambientalmente responsable y una red de distribución de electricidad de alta calidad. «El resultado de la venta incrementará la flexibilidad financiera de E.ON y reforzará nuestro balance».
Además, estudia vender sus actividades en Italia y agrupará en la nueva empresa las actividades en Rusia y en Brasil.
No se teme una pérdida de puestos de trabajo
Por su parte, el ministro de Economía alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, dijo que no teme una pérdida de puestos de trabajo, ni de provisiones millonarias en la compañía de suministro energético tras el cambio de estrategia. «Suponemos que están asegurados los puestos de trabajo en ambas compañías», dijo.
Gabriel hizo hincapié en que el Gobierno alemán no tiene interés en entrar en la compañía y dijo que no está justificada la preocupación por que E.ON no cumpla sus responsabilidades con el abandono de la energía nuclear.
«Prestamos atención para que las provisiones para el desmantelamiento de las centrales nucleares y la eliminación de la basura nuclear siga asegurado», dijo Gabriel.
Sin embargo, el partido de los Verdes alemán consideró que la nueva estrategia de E.ON tendrá notables costes para los contribuyentes.
«Temo que E.ON va a crear un banco malo para sus siete centrales atómicas, que será rescatado por los contribuyentes», dijo la experta en energía de la fracción de los Verdes en el Bundestag (Cámara Baja del Parlamento alemán), Bärbel Höhn.




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