El precio de los gases licuados canalizados subirá el 3,9%

A este precio hay que sumar un término fijo de 1,51 euros mensuales por abonado.

En la misma resolución, Industria precisa que el precio de los gases licuados de petróleo a granel para empresas distribuidoras por canalización aumentó un 4,65% respecto al valor del mes anterior, hasta los 76,2548 céntimos el kilogramo.

El precio del GLP por canalización, utilizado principalmente en urbanizaciones y chalés, se determina mensualmente en función de una fórmula que tiene en cuenta la evolución de la materia prima, los fletes y el tipo de cambio euro-dólar.

El GLP por canalización ya subió el pasado mes de septiembre, un 2,67%.

El precio de los gases licuados canalizados subirá el 3,9%

A este precio hay que sumar un término fijo de 1,51 euros mensuales por abonado.

En la misma resolución, Industria precisa que el precio de los gases licuados de petróleo a granel para empresas distribuidoras por canalización aumentó un 4,65% respecto al valor del mes anterior, hasta los 76,2548 céntimos el kilogramo.

El precio del GLP por canalización, utilizado principalmente en urbanizaciones y chalés, se determina mensualmente en función de una fórmula que tiene en cuenta la evolución de la materia prima, los fletes y el tipo de cambio euro-dólar.

El GLP por canalización ya subió el pasado mes de septiembre, un 2,67%.

El precio de los gases licuados canalizados subirá el 3,9%

A este precio hay que sumar un término fijo de 1,51 euros mensuales por abonado.

En la misma resolución, Industria precisa que el precio de los gases licuados de petróleo a granel para empresas distribuidoras por canalización aumentó un 4,65% respecto al valor del mes anterior, hasta los 76,2548 céntimos el kilogramo.

El precio del GLP por canalización, utilizado principalmente en urbanizaciones y chalés, se determina mensualmente en función de una fórmula que tiene en cuenta la evolución de la materia prima, los fletes y el tipo de cambio euro-dólar.

El GLP por canalización ya subió el pasado mes de septiembre, un 2,67%.

España pagará 638 millones de euros para lograr el objetivo de emisiones de CO2 de Kyoto

De acuerdo con el reparto interno pactado por la Unión Europea, España debe limitar su incremento de emisiones al 15% en relación a los niveles de 1990. Sin embargo, pese a las medidas para recortar las emisiones y la crisis económica, el aumento real será del 35%, según las proyecciones de Bruselas.

El Gobierno tiene previsto cubrir esta brecha de 20 puntos que le separa del cumplimiento de su objetivo invirtiendo en proyectos verdes en países en vías de desarrollo para así obtener derechos de emisión de CO2 adicionales, tal y como está previsto en el protocolo de Kyoto.

Para ello, invertirá 638 millones de euros, por delante de Austria (que dedicará 531 millones a estos mecanismos de desarrollo limpio), Países Bajos (507 millones), Luxemburgo (360 millones) y Portugal (305 millones).

Además, España espera lograr un recorte adicional de emisiones del 2% mediante actividades de forestación y reforestación, que crean «sumideros» ecológicos que absorben dióxido de carbono de la atmósfera.

Teniendo en cuenta la compra de créditos de emisión y las actividades de forestación, España acabará superando en un 1,8% el objetivo de CO2 que le impone Kyoto, de acuerdo con las proyecciones del Ejecutivo comunitario.

Para los quince antiguos Estados miembros de la Unión Europea, Bruselas pronostica que las políticas y las medidas existentes, esto es, las ya ejecutadas, tendrán como resultado una disminución de las emisiones del 10,4 % respecto a los niveles de referencia. Además, la compra de créditos de emisión se traducirá en otra rebaja del 2,7 %, con lo que la reducción global sería aproximadamente del 13,2 %.

Las medidas de reforestación podrían contribuir a un recorte suplementario del 1,0 %, con lo que la bajada total será del 14,2%, muy superior al objetivo del 8% previsto en Kyoto.

En cuanto a los países de la ampliación, el estudio de la Comisión prevé que cumplan sus objetivos individuales de recorte, que oscilan entre el 6% y el 8%.

España pagará 638 millones de euros para lograr el objetivo de emisiones de CO2 de Kyoto

De acuerdo con el reparto interno pactado por la Unión Europea, España debe limitar su incremento de emisiones al 15% en relación a los niveles de 1990. Sin embargo, pese a las medidas para recortar las emisiones y la crisis económica, el aumento real será del 35%, según las proyecciones de Bruselas.

El Gobierno tiene previsto cubrir esta brecha de 20 puntos que le separa del cumplimiento de su objetivo invirtiendo en proyectos verdes en países en vías de desarrollo para así obtener derechos de emisión de CO2 adicionales, tal y como está previsto en el protocolo de Kyoto.

Para ello, invertirá 638 millones de euros, por delante de Austria (que dedicará 531 millones a estos mecanismos de desarrollo limpio), Países Bajos (507 millones), Luxemburgo (360 millones) y Portugal (305 millones).

Además, España espera lograr un recorte adicional de emisiones del 2% mediante actividades de forestación y reforestación, que crean «sumideros» ecológicos que absorben dióxido de carbono de la atmósfera.

Teniendo en cuenta la compra de créditos de emisión y las actividades de forestación, España acabará superando en un 1,8% el objetivo de CO2 que le impone Kyoto, de acuerdo con las proyecciones del Ejecutivo comunitario.

Para los quince antiguos Estados miembros de la Unión Europea, Bruselas pronostica que las políticas y las medidas existentes, esto es, las ya ejecutadas, tendrán como resultado una disminución de las emisiones del 10,4 % respecto a los niveles de referencia. Además, la compra de créditos de emisión se traducirá en otra rebaja del 2,7 %, con lo que la reducción global sería aproximadamente del 13,2 %.

Las medidas de reforestación podrían contribuir a un recorte suplementario del 1,0 %, con lo que la bajada total será del 14,2%, muy superior al objetivo del 8% previsto en Kyoto.

En cuanto a los países de la ampliación, el estudio de la Comisión prevé que cumplan sus objetivos individuales de recorte, que oscilan entre el 6% y el 8%.

España pagará 638 millones de euros para lograr el objetivo de emisiones de CO2 de Kyoto

De acuerdo con el reparto interno pactado por la Unión Europea, España debe limitar su incremento de emisiones al 15% en relación a los niveles de 1990. Sin embargo, pese a las medidas para recortar las emisiones y la crisis económica, el aumento real será del 35%, según las proyecciones de Bruselas.

El Gobierno tiene previsto cubrir esta brecha de 20 puntos que le separa del cumplimiento de su objetivo invirtiendo en proyectos verdes en países en vías de desarrollo para así obtener derechos de emisión de CO2 adicionales, tal y como está previsto en el protocolo de Kyoto.

Para ello, invertirá 638 millones de euros, por delante de Austria (que dedicará 531 millones a estos mecanismos de desarrollo limpio), Países Bajos (507 millones), Luxemburgo (360 millones) y Portugal (305 millones).

Además, España espera lograr un recorte adicional de emisiones del 2% mediante actividades de forestación y reforestación, que crean «sumideros» ecológicos que absorben dióxido de carbono de la atmósfera.

Teniendo en cuenta la compra de créditos de emisión y las actividades de forestación, España acabará superando en un 1,8% el objetivo de CO2 que le impone Kyoto, de acuerdo con las proyecciones del Ejecutivo comunitario.

Para los quince antiguos Estados miembros de la Unión Europea, Bruselas pronostica que las políticas y las medidas existentes, esto es, las ya ejecutadas, tendrán como resultado una disminución de las emisiones del 10,4 % respecto a los niveles de referencia. Además, la compra de créditos de emisión se traducirá en otra rebaja del 2,7 %, con lo que la reducción global sería aproximadamente del 13,2 %.

Las medidas de reforestación podrían contribuir a un recorte suplementario del 1,0 %, con lo que la bajada total será del 14,2%, muy superior al objetivo del 8% previsto en Kyoto.

En cuanto a los países de la ampliación, el estudio de la Comisión prevé que cumplan sus objetivos individuales de recorte, que oscilan entre el 6% y el 8%.

Unos 169.000 usuarios pueden quedarse sin luz a partir del mes de enero por continuar acogidos a la tarifa regulada

Estos consumidores, que son penalizados en su recibo con un recargo del 20% sobre la tarifa eléctrica de último recurso (TUR) vigente, habían pagado 88 millones de euros «de más» por la electricidad consumida hasta agosto, según la última liquidación realizada por la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

Los clientes de alta tensión deben estar obligatoriamente en el mercado libre desde el 1 de julio de 2008, en tanto que los usuarios de media y baja tensión con potencias contratadas superiores a los 10 kilovatios tienen que hacerlo desde julio del año pasado, cuando comenzó a aplicarse la TUR, la única tarifa que desde entonces fija el Gobierno.

Fuentes del Ministerio de Industria apuntaron que aunque, en principio, el Ejecutivo no tiene previsto conceder a estos usuarios una nueva prórroga para hacer el cambio, aún es pronto para descartar esta posibilidad.

En caso de que no se apruebe dicha prórroga, las comercializadoras podrán dar por rescindido el contrato con el consumidor indebidamente acogido a tarifa y, por tanto, cortarle el suministro.

No obstante, no podrán dejar sin luz a servicios esenciales, como hospitales, alumbrado público, suministro de agua para consumo humano, instalaciones militares o policiales, centros penitenciarios, transportes públicos o servicios funerarios.

Fuentes del sector explicaron que muchos de los puntos de suministro de alta tensión pendientes de pasar a mercado corresponden a organismos y administraciones públicas que tienen una menor movilidad a la hora de hacer cambios y que deben convocar concursos para adjudicar contratos.

En otros casos, el problema radica en que, dado su historial como clientes acogidos a tarifa, las compañías que operan en el mercado libre los consideran «malos pagadores» y no les ofrecen contratos por morosos.

El año pasado, el Consejo de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) analizó las dificultades para contratar el suministro de energía eléctrica en el mercado liberalizado que estaban afrontando muchas entidades locales y otras administraciones públicas.

La CNE abrió varios expedientes informativos y, en su resolución en julio, propuso que las comercializadoras que operan en el mercado libre puedan exigir avales a clientes de «alto riesgo comercial por morosidad».

El regulador planteó esta medida como solución al problema de los hogares y pequeños negocios con deudas que no pueden acceder al mercado libre de electricidad porque las empresas comercializadoras se niegan a firmar con ellos contratos de suministro.

La exigencia de avales no afectaría a la administración pública porque, según la CNE, ya cuenta con las suficientes garantías de pago mediante los intereses de demora, la suspensión de cumplimiento de contrato y el derecho a resarcimiento de perjuicios.

Ante el elevado número de puntos de suministro indebidamente acogidos a tarifa, la CNE también estimó necesario reestructurar y actualizar toda la normativa vigente, así como simplificar los pliegos de los concursos de las Administraciones Públicas.

La CNE también abogó por una mayor información a los clientes e instó a los comercializadores a remitirles escritos con información «clara y sencilla» sobre la situación en que se encuentran.

El 1 de julio de 2008 desaparecieron todas las tarifas reguladas de alta tensión y en julio de 2009 ocurrió lo mismo con las de media y baja tensión, salvo para los usuarios con potencias contratadas iguales o inferiores a los 10 kilovatios (unos 25 millones hogares y pequeños negocios), que pueden escoger entre acudir al mercado o acogerse a la TUR.

Unos 169.000 usuarios pueden quedarse sin luz a partir del mes de enero por continuar acogidos a la tarifa regulada

Estos consumidores, que son penalizados en su recibo con un recargo del 20% sobre la tarifa eléctrica de último recurso (TUR) vigente, habían pagado 88 millones de euros «de más» por la electricidad consumida hasta agosto, según la última liquidación realizada por la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

Los clientes de alta tensión deben estar obligatoriamente en el mercado libre desde el 1 de julio de 2008, en tanto que los usuarios de media y baja tensión con potencias contratadas superiores a los 10 kilovatios tienen que hacerlo desde julio del año pasado, cuando comenzó a aplicarse la TUR, la única tarifa que desde entonces fija el Gobierno.

Fuentes del Ministerio de Industria apuntaron que aunque, en principio, el Ejecutivo no tiene previsto conceder a estos usuarios una nueva prórroga para hacer el cambio, aún es pronto para descartar esta posibilidad.

En caso de que no se apruebe dicha prórroga, las comercializadoras podrán dar por rescindido el contrato con el consumidor indebidamente acogido a tarifa y, por tanto, cortarle el suministro.

No obstante, no podrán dejar sin luz a servicios esenciales, como hospitales, alumbrado público, suministro de agua para consumo humano, instalaciones militares o policiales, centros penitenciarios, transportes públicos o servicios funerarios.

Fuentes del sector explicaron que muchos de los puntos de suministro de alta tensión pendientes de pasar a mercado corresponden a organismos y administraciones públicas que tienen una menor movilidad a la hora de hacer cambios y que deben convocar concursos para adjudicar contratos.

En otros casos, el problema radica en que, dado su historial como clientes acogidos a tarifa, las compañías que operan en el mercado libre los consideran «malos pagadores» y no les ofrecen contratos por morosos.

El año pasado, el Consejo de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) analizó las dificultades para contratar el suministro de energía eléctrica en el mercado liberalizado que estaban afrontando muchas entidades locales y otras administraciones públicas.

La CNE abrió varios expedientes informativos y, en su resolución en julio, propuso que las comercializadoras que operan en el mercado libre puedan exigir avales a clientes de «alto riesgo comercial por morosidad».

El regulador planteó esta medida como solución al problema de los hogares y pequeños negocios con deudas que no pueden acceder al mercado libre de electricidad porque las empresas comercializadoras se niegan a firmar con ellos contratos de suministro.

La exigencia de avales no afectaría a la administración pública porque, según la CNE, ya cuenta con las suficientes garantías de pago mediante los intereses de demora, la suspensión de cumplimiento de contrato y el derecho a resarcimiento de perjuicios.

Ante el elevado número de puntos de suministro indebidamente acogidos a tarifa, la CNE también estimó necesario reestructurar y actualizar toda la normativa vigente, así como simplificar los pliegos de los concursos de las Administraciones Públicas.

La CNE también abogó por una mayor información a los clientes e instó a los comercializadores a remitirles escritos con información «clara y sencilla» sobre la situación en que se encuentran.

El 1 de julio de 2008 desaparecieron todas las tarifas reguladas de alta tensión y en julio de 2009 ocurrió lo mismo con las de media y baja tensión, salvo para los usuarios con potencias contratadas iguales o inferiores a los 10 kilovatios (unos 25 millones hogares y pequeños negocios), que pueden escoger entre acudir al mercado o acogerse a la TUR.

Unos 169.000 usuarios pueden quedarse sin luz a partir del mes de enero por continuar acogidos a la tarifa regulada

Estos consumidores, que son penalizados en su recibo con un recargo del 20% sobre la tarifa eléctrica de último recurso (TUR) vigente, habían pagado 88 millones de euros «de más» por la electricidad consumida hasta agosto, según la última liquidación realizada por la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

Los clientes de alta tensión deben estar obligatoriamente en el mercado libre desde el 1 de julio de 2008, en tanto que los usuarios de media y baja tensión con potencias contratadas superiores a los 10 kilovatios tienen que hacerlo desde julio del año pasado, cuando comenzó a aplicarse la TUR, la única tarifa que desde entonces fija el Gobierno.

Fuentes del Ministerio de Industria apuntaron que aunque, en principio, el Ejecutivo no tiene previsto conceder a estos usuarios una nueva prórroga para hacer el cambio, aún es pronto para descartar esta posibilidad.

En caso de que no se apruebe dicha prórroga, las comercializadoras podrán dar por rescindido el contrato con el consumidor indebidamente acogido a tarifa y, por tanto, cortarle el suministro.

No obstante, no podrán dejar sin luz a servicios esenciales, como hospitales, alumbrado público, suministro de agua para consumo humano, instalaciones militares o policiales, centros penitenciarios, transportes públicos o servicios funerarios.

Fuentes del sector explicaron que muchos de los puntos de suministro de alta tensión pendientes de pasar a mercado corresponden a organismos y administraciones públicas que tienen una menor movilidad a la hora de hacer cambios y que deben convocar concursos para adjudicar contratos.

En otros casos, el problema radica en que, dado su historial como clientes acogidos a tarifa, las compañías que operan en el mercado libre los consideran «malos pagadores» y no les ofrecen contratos por morosos.

El año pasado, el Consejo de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) analizó las dificultades para contratar el suministro de energía eléctrica en el mercado liberalizado que estaban afrontando muchas entidades locales y otras administraciones públicas.

La CNE abrió varios expedientes informativos y, en su resolución en julio, propuso que las comercializadoras que operan en el mercado libre puedan exigir avales a clientes de «alto riesgo comercial por morosidad».

El regulador planteó esta medida como solución al problema de los hogares y pequeños negocios con deudas que no pueden acceder al mercado libre de electricidad porque las empresas comercializadoras se niegan a firmar con ellos contratos de suministro.

La exigencia de avales no afectaría a la administración pública porque, según la CNE, ya cuenta con las suficientes garantías de pago mediante los intereses de demora, la suspensión de cumplimiento de contrato y el derecho a resarcimiento de perjuicios.

Ante el elevado número de puntos de suministro indebidamente acogidos a tarifa, la CNE también estimó necesario reestructurar y actualizar toda la normativa vigente, así como simplificar los pliegos de los concursos de las Administraciones Públicas.

La CNE también abogó por una mayor información a los clientes e instó a los comercializadores a remitirles escritos con información «clara y sencilla» sobre la situación en que se encuentran.

El 1 de julio de 2008 desaparecieron todas las tarifas reguladas de alta tensión y en julio de 2009 ocurrió lo mismo con las de media y baja tensión, salvo para los usuarios con potencias contratadas iguales o inferiores a los 10 kilovatios (unos 25 millones hogares y pequeños negocios), que pueden escoger entre acudir al mercado o acogerse a la TUR.

El dióxido de carbono es el gas de efecto invernadero con mayor influencia sobre el clima terráqueo, según NASA

Aunque los efectos del dióxido de carbono sobre la atmósfera se conocen desde hace más de un siglo, su papel principal en el calentamiento climático aún no se ha desvelado por completo.

Los descubrimientos confirman que el dióxido de carbono es el interruptor de control más potente del efecto invernadero y que su abundancia determina la cantidad de vapor de agua que contiene la atmósfera.

Sin el dióxido de carbono, la Tierra sucumbiría en un estado helado aunque los investigadores advierten que los crecientes niveles de este gas atmosférico también son preocupantes. Señalan que esto convierte a la reducción y el control atmosférico del CO2 en una cuestión apremiante y grave a la que hay que prestar una especial atención.

Los autores señalan como ejemplo que el vapor de agua es un importante gas efecto invernadero y es más abundante en la atmósfera que el dióxido de carbono. Pero este elemento se condensa y precipita desde la atmósfera y por ello juega un papel diferente que el dióxido de carbono y otros gases efecto invernadero no condensados como el ozono, el metano y los clorofluorocarbonos.

Los científicos, dirigidos por Andrew Lacis, realizaron un conjunto de experimentos de modelos climáticos idealizados en los que los gases de efecto invernadero se añadieron o sustrajeron de la atmósfera para identificar su papel en el control de la temperatura del aire.

El carbón disparó las emisiones de CO2 en septiembre, según WWF

Por su parte, las emisiones totales de CO2 del sistema eléctrico español crecieron un 7% en septiembre respecto al mes anterior, incremento que WWF achaca al aumento de la producción de electricidad con carbón.

Según el Observatorio de la Electricidad de WWF, estas emisiones fueron, sin embargo, un 2,4% inferiores a las que se generaron en septiembre de 2009.

Según explica, esto se debe a la mayor producción con renovables (un 10,25% superior, sin contar con la energía solar) y a la menor producción de electricidad con combustibles fósiles respecto al año pasado (7,8% menos).

El Observatorio de la Electricidad señala que la quema de carbón para producir electricidad generó el 55% de las emisiones peninsulares y que la producción hidráulica acumulada hasta la fecha ha sido un 74,5% superior a la del año pasado.

WWF asegura que ese mes cerró con «un nuevo pico en las emisiones medias de CO2», que alcanzaron los 246 kilogramos de CO2 por megavatio generado.

Según sus estimaciones, las emisiones acumuladas de CO2 hasta septiembre de 2010 fueron un 37% inferiores a las que se registraron en 2009.