Bruselas presenta un plan para promover el uso de combustibles limpios en la Unión Europea

El plan de la Comisión Europea -que deberá recibir el visto bueno de los Veintisiete y del Parlamento Europeo para su entrada en vigor- establece objetivos de obligado cumplimiento para los países, de modo que se desarrolle un «nivel mínimo» de infraestructuras para estas fuentes de energía alternativas.

Uno de los protagonistas del plan es el coche eléctrico, para el que la Comisión Europea propone que se establezcan un número mínimo de puntos de recarga en cada Estado miembro, para fomentar la producción en gran escala de estos vehículos limpios y que bajen sus precios para dar confianza a los usuarios para comprarlos y que deberán cumplir con unos estándares comunes europeos sobre su diseño y uso.

En el caso de España,uno de los países líderes en el sector junto con Alemania, Francia, Holanda y Reino Unido, la Comisión Europea propone que se establezca un mínimo de 82.000 puntos de recarga de aquí a 2020, frente a los 1.356 que ya están operativos. El Gobierno español prevé que en esa fecha circulen por las carreteras españolas 2,5 millones de coches eléctricos.

Estas estaciones de recarga deberán estar equipadas con un mismo enchufe, el conocido como «tipo 2», el más usado y el que el Ejecutivo europeo estableció como el conector universal en la Unión Europea. En estos momentos hay fundamentalmente dos tipos de enchufe en Europa, lo que puede provocar que un coche que viaja de Francia a Alemania no pueda recargarse.

El «Paquete Energía para el Transporte» incluye unas recomendaciones para los Veintisiete para establecer una estrategia europea, una directiva legislativa sobre las infraestructuras y un plan de acción para fomentar el uso de gas natural licuado en el sector marítimo.

Además, éste incluye medidas para impulsar desde Bruselas otros sectores «limpios», como el hidrógeno y el gas natural licuado y comprimido.

Por lo que se refiere al hidrógeno, Alemania, Italia y Dinamarca ya cuentan con un número significativo de estaciones para repostar, aunque algunas de ellas no son accesibles al público. Bruselas propone normas comunes para las estaciones con el fin de garantizar la movilidad de estos vehículos y que see aplicarán a los 14 de los 27 Estados miembros que disponen actualmente de una red para hidrógeno.

Respecto al gas natural licuado, la Comisión Europea propuso que se instalen puntos de abastecimiento en los 139 puertos marítimos y tierra adentro que forman parte de la red de transporte prioritaria europea de cara a 2020 y 2025, respectivamente.

El gas natural licuado también se utiliza para camiones, pero en la Unión Europea solo hay 38 estaciones de reaprovisionamiento. Por eso, el Ejecutivo europeo planteó que se establezcan estaciones de servicio que sirvan gas natural licuado cada 400 km de las carreteras que forman parte de la red principal transeuropea, de modo que los camiones puedan también acceder a este combustible.

En cuanto al gas natural comprimido, que se utiliza principalmente para los coches, actualmente lo utilizan 1 millón de vehículos, el 0,5% de la flota, cifra que el sector desea multiplicar por diez de aquí a 2020. Bruselas exigirá implantar puntos suficientes para repostar accesibles al público, que cumplan normas comunes y que estén a una distancia máxima de 150 km entre sí para el año 2020.

El plan presentado no prevé la construcción de nuevas infraestructuras para los biocombustibles, pero sí tratarán de asegurar su sostenibilidad, según la Comisión Europea.

El Ejecutivo europeo recalcó que las inversiones, de aproximadamente 8.000 millones de euros, que serán necesarias para desarrollar estas infraestructuras podrán hacerse contando con el sector privado y no solo a costa de las arcas públicas, que podrá modificar la normativa local para fomentar la inversión, y recalcó que la cofinanciación europea está disponible a través de los fondos comunitarios para redes transeuropeas y los fondos regionales.

La Comisión Europea justificó la presentación de estas medidas para romper el «círculo vicioso» por el que el coche eléctrico no acaba de despegar y que se debe al alto precio de los vehículos, la escasa aceptación de los consumidores y la falta de estaciones para recargar y que impide un mayor desarrollo de los combustibles alternativos.

El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Transporte, Siim Kallas, recalcó que el desarrollo de los combustibles limpios permitirá a la Unión Europea «reducir su dependencia excesiva del petróleo y desarrollar una industria del transporte capaz de responder a las demandas del siglo XXI a un coste asequible». La propuesta de estándares comunes además evita el «caos» de que cada fabricante y Estado miembro vaya por su lado, indicó.

Kallas señaló que China y EEUU planean poner seis millones de vehículos eléctricos en las carreteras de aquí a 2020, por lo que recalcó que Europa debe aprovechar esta oportunidad para establecerse con una «posición fuerte» en un mercado que crece a gran velocidad.

Bruselas presenta un plan para promover el uso de combustibles limpios en la Unión Europea

El plan de la Comisión Europea -que deberá recibir el visto bueno de los Veintisiete y del Parlamento Europeo para su entrada en vigor- establece objetivos de obligado cumplimiento para los países, de modo que se desarrolle un «nivel mínimo» de infraestructuras para estas fuentes de energía alternativas.

Uno de los protagonistas del plan es el coche eléctrico, para el que la Comisión Europea propone que se establezcan un número mínimo de puntos de recarga en cada Estado miembro, para fomentar la producción en gran escala de estos vehículos limpios y que bajen sus precios para dar confianza a los usuarios para comprarlos y que deberán cumplir con unos estándares comunes europeos sobre su diseño y uso.

En el caso de España,uno de los países líderes en el sector junto con Alemania, Francia, Holanda y Reino Unido, la Comisión Europea propone que se establezca un mínimo de 82.000 puntos de recarga de aquí a 2020, frente a los 1.356 que ya están operativos. El Gobierno español prevé que en esa fecha circulen por las carreteras españolas 2,5 millones de coches eléctricos.

Estas estaciones de recarga deberán estar equipadas con un mismo enchufe, el conocido como «tipo 2», el más usado y el que el Ejecutivo europeo estableció como el conector universal en la Unión Europea. En estos momentos hay fundamentalmente dos tipos de enchufe en Europa, lo que puede provocar que un coche que viaja de Francia a Alemania no pueda recargarse.

El «Paquete Energía para el Transporte» incluye unas recomendaciones para los Veintisiete para establecer una estrategia europea, una directiva legislativa sobre las infraestructuras y un plan de acción para fomentar el uso de gas natural licuado en el sector marítimo.

Además, éste incluye medidas para impulsar desde Bruselas otros sectores «limpios», como el hidrógeno y el gas natural licuado y comprimido.

Por lo que se refiere al hidrógeno, Alemania, Italia y Dinamarca ya cuentan con un número significativo de estaciones para repostar, aunque algunas de ellas no son accesibles al público. Bruselas propone normas comunes para las estaciones con el fin de garantizar la movilidad de estos vehículos y que see aplicarán a los 14 de los 27 Estados miembros que disponen actualmente de una red para hidrógeno.

Respecto al gas natural licuado, la Comisión Europea propuso que se instalen puntos de abastecimiento en los 139 puertos marítimos y tierra adentro que forman parte de la red de transporte prioritaria europea de cara a 2020 y 2025, respectivamente.

El gas natural licuado también se utiliza para camiones, pero en la Unión Europea solo hay 38 estaciones de reaprovisionamiento. Por eso, el Ejecutivo europeo planteó que se establezcan estaciones de servicio que sirvan gas natural licuado cada 400 km de las carreteras que forman parte de la red principal transeuropea, de modo que los camiones puedan también acceder a este combustible.

En cuanto al gas natural comprimido, que se utiliza principalmente para los coches, actualmente lo utilizan 1 millón de vehículos, el 0,5% de la flota, cifra que el sector desea multiplicar por diez de aquí a 2020. Bruselas exigirá implantar puntos suficientes para repostar accesibles al público, que cumplan normas comunes y que estén a una distancia máxima de 150 km entre sí para el año 2020.

El plan presentado no prevé la construcción de nuevas infraestructuras para los biocombustibles, pero sí tratarán de asegurar su sostenibilidad, según la Comisión Europea.

El Ejecutivo europeo recalcó que las inversiones, de aproximadamente 8.000 millones de euros, que serán necesarias para desarrollar estas infraestructuras podrán hacerse contando con el sector privado y no solo a costa de las arcas públicas, que podrá modificar la normativa local para fomentar la inversión, y recalcó que la cofinanciación europea está disponible a través de los fondos comunitarios para redes transeuropeas y los fondos regionales.

La Comisión Europea justificó la presentación de estas medidas para romper el «círculo vicioso» por el que el coche eléctrico no acaba de despegar y que se debe al alto precio de los vehículos, la escasa aceptación de los consumidores y la falta de estaciones para recargar y que impide un mayor desarrollo de los combustibles alternativos.

El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Transporte, Siim Kallas, recalcó que el desarrollo de los combustibles limpios permitirá a la Unión Europea «reducir su dependencia excesiva del petróleo y desarrollar una industria del transporte capaz de responder a las demandas del siglo XXI a un coste asequible». La propuesta de estándares comunes además evita el «caos» de que cada fabricante y Estado miembro vaya por su lado, indicó.

Kallas señaló que China y EEUU planean poner seis millones de vehículos eléctricos en las carreteras de aquí a 2020, por lo que recalcó que Europa debe aprovechar esta oportunidad para establecerse con una «posición fuerte» en un mercado que crece a gran velocidad.

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