De los topillos a la tuneladora
La reaparición de Luis Atienza tras el incidente de Barcelona, retando a la Comisión Nacional de Energía a que demuestre la responsabilidad de Red Eléctrica de España en el apagón, tiene resonancias mediáticas muy importantes que hay que revisar desde el punto de vista del continente, del contenido y de lo que supone como gesto.
En primer lugar, en lo que se refiere al contenido, esta intervención refleja el nerviosismo con respecto a una decisión muy evidente por parte del regulador que preside Maite Costa. Y eso, teniendo en cuenta los cuidados exquisitos que tomó la presidenta de la Comisión a la hora de presentar la decisión sin vencedores ni vencidos, procurando ‘no hacer sangre’, incluso sin substraerse en ocasiones a promediar la crítica entre Endesa y Red Eléctrica. Lo que es palmario es que los números son los números, y el 98,5 contra 1,5 del partido ha escocido enormemente en Red Eléctrica.
Una segunda lectura -en cuestión de formas- puede ser que se trate de un modo de condicionar al Consejo de la Comisión Nacional de Energía de cara a la segunda parte de este debate, en torno a las medidas, técnicas, jurídicas y regulatorias que se comprometieron para antes del 31 de octubre. Unas medidas que deberían ser claras y repensar la regulación del modelo del transportista monopolista, único y trino (en lenguaje panteísta) que van ‘abarrenando’ Red Eléctrica de España y el Ministerio de Industria.
Por otro lado, también en cuestión de formas, era difícil esperar una reacción tan frontal de alguien como Luis Atienza, por todos conocido y bien reconocido como hombre afable. Ningún presidente de una empresa privada del sector eléctrico había proferido retos de semejante calibre contra los órganos de regulación y la Administración Autonómica. Sólo se puede entender en el acoso paralelo por su condición de ex ministro y por el conocimiento y difusión pública de sus condiciones salariales y de sus blindajes en caso de que se produzca su salida del transportista monopolista único y el comportamiento de condicionamiento público regulatorio de esta compañía, que en realidad es privada. El organismo regulador debe salir reforzado de este tipo de retos públicos en su independencia y en su papel, sin que en ningún momento se puedan sentir amedrentados.
Y, en tercer lugar, hemos de abordar lo que se denomina ‘disonancia cognitiva’, es decir lo que refleja con sus palabras y su ‘talante’ (dada su buena relación, conocida, con el presidente del Gobierno). Sorpresa por la contestación de un organismo que teóricamente ‘debe ser amigo’ (el fuego ‘amigo’ tan peligroso en estos últimos tiempos para este Gobierno). Sorpresa, en la medida en que la capacidad de acción política que mantenía la compañía no se había encontrado con tantas dificultades como en esta ocasión. Es decir, dificultades tan poco controlables. Red Eléctrica y su presidente han ido cultivando una capacidad de influencia y de suplantación de los reguladores, principalmente en el Ministerio de Industria, que ha sido denunciada públicamente en los medios por distintos expertos (y ha concitado la propia crítica de UNESA), tanto el déficit de inversión en las redes de los últimos ejercicios, como su influencia para convertirse en transportista único en el último momento del trámite parlamentario de la reforma de la Ley del Sector Eléctrico, los condicionamientos en el acceso a la red, la actuación coordinada contra otras empresas realizado informes para el Ministerio, los problemas de relación con las distribuidoras en las grandes ciudades, etc…
Por ello, lo que reflejan esas declaraciones tan abruptas y extemporáneas de Luis Atienza es ese lamento del que se siente con poder y está cuestionado. Es la dinámica cambio-resistencia. Si hace un tiempo habíamos hablado de que la liberalización del mercado eléctrico fue trufada de “topillos regulatorios” que introducían problemas en el funcionamiento del mercado hasta hacerlo inviable y desactivaban el comportamiento de un mercado liberalizado para convertirlo en un mercado intervenido (como dice el Secretario General de Energía para las industrias fotovoltaica un ‘marco legal estable’, en un lenguaje tradicionalista para este sector), habría que señalar a Red Eléctrica como la ‘tuneladora’ regulatoria, por su capacidad, tamaño y potencia, capaz de influir en la administración energética, de condicionar la regulación y a los agentes públicos hasta el punto de que lideren su defensa y se vean obligados a defender sus posiciones.


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