Competencia busca monopolio

Al parecer, le faltó enunciar la Comisión del Mercado de Valores (seguramente porque un pulso con Julio Segura sería difícil de sostener y el argumento integrador se quiebra) y a la futura y quimérica Comisión Nacional de Competitividad que anunció tras la reunión con los empresarios el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Todo lo que se llame Comisión podría estar bajo las huestes de Berenguer que se autopostula como padre reverendo del nuevo y prometeico engendro (no olvidemos que Berenguer también está en puertas de que venza su mandato al frente de la CNC).

Evidentemente, no es inocuo que vuelva a la carga Luis Berenguer, justo en los momentos que se está ultimando el trámite de la Ley de Economía Sostenible y en la que se prevé la remodelación de los actuales órganos reguladores. Tampoco es de esperar que las opiniones anexionistas de Luis Berenguer tengan mucha trascendencia, porque este afán viene siendo una constante en sus declaraciones (y de hecho en su momento nunca llegó a convencer al anterior Vicepresidente Económico, su amigo y paisano, Pedro Solbes en torno a algo así), porque el propio Ministerio de Economía y Hacienda ya ha consultado a un número importante de expertos y porque la experiencia en términos comparados a nivel internacional sería disparatada y sólo daría lugar a un órgano mastodóntico a mayor gloria de la teoría de la burocracia y la elección colectiva (Buchanan). Y porque los órganos sectoriales, mejor pequeños y especializados, tienen más misiones que la vigilancia en materia de competencia, con independencia de los mecanismos de coordinación que deba existir entre ellos (la ley de Economía Sostenible prevé la coordinación de los distintos presidentes y el de la CNC). Por tanto, podemos concluir que el presidente en su propuesta de la Comisión Nacional de Competencia busca el monopolio de los órganos reguladores.

Hoy, por tanto, el Consejo de la Comisión Nacional de Energía, en su viaje a Mahón y a la isla de Menorca iniciado ayer, y hasta su vuelta a la actividad en Madrid el próximo día 9 de diciembre, incluirá en el «happy meal» de su desayuno esta idea con altavoz de Berenguer, vecino colindante de la calle Barquillo de Madrid. Como la película de Emir Kusturica «Papá está en viaje de negocios«.

Desde el punto de vista del sector energético, hay que decir que no se sabe qué es peor, si la Comisión Nacional de Energía ora intrascendente, ora regida por declamaciones retroprogresivas, ora dedicada al cuestionamiento del mercado eléctrico, con informes sucesivos para reformular la regulación o la Comisión Nacional de Competencia plenipotenciaria y con el cuchillo en la boca, teledirigida también por formas retroprogresivas y sus consejeras procedentes también del sector energético.

Y, finalmente, queda en el aire una lección para Maite Costa (incomparablemente más débil y vulnerable en su papel que Julio Segura) y el Consejo de Administración de la Comisión Nacional de Energía, que en su ausencia, su evanescencia, su intrascendencia y merced a varias decisiones que acabaron con el organismo, ha pasado a ser un órgano perfectamente prescindible y su espacio reclamado desde otras instancias y organismos reguladores. La debilidad y dilución de CMT y CNE pesan como bloques de cemento en los pies.

Se cumple, por tanto, el principio de Arquímedes del poder político «Todo organismo sumergido en el marasmo, experimenta un empuje hacia afuera, del mismo grado que el volumen que desaloja como espacio a cubrir«.

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