Así, según ha confirmado Greenpeace, Mario Rodríguez sustituye a ‘Juantxo’ al frente de la dirección ejecutiva desde el pasado 1 de septiembre y hasta que culmine el proceso de selección que «puede ser largo, de unos dos o tres meses».

Rodríguez es licenciado en Ciencias Físicas y ha realizado estudios de especialización postgrado en Evaluación de Impacto Ambiental y Sistemas de Información Geográfica aplicados a la gestión ambiental.

Antes de su incorporación a Greenpeace en 1992, cuando contaba con 27 años de edad, trabajó en el Laboratorio del Corcho del Instituto de Investigaciones Agrarias (INIA) y en empresas de ingeniería.

A finales de los años 80 y principios de los 90 estuvo vinculado como voluntario a ONGs que abordaban trabajos contra la marginación social derivada de la drogodependencia, trabajando sobre el terreno en zonas desfavorecidas de Madrid y con los presos de la cárcel de Carabanchel, también en Madrid.

En la organización se inició dentro del departamento de tóxicos, como responsable de la campaña en favor de la producción limpia en las empresas papeleras, en ese momento el segundo sector más contaminante después del químico. En 1993 inició la campaña de bosques en España y participó activamente en la construcción de la campaña internacional de bosques de Greenpeace hasta el año 2000.

Oficialmente, Juan López de Uralde se despedirá el día 10 de septiembre en Madrid de Greenpeace, donde ingresó en 1987, cuando realizó su primera acción a bordo del barco ‘Moby Dick’ en el Mar del Norte, para protestar contra la incineración de residuos tóxicos en alta mar.

Entre 1999 y 2001 fue coordinador de la campaña de Tóxicos de Greenpeace Internacional donde realizó diferentes expediciones marítimas contra los tóxicos en India, Tailandia, Japón, China, Filipinas, Chile, Argentina, Brasil, México. Desde 2001 dirigió Greenpeace España hasta el 31 de agosto de 2010.

Antes de entrar en Greenpeace, López de Uralde inicia su compromiso ambiental en la universidad, donde estudió Ingeniería Agrónoma y fundó con otros compañeros un grupo ecologista para «hacer más sostenible la Universidad». A los 23 años fue secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental, una federación de 160 grupos ecologistas locales y regionales.

Dentro de sus acciones más conocidas destaca su detención en Copenhague durante la cena de gala ofrecida por la Corona Danesa y previa a la Cumbre del Clima en Dinamarca, a la que ‘se coló’ como «jefe de Estado de Greenpeace» y que le llevó a pasar las Navidades en el calabozo. Semanas antes había estado embarcado en el ‘Artic Sunrise’, una expedición cuyo objetivo era documentar los efectos del cambio climático y actuar contra el transporte de carbón en Svalvard.

Así, según ha confirmado Greenpeace, Mario Rodríguez sustituye a ‘Juantxo’ al frente de la dirección ejecutiva desde el pasado 1 de septiembre y hasta que culmine el proceso de selección que «puede ser largo, de unos dos o tres meses».

Rodríguez es licenciado en Ciencias Físicas y ha realizado estudios de especialización postgrado en Evaluación de Impacto Ambiental y Sistemas de Información Geográfica aplicados a la gestión ambiental.

Antes de su incorporación a Greenpeace en 1992, cuando contaba con 27 años de edad, trabajó en el Laboratorio del Corcho del Instituto de Investigaciones Agrarias (INIA) y en empresas de ingeniería.

A finales de los años 80 y principios de los 90 estuvo vinculado como voluntario a ONGs que abordaban trabajos contra la marginación social derivada de la drogodependencia, trabajando sobre el terreno en zonas desfavorecidas de Madrid y con los presos de la cárcel de Carabanchel, también en Madrid.

En la organización se inició dentro del departamento de tóxicos, como responsable de la campaña en favor de la producción limpia en las empresas papeleras, en ese momento el segundo sector más contaminante después del químico. En 1993 inició la campaña de bosques en España y participó activamente en la construcción de la campaña internacional de bosques de Greenpeace hasta el año 2000.

Oficialmente, Juan López de Uralde se despedirá el día 10 de septiembre en Madrid de Greenpeace, donde ingresó en 1987, cuando realizó su primera acción a bordo del barco ‘Moby Dick’ en el Mar del Norte, para protestar contra la incineración de residuos tóxicos en alta mar.

Entre 1999 y 2001 fue coordinador de la campaña de Tóxicos de Greenpeace Internacional donde realizó diferentes expediciones marítimas contra los tóxicos en India, Tailandia, Japón, China, Filipinas, Chile, Argentina, Brasil, México. Desde 2001 dirigió Greenpeace España hasta el 31 de agosto de 2010.

Antes de entrar en Greenpeace, López de Uralde inicia su compromiso ambiental en la universidad, donde estudió Ingeniería Agrónoma y fundó con otros compañeros un grupo ecologista para «hacer más sostenible la Universidad». A los 23 años fue secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental, una federación de 160 grupos ecologistas locales y regionales.

Dentro de sus acciones más conocidas destaca su detención en Copenhague durante la cena de gala ofrecida por la Corona Danesa y previa a la Cumbre del Clima en Dinamarca, a la que ‘se coló’ como «jefe de Estado de Greenpeace» y que le llevó a pasar las Navidades en el calabozo. Semanas antes había estado embarcado en el ‘Artic Sunrise’, una expedición cuyo objetivo era documentar los efectos del cambio climático y actuar contra el transporte de carbón en Svalvard.

«¿Cuántos accidentes más tendremos que esperar para darnos cuenta de que necesitamos ir más allá del petróleo y apuntar hacia las energías limpias, el ahorro y la eficiencia energética?», se preguntó la responsable de la Campaña de Energía de Greenpeace, Sara Pizzinato.

Pizzinato vaticinó que la explosión de otra plataforma petrolífera cuatro meses después de la de BP, que causó el mayor desastre ecológico en la historia de Estados Unidos, no será la última. «Cada vez es más difícil encontrar petróleo y las plataformas van a encontrar este recurso en ambientes más peligrosos y difíciles, como en el Ártico o en aguas profundas», añadió.

A este respecto, Pizzinato propuso que los países acuerden una moratoria internacional sobre la extracción del petróleo en el mar y pongan en práctica una «revolución energética» en la forma de producir, transportar y consumir la energía.

«Con esta revolución energética, en Europa se podría disminuir en un 93% nuestro consumo de petróleo en 2050 solamente en el sector del transporte, el mayor consumidor de este recurso», afirmó.

Por su parte, el coordinador de Campañas de Ecologistas en Acción, Theo Oberhuber, aseguró que el último accidente en el Golfo de México «viene a demostrar, una vez más, que no podemos seguir dependiendo del petróleo».

En esta línea, reclamó la prohibición de las plataformas petrolíferas marinas porque «conlleva riesgos mucho mayores que las terrestres».

«Habría que hacer algún tipo de revisión a corto plazo de ellas para evitar los accidentes, pero también un proceso progresivo de retirada y desmontaje de esas plataformas», apuntó.

«¿Cuántos accidentes más tendremos que esperar para darnos cuenta de que necesitamos ir más allá del petróleo y apuntar hacia las energías limpias, el ahorro y la eficiencia energética?», se preguntó la responsable de la Campaña de Energía de Greenpeace, Sara Pizzinato.

Pizzinato vaticinó que la explosión de otra plataforma petrolífera cuatro meses después de la de BP, que causó el mayor desastre ecológico en la historia de Estados Unidos, no será la última. «Cada vez es más difícil encontrar petróleo y las plataformas van a encontrar este recurso en ambientes más peligrosos y difíciles, como en el Ártico o en aguas profundas», añadió.

A este respecto, Pizzinato propuso que los países acuerden una moratoria internacional sobre la extracción del petróleo en el mar y pongan en práctica una «revolución energética» en la forma de producir, transportar y consumir la energía.

«Con esta revolución energética, en Europa se podría disminuir en un 93% nuestro consumo de petróleo en 2050 solamente en el sector del transporte, el mayor consumidor de este recurso», afirmó.

Por su parte, el coordinador de Campañas de Ecologistas en Acción, Theo Oberhuber, aseguró que el último accidente en el Golfo de México «viene a demostrar, una vez más, que no podemos seguir dependiendo del petróleo».

En esta línea, reclamó la prohibición de las plataformas petrolíferas marinas porque «conlleva riesgos mucho mayores que las terrestres».

«Habría que hacer algún tipo de revisión a corto plazo de ellas para evitar los accidentes, pero también un proceso progresivo de retirada y desmontaje de esas plataformas», apuntó.