Inauguran el mayor plan privado de gestión integral de energía termoeléctrica mediante biomasa

La red de calderas, que abastece a 28 edificios entre los que se incluyen un colegio e instalaciones deportivas, fue instalada en el campus de Villafranca del Castillo de la Institución Educativa SEK en Madrid, según confirmó Francisco Villalobos, director general de DES.

La nueva central comenzó a funcionar en pruebas en octubre pero ya es posible apreciar los primeros resultados: un ahorro del 65% en emisiones de CO2 y una reducción del 25% en el gasto energético y de mantenimiento, porque «ya no quemamos gasoil, sino biomasa, lo que supone un enorme ahorro energético, económico y medioambiental».

Esta iniciativa permite «agrupar diferentes calderas de producción de calor en un único punto que se alimenta de forma centralizada con biomasa y, a partir de ahí, repartimos el calor mediante tuberías a la treintena de edificios que componen el campus», explicó Villalobos.

La inversión de la instalación asumida por DES suma más de 1.300.000 euros y permitirá el suministro y la gestión de 1.500 toneladas de biomasa al año, en un contrato con una periodicidad de 12 años.

«La inversión inicial de este tipo de calderas es menor que la de otras centrales y el modelo es aplicable a cualquier conjunto de edificios donde se pueda agrupar el consumo», precisó Villalobos, cuya compañía también gestiona la eficiencia energética de ayuntamientos como los de Vitoria y Galapagar (Madrid), además de otras redes de frío y calor en ciudades como Barcelona, Orozco o Tudela.

El director general de esta compañía adelantó finalmente que «ya hay otras universidades interesadas» en instalar este sistema en Madrid, Córdoba y Granada.

La biomasa augura el cierre de muchas plantas ante los cambios que reducen al 50% sus ingresos

El sector criticó que los nuevos parámetros retributivos no recogen unos costes realistas de la materia prima, ya que aunque se trata de desechos (forestales, agrícolas, industriales, etc.) hay que tratarlos antes de utilizarlos, lo que supone un gasto.

«Si alguien consigue que una bolsa de basura tal y como la dejamos en el contenedor genere electricidad o biogás que lo haga», ilustraron desde la patronal.

En España hay 848 megavatios (MW) de potencia instalada en distintas plantas: en biomasa sólida 620 MW y en biogás 228 MW, según datos de noviembre de 2013. La mayoría de está asociada al tratamiento de residuos del sector industrial y todas se engloban en el denominado régimen especial.

El Gobierno, en el marco de la reforma energética emprendida, modificó la forma en la que se retribuye la generación de estas plantas que pasan de recibir unas primas a ceñirse a una «rentabilidad razonable» en el entorno del 7,5% en función de unos parámetros y costes fijados en una orden aún en trámite.

Unos costes, añadieron desde APPA, que ni siquiera se corresponden con los fijados por el propio IDAE en el Plan de Energías Renovables ni reflejan algunas de sus funciones adicionales, como la limpieza de bosques o el reciclaje de residuos.

Por tanto, la retribución resulta insuficiente para cubrir los costes de obtención y tratamiento de la materia prima, sumados a la operación, y además no está segmentada en función de la potencia instalada de la planta.

También lamentaron que el borrador recoge horas mínimas y máximas de funcionamiento, algo que a su juicio carece de sentido dado que se trata de una industria que funciona normalmente las veinticuatro horas del día y que en ocasiones tiene que parar para revisiones técnicas.

La propuesta de normativa, argumentaron, tampoco contempla la existencia de plantas de residuos híbridas, que generan biogás mediante vertederos cubiertos y con centrales específicas, que ahora quedarán en una situación de alegalidad.

Con estos planteamientos, insistieron desde APPA, hay plantas de biomasa «a las que no salen los números, que se ven abocadas al cierre» con las consecuencias que ello tiene para el mundo rural, tanto ambientales como en empleo.

Otras, como es el caso de las que se encargan de la gestión de residuos urbanos, terminaran trasladando, porque así se contempla en los contratos de concesiones, este desfase a los Ayuntamientos y estos a las tasas de basura.

Unos escenarios que, no obstante, el sector confió en que puedan «reconducirse» si el ministerio de Industria refleja algunas de las alegaciones y cambios que le pidieron en la orden definitiva.

Iberdrola construirá dos centrales de biomasa en Canadá que suman 80 MW por 240 millones de euros

Estos proyectos, los más importantes adjudicados por Iberdrola Ingeniería en el sector de la biomasa, permitieron a la compañía entrar en el mercado canadiense, según indicó.

Ambas centrales (Fort St. James y Merritt) fueron adjudicadas por un consorcio liderado por la empresa canadiense Fengate Capital y se ubicarán en la provincia de British Columbia, al oeste de Canadá.

La empresa se encargará de la puesta en marcha de las dos centrales, así como la construcción de dos subestaciones transformadoras y de las líneas de evacuación de energía asociadas.

Las dos plantas van a contar con generadores de vapor con una tecnología de combustión denominada de parrilla. Para generar electricidad se utilizará tanto serrín como residuos de los aserraderos, de las explotaciones forestales y de la limpieza de las cunetas de la zona.

El desarrollo de estas instalaciones permitirá crear una media de 500 empleos durante su fase de construcción y otros 22 nuevos puestos de trabajo directos destinados a su futura operación y mantenimiento.

Iberdrola Ingeniería firmó un primer contrato, que incluye el desarrollo de la central de Fort St James, de 40 MW, cuyas obras está previsto que comiencen en noviembre de este mismo año.

Además, adquirió los derechos para iniciar la construcción, dentro de tres meses, de la planta de Merritt, también de 40 MW de potencia. Está previsto que las obras de esta instalación comiencen a principios de febrero de 2014.

Nuñez Feijóo demanda al Gobierno convertir la biomasa en «un objetivo» de la política energética estatal

Como prueba de ello, en un desayuno informativo organizado por Fórum Europa, Feijóo apuntó que Galicia «gasta más de 100 millones de euros en incendios todos los años».

Es por ello que incidió en que la política energética estatal «debería tener en cuenta los incendios forestales» que sufren específicamente las comunidades del noroeste español y, así, fomentar el uso de biomasa.

De hecho, como reveló el mandatario, él mismo trasladó ya esta postura al ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, a quien definió como su «amigo».

Por otra parte, acerca de la situación de la energía eólica, puntualizó el presidente que Galicia no grava la generación de energía eólica, sino el número de aerogeneradores desplegados.

En este sentido, recomendó a las empresas sustituir los antiguos por unos nuevos, que pueden crear «dos o tres veces» más energía, y así disminuirán sus gravámenes.

En todo caso, Feijóo no descartó la posibilidad de introducir «bonificaciones o rebajas» ante la supresión de las primas a las energías renovables, para así paliar la caída de su rentabilidad.

La Agencia Europea de Medio Ambiente recomienda frenar la demanda de biomasa en la UE

«Es imprescindible que valoremos cómo podemos utilizar los recursos existentes de manera eficiente, antes de que impongamos demandas adicionales a la tierra para la producción de energía», dijo el director de la AEMA, Hans Bruyninckx.

La biomasa es una fuente de energía renovable que aprovecha la materia orgánica procedente, sobre todo, de los campos agrícolas, las masas forestales y los deshechos, con el objetivo de obtener energía para la calefacción, la electricidad o el transporte.

Según un informe de la AEMA, la producción de energía derivada de la biomasa, también conocida como bionergía, debería obedecer a los principios de eficiencia de los Veintiocho, por lo que sugirió reducir los recursos utilizados para generar cada unidad de energía.

Además, pidió minimizar el impacto medioambiental causado por la generación de energía por biomasa, debido a la utilización de amplias extensiones de terreno para el cultivo de los recursos orgánicos destinados a la producción de bioenergía.

«La bioenergía es un componente importante de la actual mezcla de recursos energéticos que utilizamos, que nos ayuda a garantizar un suministro estable», señaló Bruyninckx, quien advirtió, sin embargo, de que «la biomasa forestal y el suelo productivo son recursos limitados y forman parte del capital verde de Europa».

En 2010, la energía de la biomasa supuso en torno al 7,5% de la energía total consumida en la Unión Europea, aunque se prevé que alcance el 10% en 2020, lo que supone la mitad de la producción energética renovable a la que se han propuesto llegar los Estados miembros.

Precisamente, España es uno de los países con mayor potencial de generación de bionergía a partir de la agricultura, junto con Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía.

El informe de la AEMA señaló que los fines más eficientes para la bionergía son su utilización en la calefacción y la producción de biocarburantes de última generación, empleados como combustible en determinados medios de transporte.

Por ejemplo, destacó que los mismos recursos orgánicos pueden generar electricidad con una eficiencia del 30-35%, o bien calefacción con un rendimiento del 85%.

Si embargo, el estudio apuntó que los biocarburantes de primera generación, tales como el biodiesel, basado en la colza y el etanol a partir de trigo, suponen un uso mucho menos eficiente.

Por otro lado, recomendó ampliar la variedad de cultivos dedicados a la obtención de bioenergía, especialmente de cultivos energéticos, aquellos creados y explotados con el único objetivo de la obtención de biomasa, y sauces, con vistas a reducir el impacto medioambiental y ayudar a la prevención de inundaciones y filtraciones de agua.

La AEMA también advirtió en contra de la creencia extendida de que la producción de biomasa no genera emisiones contaminantes, ya que la conversión de antiguos bosques o sabanas en campos de cultivo no compensa el C02 que absorben las cosechas en su crecimiento.

La biomasa reactiva la economía y mejora la efieciencia

Por otra parte, Ence reaccionó al informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) destacando la capacidad de la biomasa no sólo para reactivar la economía, sino también para mejorar el medio ambiente y la eficiencia en los procesos energéticos

La compañía explicó que ya logró aumentar en un 21% el rendimiento energético de sus plantas de generación con biomasa y que en breve alcanzará rendimientos del 37% en sus nuevas generaciones de instalaciones.

El aprovechamiento de la biomasa, aseguró, supondría una importante contribución a la recuperación económica del país, dada la alta capacidad de esta tecnología para crear empleo, hasta el punto de procurar 19 puestos de trabajo por megavatio instalado.

Según Ence, la gestión responsable de la biomasa para la generación de energía tiene múltiples ventajas medioambientales, que la distinguen del resto de las energías renovables.

En este sentido, el cultivo energético con periodos de corta de 3 a 4 años y cercano al emplazamiento de la generación, como realiza Ence, ofrece un mejor balance en la captura de carbono y, por tanto, una mayor contribución a la mitigación del calentamiento climático.

El CO2 emitido durante su aprovechamiento energético, señaló, es igual que el captado de la atmósfera previamente por cultivos y bosques. Además, la captura es especialmente eficiente en los cultivos energéticos, ya que durante los primeros años de crecimiento son capaces de absorber más CO2 que los árboles maduros.

La Agencia Europea de Medio Ambiente recomienda frenar la demanda de biomasa en la UE

«Es imprescindible que valoremos cómo podemos utilizar los recursos existentes de manera eficiente, antes de que impongamos demandas adicionales a la tierra para la producción de energía», dijo el director de la AEMA, Hans Bruyninckx.

La biomasa es una fuente de energía renovable que aprovecha la materia orgánica procedente, sobre todo, de los campos agrícolas, las masas forestales y los deshechos, con el objetivo de obtener energía para la calefacción, la electricidad o el transporte.

Según un informe de la AEMA, la producción de energía derivada de la biomasa, también conocida como bionergía, debería obedecer a los principios de eficiencia de los Veintiocho, por lo que sugirió reducir los recursos utilizados para generar cada unidad de energía.

Además, pidió minimizar el impacto medioambiental causado por la generación de energía por biomasa, debido a la utilización de amplias extensiones de terreno para el cultivo de los recursos orgánicos destinados a la producción de bioenergía.

«La bioenergía es un componente importante de la actual mezcla de recursos energéticos que utilizamos, que nos ayuda a garantizar un suministro estable», señaló Bruyninckx, quien advirtió, sin embargo, de que «la biomasa forestal y el suelo productivo son recursos limitados y forman parte del capital verde de Europa».

En 2010, la energía de la biomasa supuso en torno al 7,5% de la energía total consumida en la Unión Europea, aunque se prevé que alcance el 10% en 2020, lo que supone la mitad de la producción energética renovable a la que se han propuesto llegar los Estados miembros.

Precisamente, España es uno de los países con mayor potencial de generación de bionergía a partir de la agricultura, junto con Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía.

El informe de la AEMA señaló que los fines más eficientes para la bionergía son su utilización en la calefacción y la producción de biocarburantes de última generación, empleados como combustible en determinados medios de transporte.

Por ejemplo, destacó que los mismos recursos orgánicos pueden generar electricidad con una eficiencia del 30-35%, o bien calefacción con un rendimiento del 85%.

Si embargo, el estudio apuntó que los biocarburantes de primera generación, tales como el biodiesel, basado en la colza y el etanol a partir de trigo, suponen un uso mucho menos eficiente.

Por otro lado, recomendó ampliar la variedad de cultivos dedicados a la obtención de bioenergía, especialmente de cultivos energéticos, aquellos creados y explotados con el único objetivo de la obtención de biomasa, y sauces, con vistas a reducir el impacto medioambiental y ayudar a la prevención de inundaciones y filtraciones de agua.

La AEMA también advirtió en contra de la creencia extendida de que la producción de biomasa no genera emisiones contaminantes, ya que la conversión de antiguos bosques o sabanas en campos de cultivo no compensa el C02 que absorben las cosechas en su crecimiento.

La biomasa reactiva la economía y mejora la efieciencia

Por otra parte, Ence reaccionó al informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) destacando la capacidad de la biomasa no sólo para reactivar la economía, sino también para mejorar el medio ambiente y la eficiencia en los procesos energéticos

La compañía explicó que ya logró aumentar en un 21% el rendimiento energético de sus plantas de generación con biomasa y que en breve alcanzará rendimientos del 37% en sus nuevas generaciones de instalaciones.

El aprovechamiento de la biomasa, aseguró, supondría una importante contribución a la recuperación económica del país, dada la alta capacidad de esta tecnología para crear empleo, hasta el punto de procurar 19 puestos de trabajo por megavatio instalado.

Según Ence, la gestión responsable de la biomasa para la generación de energía tiene múltiples ventajas medioambientales, que la distinguen del resto de las energías renovables.

En este sentido, el cultivo energético con periodos de corta de 3 a 4 años y cercano al emplazamiento de la generación, como realiza Ence, ofrece un mejor balance en la captura de carbono y, por tanto, una mayor contribución a la mitigación del calentamiento climático.

El CO2 emitido durante su aprovechamiento energético, señaló, es igual que el captado de la atmósfera previamente por cultivos y bosques. Además, la captura es especialmente eficiente en los cultivos energéticos, ya que durante los primeros años de crecimiento son capaces de absorber más CO2 que los árboles maduros.

La Agencia Europea de Medio Ambiente recomienda frenar la demanda de biomasa en la UE

«Es imprescindible que valoremos cómo podemos utilizar los recursos existentes de manera eficiente, antes de que impongamos demandas adicionales a la tierra para la producción de energía», dijo el director de la AEMA, Hans Bruyninckx.

La biomasa es una fuente de energía renovable que aprovecha la materia orgánica procedente, sobre todo, de los campos agrícolas, las masas forestales y los deshechos, con el objetivo de obtener energía para la calefacción, la electricidad o el transporte.

Según un informe de la AEMA, la producción de energía derivada de la biomasa, también conocida como bionergía, debería obedecer a los principios de eficiencia de los Veintiocho, por lo que sugirió reducir los recursos utilizados para generar cada unidad de energía.

Además, pidió minimizar el impacto medioambiental causado por la generación de energía por biomasa, debido a la utilización de amplias extensiones de terreno para el cultivo de los recursos orgánicos destinados a la producción de bioenergía.

«La bioenergía es un componente importante de la actual mezcla de recursos energéticos que utilizamos, que nos ayuda a garantizar un suministro estable», señaló Bruyninckx, quien advirtió, sin embargo, de que «la biomasa forestal y el suelo productivo son recursos limitados y forman parte del capital verde de Europa».

En 2010, la energía de la biomasa supuso en torno al 7,5% de la energía total consumida en la Unión Europea, aunque se prevé que alcance el 10% en 2020, lo que supone la mitad de la producción energética renovable a la que se han propuesto llegar los Estados miembros.

Precisamente, España es uno de los países con mayor potencial de generación de bionergía a partir de la agricultura, junto con Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía.

El informe de la AEMA señaló que los fines más eficientes para la bionergía son su utilización en la calefacción y la producción de biocarburantes de última generación, empleados como combustible en determinados medios de transporte.

Por ejemplo, destacó que los mismos recursos orgánicos pueden generar electricidad con una eficiencia del 30-35%, o bien calefacción con un rendimiento del 85%.

Si embargo, el estudio apuntó que los biocarburantes de primera generación, tales como el biodiesel, basado en la colza y el etanol a partir de trigo, suponen un uso mucho menos eficiente.

Por otro lado, recomendó ampliar la variedad de cultivos dedicados a la obtención de bioenergía, especialmente de cultivos energéticos, aquellos creados y explotados con el único objetivo de la obtención de biomasa, y sauces, con vistas a reducir el impacto medioambiental y ayudar a la prevención de inundaciones y filtraciones de agua.

La AEMA también advirtió en contra de la creencia extendida de que la producción de biomasa no genera emisiones contaminantes, ya que la conversión de antiguos bosques o sabanas en campos de cultivo no compensa el C02 que absorben las cosechas en su crecimiento.

La biomasa reactiva la economía y mejora la efieciencia

Por otra parte, Ence reaccionó al informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) destacando la capacidad de la biomasa no sólo para reactivar la economía, sino también para mejorar el medio ambiente y la eficiencia en los procesos energéticos

La compañía explicó que ya logró aumentar en un 21% el rendimiento energético de sus plantas de generación con biomasa y que en breve alcanzará rendimientos del 37% en sus nuevas generaciones de instalaciones.

El aprovechamiento de la biomasa, aseguró, supondría una importante contribución a la recuperación económica del país, dada la alta capacidad de esta tecnología para crear empleo, hasta el punto de procurar 19 puestos de trabajo por megavatio instalado.

Según Ence, la gestión responsable de la biomasa para la generación de energía tiene múltiples ventajas medioambientales, que la distinguen del resto de las energías renovables.

En este sentido, el cultivo energético con periodos de corta de 3 a 4 años y cercano al emplazamiento de la generación, como realiza Ence, ofrece un mejor balance en la captura de carbono y, por tanto, una mayor contribución a la mitigación del calentamiento climático.

El CO2 emitido durante su aprovechamiento energético, señaló, es igual que el captado de la atmósfera previamente por cultivos y bosques. Además, la captura es especialmente eficiente en los cultivos energéticos, ya que durante los primeros años de crecimiento son capaces de absorber más CO2 que los árboles maduros.

Cogebio desarrolla tecnología con la que obtener gas con la biomasa

Así, Cogebio, especializada en la recuperación energética de la biomasa para la producción de calor y electricidad presentó la solución Gasclean, que supone un nuevo enfoque en la gasificación de la biomasa, ya que produce un gas de síntesis «limpio y directamente recuperable» a raíz de virutas de madera o subproductos agrícolas. Sin embargo, ahora pretende ampliar el uso de Gasclean a recuperación energética de residuos de madera o compost.

El método se puede aplicar a un rango de potencia entre 50 y 2.000 kw térmicos que sirve como calefacción, con lo que se reduce la dependencia de los combustibles fósiles.

En la actualidad el proyecto, que está en fase de prototipo, combina una turbina de aire caliente con un intercambiador de calor para una producción descentralizada de energía, lo más cercana posible del lugar de consumo.

El presidente de Cogebio, Etiene Lebas, manifestó que esta captación de fondos de un millón de euros es un paso «importante» con el que construirán las primeras instalaciones y dirigirán su actividad hacia la recuperación energética de los residuos.

Con esta tecnología se reducen las emisiones de varios gases de efecto invernadero como CO2, Nox, SOx y se facilitará la sustitución de las energías fósiles en las industrias locales por un lado y supondrá ahorro en combustibles a partir de la sustitución de los combustibles fósiles con madera. Además, la empresa subrayó los beneficios ambientales de utilizar los residuos de la madera como combustible alternativo

Cogebio desarrolla tecnología con la que obtener gas con la biomasa

Así, Cogebio, especializada en la recuperación energética de la biomasa para la producción de calor y electricidad presentó la solución Gasclean, que supone un nuevo enfoque en la gasificación de la biomasa, ya que produce un gas de síntesis «limpio y directamente recuperable» a raíz de virutas de madera o subproductos agrícolas. Sin embargo, ahora pretende ampliar el uso de Gasclean a recuperación energética de residuos de madera o compost.

El método se puede aplicar a un rango de potencia entre 50 y 2.000 kw térmicos que sirve como calefacción, con lo que se reduce la dependencia de los combustibles fósiles.

En la actualidad el proyecto, que está en fase de prototipo, combina una turbina de aire caliente con un intercambiador de calor para una producción descentralizada de energía, lo más cercana posible del lugar de consumo.

El presidente de Cogebio, Etiene Lebas, manifestó que esta captación de fondos de un millón de euros es un paso «importante» con el que construirán las primeras instalaciones y dirigirán su actividad hacia la recuperación energética de los residuos.

Con esta tecnología se reducen las emisiones de varios gases de efecto invernadero como CO2, Nox, SOx y se facilitará la sustitución de las energías fósiles en las industrias locales por un lado y supondrá ahorro en combustibles a partir de la sustitución de los combustibles fósiles con madera. Además, la empresa subrayó los beneficios ambientales de utilizar los residuos de la madera como combustible alternativo

Cogebio desarrolla tecnología con la que obtener gas con la biomasa

Así, Cogebio, especializada en la recuperación energética de la biomasa para la producción de calor y electricidad presentó la solución Gasclean, que supone un nuevo enfoque en la gasificación de la biomasa, ya que produce un gas de síntesis «limpio y directamente recuperable» a raíz de virutas de madera o subproductos agrícolas. Sin embargo, ahora pretende ampliar el uso de Gasclean a recuperación energética de residuos de madera o compost.

El método se puede aplicar a un rango de potencia entre 50 y 2.000 kw térmicos que sirve como calefacción, con lo que se reduce la dependencia de los combustibles fósiles.

En la actualidad el proyecto, que está en fase de prototipo, combina una turbina de aire caliente con un intercambiador de calor para una producción descentralizada de energía, lo más cercana posible del lugar de consumo.

El presidente de Cogebio, Etiene Lebas, manifestó que esta captación de fondos de un millón de euros es un paso «importante» con el que construirán las primeras instalaciones y dirigirán su actividad hacia la recuperación energética de los residuos.

Con esta tecnología se reducen las emisiones de varios gases de efecto invernadero como CO2, Nox, SOx y se facilitará la sustitución de las energías fósiles en las industrias locales por un lado y supondrá ahorro en combustibles a partir de la sustitución de los combustibles fósiles con madera. Además, la empresa subrayó los beneficios ambientales de utilizar los residuos de la madera como combustible alternativo