El sector eólico vuelve a estar de enhorabuena. Por un lado, por el hecho de poder considerarse un ‘modelo de evolución tecnológica’ para el resto de tecnologías renovables. Y por otro, por las interesantes previsiones que marcó ayer el secretario general de Energía, Ignasi Nieto, durante la inauguración de la II Asamblea General de la Red Científico Tecnológica del Sector Eólico REOLTEC, una plataforma tecnológica que lleva a cabo sus tareas en el marco del Plan Naciona de I+D+i y en la que participan las principales empresas e instituciones implicadas en el sector.
Los participantes en esta Asamblea representaban tanto a la industria, fabricantes, ingenierías, promotores, centros de investigación, universidades y distintos organismos de la Administración.
Según el secretario general de Energía, que destacó el papel de la eólica en España, «la contribución de esta energía es importante no sólo en términos de generación, que ya cubren más del 8% de la demanda y que en 2016 deberían cubrir el 17%, sino en otros muchos aspectos». Nieto destacó el hecho de que desde la primera instalación eólica, en Rosas, a principios de los 90, los costes se han reducido más de seis veces, desde unos 40 céntimos por KWh hasta los 7 u 8 céntimos actuales, «y eso marca el camino que deben seguir otras tecnologías renovables, como la solar termoeléctrica».
En referencia a las primas que actualmente reciben algunas formas de generación de energía, como la eólica, Nieto señaló que «a mediados o finales de la próxima década, las energías renovables podrán competir sin primas«.
Una de las principales novedades fue la explicación por parte de Nieto de que, en el marco de los objetivos europeos de energías renovables para 2020 (que el 20% de toda la energía consumida sea de origen renovable), el Gobierno español pretende que la eólica aporte 35.000 MW de potencia instalada en ese año, y 44.000 en 2030 (de los cuales 8.000 sean marinos). «Para ello», sostuvo Nieto, «la eólica tiene que seguir evolucionando tecnológicamente en diversos aspectos como la integración en red, lo que permitirá automáticamente incrementar la potencia eólica aceptada por la red por cuestiones de seguridad en el funcionamiento de la misma».
Para hacernos una idea de esta evolución, recordemos que en la actualidad, España no alcanza hoy los 12.000 MW, y el Gobierno se ha fijado el objetivo -muy difícil de alcanzar, por cierto- de llegar a los 20.155 MW en el año 2010.
Si se cumple esta previsión, sería necesario incrementar la potencia instalada a un ritmo de 1484 MW anuales entre 2010 y 2020, y entre 2020 y 2030, a un ritmo de 900 MW anuales. Para llegar a 2010 con 20.155 MW habría que instalar anualmente, desde 2007, la friolera de 2.135 nuevos MW eólicos, lo que es prácticamente imposible -no se ha alcanzado hasta la fecha-, y además, las condiciones no han mejorado para la eólica en el nuevo Real Decreto de renovables, el 661/2007, con respecto al anterior.
Lo cierto es que el sector apunta alto. Si las previsiones de Ignasi Nieto Magaldi para 2020 son de 35.000 MW, los productores eólicos esperaban una cifra superior a ésta en 5.000 MW, es decir, 40.000. Hay que tener en cuenta que la I+D hace un interesante trabajo de reducción de costes, aparte de conseguir que las nuevas máquinas tengan más potencia con respecto a las anteriores, y es posible que sea más fácil conseguir incrementos mayores de potencia instalada en el futuro. La mayoría de los aerogeneradores convencionales instalados hoy en día cuentan con 1 y 2 MW, aunque ya existen unidades instaladas con una potencia de 4,5 MW. Y las previsiones futuras apuntan a potencias unitarias muy superiores.
El vicepresidente de la Asociación Empresarial Eólica, José Donoso, destacó la importancia de REOLTEC como una realidad que nace en 2005 «con el propósito de evaluar las necesidades tecnológicas del sector eólico español y proponer líneas prioritarias de actuación para los diferentes programas nacionales, que respondieron a aquellas necesidades». Donoso explicó que la plataforma «nació como un foro de intercambio de conocimientos y experiencias que impulsara la coordinación de los diferentes programas, y debían permitir el uso óptimo de recursos públicos».
El director técnico de AEE, Alberto Ceña, expuso que uno de los retos más importantes para el sector eólico consiste en bajar los costes, precisamente con la vista puesta en el día en que desaparezcan las tarifas. Pero el sector también está centrado en contribuir a conseguir una mayor estabilidad de la red, ya que eso podría facilitar enormemente la implantación de la energía eólica.
Uno de los problemas a los que se enfrenta el sector es el déficit de ingenieros en esta materia. Por ello, no sólo es un reto la investigación, sino la creación de una masa humana formada en el desarrollo de la energía eólica. En cuanto a la investigación, Ceña recordó que además de la reducción de costes, las tendencias de la I+D van por el camino del aumento de la potencia unitaria de los aerogeneradores.
Precisamente, según apuntó Josep Prats, de Ecotècnia, la búsqueda del aumento de potencia podría llevar a que los generadores cuenten con 10 MW en un plazo de 10 años, que podría incrementarse aún más, hasta 13 MW.
Otro de los impedimentos, o barreras, para el buen desarrollo de la energía eólica lo constituyen las limitaciones de su conexión a la red. Por tanto, señaló José Luis Mata, de REE, es importante que se avance en cuestiones como un funcionamiento seguro o la mejora de la predicción meteorológica para la operación del sistema. «El objetivo de 40.000 MW no nos asusta, pero conviene llevar a cabo desarrollos tecnológicos y de red». Así, conviene evolucionar en la gestión de la demanda ligada a la generación eólica y también en el control de tensión, que «sigue siendo una cuestión preocupante hoy día, aunque ha mejorado considerablemente».
Para Víctor Olmos, del IDAE, existe un problema en España, y es que los fabricantes nacionales están totalmente centrados en la optimización de sus modelos convencionales, mientras que en el extranjero se están produciendo importantes avances en nuevos modelos. «Debemos avanzar en eólica marina si queremos reducir los costes de inversión y mantener, por tanto, la competitividad.
Los retos de la eólica marina
Si bien las instalaciones eólicas ‘offshore’ o instaladas en el mar tienen un gran potencial por las condiciones meteorológicas que se dan en esos enclaves, también es cierto que las dificultades tecnológicas encarecen la construcción de parques eólicos de manera significativa. Instalar un parque marino significa contar con muchas más horas de viento, pero también significa montar toda la estructura submarina sobre la que se apoya un aerogenerador -un gasto inexistente en los parques terrestres-, además de las condiciones de salinidad -que encarecen el mantenimiento y hacen necesario el uso de distintos materiales-, entre otros factores.
Cuestiones que encarecen enormemente el megawatio eólico, puesto que el coste del aerogenerador, que en el caso de los parques terrestres supone un porcentaje muy alto de la inversión, constituye en los parques marinos alrededor de un 36%.
Según explicó Raúl Manzanas, responsable de proyectos de Acciona Energía, aunque el coste de la eólica marina ha llegado a situarse, en proyectos experimentales, cercano a los 3 millones de euros el megavatio, el entorno actual de gasto por megavatio está más próximo a los dos millones de euros, y precisamente los esfuerzos de la I+D están concentrados en rebajar aún más esos costes. Así, en un plazo de tiempo relativamente corto podríamos estar hablando de números inferiores a los dos millones por megavatio. La forma de conseguirlo es conseguir que el peso de los componentes se divida por diez, y que su precio se reduzca en una proporción todavía mayor.
Respecto al ritmo actual de instalación de potencia eólica, la tasa a escala mundial es de 8.000 MW al año en el caso de las instalaciones offshore (eólica marina), mientras que la construcción de parques eólicos terrestres, avanza a un ritmo de 15.000 MW anuales.