Cesa el vertido de agua radiactiva al mar en Japón tras la inyección de silicato de sodio al foco de fuga
En su intento por detener el derrame, los operarios inyectaron unos 1.500 litros de este compuesto químico en el pozo subterráneo donde se filtró el agua desde la planta, ubicado en los alrededores del reactor número 2.
Hace tres días, los técnicos descubrieron el escape e intentaron determinar su origen siguiendo el curso del agua tintada que inyectaron al reactor. La causa de la fuga era una fisura en una de las tuberías, que trataron de cubrir con una mezcla de polímero.
Hallado el foco del problema, ahora la compañía estudia la construcción de unos diques que contengan la expansión del agua contaminada por radiación a través del océano, según informó la cadena estatal NHK.
Asimismo, los técnicos de la compañía nipona tienen intención de inyectar nitrógeno gaseoso en la vasija de contención del reactor 1 de la central para evitar una posible explosión de hidrógeno. Esta operación podría repetirse en los reactores 2 y 3.
Estos expertos aseguraron que el hidrógeno parece estar acumulándose dentro de la construcción. Ello podría ser consecuencia del vertido de agua radiactiva y del daño sufrido por las barras de combustible en el interior de la vasija.
Las plantas nucleares están equipadas con un dispositivo de inyección de gas de hidrógeno, pero en esta ocasión TEPCO va a utilizar un sistema alternativo.
Por su parte, la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón pidió disculpas a los países vecinos por el vertido intencionado de agua radiactiva al mar desde Fukushima.
El portavoz de la Agencia, Hidehiko Nishiyama, aseguró que las autoridades japonesas no pudieron contactar con las surcoreanas antes de tomar esta determinación. Por ello, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur mostró su preocupación.
Nishiyama reiteró sus disculpas, pero argumentó que el vertido de agua al mar era una medida urgente. Además, añadió que el Gobierno explicará plenamente esta decisión a los países que puedan verse afectados y responderá a las preguntas sobre la situación en la planta, donde se sigue temiendo que las repercusiones del accidente vayan a más.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad anunció que pondrá en marcha una serie de medidas de control radiactivo de los alimentos procedentes de Japón.
El departamento que dirige Leire Pajín aseguró que hasta el momento no ha llegado a España ninguna mercancía procedente de Japón que haya salido con fecha posterior al seísmo y que los controles que va a efectuar España «son mayores que los recomendados por la Unión Europea», según explicó.
El 25 de marzo pasado, la Comisión Europea publicó el reglamento de ejecución para armonizar los controles en toda la Unión Europea e imponer a Japón el análisis previo de los alimentos o piensos que quiera enviar a la Unión Europea procedentes de la zona que rodea a la central nuclear de Fukushima. Japón está obligado a controlar el 100% de los productos de la zona que destina a la exportación.
A la llegada a puertos de la Unión Europea, la Comisión estableció un control aleatorio de un 10% de las partidas para comprobar la veracidad de los análisis realizados por las autoridades japonesas y recomendó realizar al menos un 20% de análisis para los productos que procedan de fuera de la zona de control reforzado. En España, se adoptó la decisión de multiplicar por cinco estos controles a los productos importados.
Además, Rafael García Tenorio, catedrático de Física de la Universidad de Sevilla e investigador asociado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), consideró que la fuerte contaminación existente en el fondo marino tras el accidente ocurrido en la central de Fukushima, en Japón, no hace necesario tomar medidas fuera de la isla, ya que, en su opinión, la pesca mundial no está amenazada.
Pese a la decisión del Gobierno japonés de verter al océano Pacífico 11.500 toneladas de agua radioactiva procedentes de la planta nuclear, este investigador declaró que «tomar medidas fuera de Japón no es necesario por el momento». A su juicio, el control debe hacerse ahora mismo en el entorno de Fukushima y en las costas japonesas.
Y es que, a su parecer, decir que la pesca mundial está amenazada es «una exageración», porque las informaciones de los niveles exactos de radiación en aguas japonesas son «contradictorias».
Según explicó este experto, los elementos radiactivos que llegan al agua pueden ser solubles y, por tanto, diluirse en el océano, o no solubles e incorporarse a los sedimentos de los fondos marinos, en cuyo caso habrá que esperar para conocer su comportamiento y consecuencias sobre la biodiversidad marina.


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