Este acuerdo significa que una parte de los países desarrollados tendrán que rebajar sus emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, de acuerdo con el actual Protocolo de Kioto, si bien, en dicho marco, no se encuentra Estados Unidos, una de las naciones más contaminantes, que nunca ratificó dicho tratado.
No obstante, la cumbre decidió posponer para el próximo año la decisión de definir el periodo de tiempo en el que estará en vigor de nuevo el Protocolo de Kioto, ya que el marco temporal estipulado actualmente expira el próximo año. Además, aplazó la configuración de un nuevo tratado, objetivo primitivo de esta cumbre, para el año 2015 y que entraría en vigor en 2020.
Sin embargo, la cumbre de Durban consiguió que, por primera vez, los países más contaminantes estén obligados a tomar acciones para reducir sus emisiones y, por ende, ralentizar el proceso de calentamiento global.
Asimismo, acordaron la creación del Fondo Climático Verde para ayudar económicamente a los países más pobres para luchar contra los estragos causados por el calentamiento climático.
La anfitriona, ministra de Asuntos Exteriores de Sudáfrica y presidenta de la cumbre, auspiciada por la ONU, Maite Nkoana-Mashabane, celebró este acuerdo. «Hemos venido aquí con un plan A y hemos concluido este encuentro con un plan A para salvar el planeta por el futuro de nuestros hijos y nietos», aplaudió Nkoana-Mashabane. «Hemos hecho historia», exclamó.
El acuerdo alcanzado este domingo en la cumbre de Durban, la más larga de las últimas dos décadas de conversaciones en pos de la lucha contra el cambio climático, se vio seguida de las felicitaciones de muchos de los delegados allí desplazados.
Reacciones al acuerdo
El enviado brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, se mostró «aliviado». «Hemos conseguido un robusto resultado, un texto excelente sobre una nueva fase en la lucha internacional contra el cambio climático. Claramente insta a la acción», manifestó.
Por su parte, la ministra de Medioambiente de India, Jayanthi Natarajan, subrayó que, «bajo el espíritu de la flexibilidad y la voluntad mostrada por todos, hemos ofrecido nuestra flexibilidad, hemos acordado las palabras» expresadas y «hemos adoptado» este resultado. No en vano, dijo «no estar contenta» con la nueva versión del texto, fruto de «unos debates muy intensos».
En cambio, la representación conjunta de 43 pequeñas islas, que están fuertemente amenazadas de desaparecer del mapa ante una crecida del nivel del mar causada por el deshielo de los cascos polares por el calentamiento global, insistió en que lo acordado en la cumbre de Durban no es suficiente. «Me habría gustado conseguir algo más, pero al menos tenemos algo en lo que trabajar juntos. Todavía todo no está perdido«, concluyó el jefe negociador de finanzas de este grupúsculo, Selvwin Hart.
El Ministro de Energía y Clima británico, Chris Huhne, por su parte, subrayó que este acuerdo fue «un gran éxito para la diplomacia europea». «Hemos logrado incluir a los mayores emisores, como Estados Unidos, India y China, en una ‘hoja de ruta’ que asegurará un acuerdo global general», apostilló.
La Unión Europea, que expresó una de las posiciones más férreas durante estas dos semanas en cuanto a las condiciones previas establecidas a los países más contaminantes, preconizó el resultado de la cumbre y su estrategia. «Creemos que hemos enarbolado la estrategia correcta, ya que pensamos que ha funcionado», sostuvo la comisaria de la Unión Europea para el Clima, Connie Hedegaard. «El asunto principal es que todas las grandes economías y todas las partes se tengan que comprometer en el futuro en términos legales, que es para lo que hemos venido aquí», ensalzó Hedegaard.
En cuanto a Estados Unidos, su enviado a Durban, Todd Stern, manifestó su satisfacción al ver que, «al final, todo ha terminado bastante bien». «Hemos obtenido el tipo de simetría en la que hemos estado focalizados desde el comienzo del mandato de (Barack) Obama. Este (acuerdo) tiene todos los elementos que estábamos buscando«, agregó.
El director del Grupo Africano, Tosi Mpanu-Mpanu, prefirió mantener la cautela al afirmar que este acuerdo se encuentra «a medio camino» de los objetivos primarios. «Por supuesto no estamos del todo contentos con el fruto» de la cumbre, puesto «que le falta equilibrio, pero estimamos que está empezando a avanzar en la dirección correcta», explicó.
En esta misma línea se manifestó la líder de la iniciativa climática y de energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Samantha Smith, que sostuvo que, «desafortunadamente, los gobiernos han invertido los cruciales dos últimos días de negociaciones en un puñado de palabras concretas en los textos negociados, en lugar de gastarlos en el capital político del compromiso a una mayor y más realista acción para hacer frente al cambio climático». «En resumidas cuentas, los gobiernos no han hecho prácticamente nada aquí y eso es inaceptable», sentenció.
Asimismo, el director ejecutivo de la ONG Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, describió el acuerdo alcanzado en Durban como «no más que un pacto voluntario que pospone por una década» el problema del cambio climático y que nos situará ante «el peligro de una potencial catástrofe» medioambiental.
Por su parte, la responsable de Cambio Climático de Greenpeace, Aida Vila, afirmó que se impuso el criterio de Estados Unidos frente al de otros paises en la conferencia de Durban sobre el cambio climático consistente en un acuerdo que pospuso la firma de un compromiso de reducción de emisiones en el año 2015 que sería aplicable en 2020.
Vila señaló que lo que impide avanzar «no es ni la técnica ni los recursos económicos» sino el lobby de un pequeño sector, muy potente económicamente, que es el sector de los combustibles fósiles. En ese sentido, según la responsable, se vio cómo algunos países se ciñeron a los intereses de este sector dándole prórrogas «que ponen en juego la economía y el clima de todos».
Así, lamentó que durante Durban «se ha demostrado que la política no va al mismo tiempo que la ciencia» cuando tendría que ser la ciencia la que debería marcar la pauta de estos acuerdos. Vila comentó no obstante que «si bien es verdad que se han sentado las bases del régimen multilateral de lucha contra el cambio climático», hay muchos elementos de este texto, como que la acción se retrase hasta final de 2020, que tienen enorme riesgo.
La organización Ecologistas en Acción lamentó que el acuerdo constituye un «crimen contra la humanidad» porque permitirán que la temperatura media global supere los 4ºC, lo que es «una sentencia de muerte para millones de personas en África, los pequeños Estados insulares, muchos países de Asia y Latinoamérica».
Según esta asociación, «las negociaciones climáticas crearon un régimen de ‘apartheid climático’ porque la mayoría de los gobiernos históricamente más responsables del calentamiento global, como Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Rusia o la Unión Europea, han decidido sacrificar los derechos humanos de millones de personas».
Del mismo modo, señaló que no es correcto que la Unión Europea «haya salvado la Cumbre de Durban y el Protocolo de Kioto» ya que «el segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto adoptado en Durban queda vacío de contenido». El portavoz de la organización ecologista, Tom Kucharz, señaló que la decisión no incluye una enmienda al Protocolo de Kioto con nuevas metas de mitigación de los gases de efecto invernadero para los países industrializados porque sólo se «toma nota» de las enmiendas que darían realmente vigor al segundo periodo.
Por último, la organización ecologista Amigos de la Tierra criticó que el acuerdo alcanzado en la Cumbre del Clima sólo haga «recomendaciones» a los países que se sumen a un segundo periodo de compromiso y que esté «vacío de obligaciones legales».
A su juicio, las divergencias continúan también con el texto preparado para un acuerdo a largo plazo que no acuerda un pico mundial de emisiones. Del mismo modo, denunció que en el documento el Fondo Verde para el Clima aparece como «un acuerdo desprovisto de contenido por la falta de transparencia sobre el origen de los fondos, el papel de las grandes corporaciones y la gestión de la secretaría, lo que ha levantado más controversias».