Buenas noticias desde el making off

La publicación por parte del diario «Cinco Días» de que en la transposición del tercer paquete legislativo se abordaba la separación económica y jurídica del operador de transporte y el operador de sistema de Red Eléctrica de España removió los cimientos del «establishment» en el sector eléctrico.

Red Eléctrica tendrá que dividirse en dos empresas totalmente diferenciadas, de forma que una sea el operador de transporte y la otra el operador de sistema. Esta separación se abordará antes en el caso de Enagás, que se efectuará en la tramitación de Ley de Responsabilidad por Daños Nucleares, que ayer se aprobó definitivamente en el Congreso de los Diputados.

La pinza operador de transporte/operador del sistema en el sector eléctrico de nuestro país, había configurado de REE una especie de Ministerio de Energía en la sombra, un contrapoder, un octavo pasajero omnipresente con capacidad cierta de subvertir el funcionamiento de los agentes institucionales del sector energético. Como el Barça, es más que un club. Red Eléctrica es más que un TSO.

Un número importante de propuestas, incluido el fiasco grave y rocambolesco del decreto del carbón, provenían de la factoría de La Moraleja, en lugar del regulador principal, que las adoptaba como suyas en un ejercicio de atrapamiento, fruto de las tradicionales vinculaciones entre REE e Industria, que llevaba a que representantes de REE estuvieran presentes, además en el «making off» de todo tipo de reuniones y tomas de decisiones relacionadas o no con sus funciones junto a la propia Administración, algo que había acabado por verse «normal».

Cuestiones como la configuración del transportista único o la definición técnica de las redes de transporte en lugar de por tensión, son consecuencia de este funcionamiento disfuncional del sector eléctrico (y aunque nunca debe valer la redundancia, aquí sí).

El hecho de que se produzca esta separación, además, en pura teoría, no disminuye ninguna de las funciones de REE, pero si que obliga a dos cosas. En primer lugar, en el caso de REE, a centrarse y recentrarse en lo que es su «core business», en sus actividades y funciones. Transportar electricidad por las redes de alta tensión y operar el sistema con neutralidad, evitando veleidades expansionistas, diversificadoras y distorsionadoras del funcionamiento en el modelo de separación de actividades o invasión de funciones del mercado eléctrico y de otros agentes.

En segundo lugar, otra consecuencia debe ser la necesidad del propio Ministerio de Industria (regulador principal) de reforzar su estructura interna, cuestionándose la Dirección General actual y, sobre todo, tras la última y reciente salida hacia, precisamente, Red Eléctrica de España del ex subdirector Eduardo Ramos. También es relevante la necesidad de reforzamiento de la Comisión Nacional de Energía (regulador independiente) de cara a esta nueva etapa. En definitiva, contar con reguladores y autoridades fuertes y capaces, que no precisen auxilios o corrientes ocultas, de forma que cada uno ejerza su papel y actividad.

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