Bruselas califica el accidente de Fukushima de «apocalipsis»

«Se ha hablado de apocalipsis y yo creo que esta palabra está particularmente bien elegida», dijo Oettinger en una comparecencia ante la comisión de Energía de la Eurocámara. El comisario se declaró «muy preocupado» por lo que está ocurriendo en las últimas horas en la central de Fukushima por considerar que «casi todo está fuera de control».

«Espero que no ocurra lo peor, pero no podemos excluir que ocurra lo peor en las próximas horas y días», avisó el comisario de Energía, e insistió que, aunque Japón cuenta con «excelentes ingenieros» y «tecnología punta», ya no puede garantizar el control y la seguridad operativa de la central.

La Comisión está en permanente contacto con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), su delegación en Tokio y con «todas las fuentes de información posible» para seguir la situación, según dijo el comisario de Energía.

Además, anunció que el accidente nuclear en Japón y sus consecuencias se abordará en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebrará los días 24 y 25 de marzo.

Asimismo, los países de la Unión Europea y la industria nuclear lograron un «consenso» para someter a las centrales nucleares europeas a pruebas de resistencia para comprobar su seguridad, según anunció Oettinger, que matizó que se trata de pruebas de carácter «voluntario» y que espera que se realizarán «en el curso de este año».

Los detalles de las pruebas de estrés se perfilarán en las próximas semanas en una nueva reunión de alto nivel, con el objetivo de fijar «reglas severas», explicó el comisario. Se realizarán en cualquier caso por expertos «independientes» y «en el curso de este año».

Bruselas también prevé «invitar» a los países vecinos de la Unión Europea a poner en práctica tests similares para poner a prueba también la seguridad de sus centrales.

En este sentido, el director general de Foratom (el foro de la industria nuclear a nivel europeo), Santiago San Antonio, subrayó que «todas las centrales españolas podrán pasar esas pruebas de estrés».

Además, insistió en que los reactores españoles son seguros porque, entre otras razones, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tiene «un gran prestigio a nivel mundial, de seriedad, de actuar con altos niveles de profesionalidad a la hora de garantizar la seguridad de las centrales españolas que están entre las mejores del mundo». «No tenemos nada que envidiar a otras centrales de otros países», apostilló.

Respecto a la seguridad de las centrales europeas San Antonio manifestó que el contexto actual tras el accidente nuclear japonés «no es deseable ni para la industria, ni para los gobiernos ni para los reguladores», pero destacó que los niveles de seguridad europeos son «altísimos», por lo que agregó que tras el análisis de lo ocurrido en el país nipón, a lo mejor no hay que modificar nada en Europa aunque quizá sí en Japón o «en algún otro emplazamiento específico de algún otro lugar en el mundo». «Veremos cuál es la evolución del accidente», reflexionó.

Finalmente, dijo que el futuro de la energía nuclear en el mundo no está «en riesgo» ya que consideró que es «muy difícil que esta situación se reproduzca en el futuro en otro lugar del mundo».

Por otro lado, el presidente Barack Obama y el secretario de Energía Steven Chu defendieron el expediente de la energía nuclear en Estados Unidos y se comprometieron a «aprender de la experiencia de Japón para seguir reforzando la industria nuclear en América».

«Las centrales han sido diseñadas para resistir ciertos niveles de terremotos», precisó Obama, «pero dicho esto, nada es completamente seguro. De modo que cada vez que algo así ocurre, es muy importante que examinemos cómo podemos mejorar la seguridad y el funcionamiento de las centrales«. Según el presidente, la Comisión Regulatoria de la Energía Nuclear está «supervisando constantemente la actividad sísmica y evaluando los riesgos».

Por su parte, Chu defendió la necesidad de la nuclear dentro de la tarta energética del futuro en Estados Unidos, junto al crecimiento previsto de las energías eólica y solar. Chu aseguró que es «prematuro» hablar de cómo el accidente de Japón puede afectar a la industria nuclear en Estados Unidos, dos meses después de que la Administración Obama se comprometiera a garantizar préstamos de hasta 36.000 millones de dólares para la construcción de 20 nuevos reactores.

La alarma nuclear no cesa en Fukushima

La alerta nuclear no cesa en Japón y la situación en la central nuclear de Fukushima cambia minuto a minuto mientras continúa creciendo el temor a que las explosiones e incendios que sufrieron todos los reactores de la planta desencadenen una fuga radiactiva mayor.

La amenaza de la radiactividad obligó incluso a evacuar a los últimos trabajadores que permanecían en el recinto al registrarse un importante aumento en los niveles de radiación, según confirmó la agencia nuclear japonesa. Las operaciones para enfriar los reactores se paralizaron temporalmente. Se cree que las emisiones de radiación pueden proceden de los reactores números 2 y 3 de la planta, según la agencia local Kyodo. Esta madrugada se registró un nuevo incendio en el reactor número 4 y la televisión nipona muestra imágenes de humo saliendo del reactor número 3.

Además, tal y cómo ocurrió con el reactor 2, el Gobierno japonés admitió que teme que se hayan producido daños en la vasija o muro de contención primario del reactor número 3, tal y como informó en su comparecencia diaria el portavoz Yuko Edano. La vasija es la estructura de protección más cercana al núcleo del reactor y está diseñada para prevenir las fugas radiactivas.

Hajimi Motujuku, portavoz de Tepco, la empresa eléctrica operadora de la central, explicó que el fuego fue causado por la combustión de hidrógeno procedente de las varillas, que quedaron expuestas cuando bajó el nivel del agua. La temperatura en la piscina llegó a los 84 grados centígrados, muy por encima de la ideal para mantener estables las barras, el 70% de las cuales han quedado dañadas.

Las llamas afectaron a la barrera exterior de la estructura que protege al reactor, de acuerdo con la versión de Motujuku. A los técnicos de la eléctrica les preocupa el aumento de la temperatura cerca del núcleo, y se plantean arrojar desde helicópteros ácido bórico, un retardante del fuego, sobre el reactor 4. Inicialmente se dijo que los bomberos trataban de extinguir el fuego, pero Tepco aseguró que en estos momentos el nivel de radiactividad es demasiado alto como para enviar allí a sus trabajadores.

El reactor 4 estaba parado cuando se produjo el terremoto del viernes, por lo que el combustible del núcleo se trasladó a la piscina de desechos nucleares. Desde entonces, preocupa el calentamiento de estas barras de combustible gastadas.

Al igual que es necesario enfriar el combustible del núcleo en los reactores que sufrieron una súbita parada con el seísmo (lo que ahora intentan los técnicos en los reactores 1, 2 y 3), las barras de combustible gastado necesitan estar cubiertas de agua para enfriarlas. Si no se baja la temperatura de estas varillas, podrían dañarse y emitir sustancias radiactivas.

Plan de emergencia para vigilar las partículas radioactivas

Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) activó un plan de emergencia para vigilar la trayectoria de los vientos en Japón y el movimiento de las partículas radioactivas liberadas a la atmósfera por las centrales nucleares dañadas.

Según informó el secretario general de la OMM, Michel Jarraud, este organismo dispone de tres centros meteorológicos regionales monitoreando «constantemente» las zonas afectadas. Uno de ellos se encuentra en Japón, y los otros dos en China y Rusia.

La OMM está coordinando sus actuaciones con la AIEA, con la Organización Mundial de la Salud (OMS), sobre los aspectos sanitarios más relevantes, y con la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), «para evitar que los aviones vuelen por zonas peligrosas».

Según recordó la OMM, las autoridades japonesas han ordenado la evacuación de las personas que viven dentro de un radio de 20 kilómetros de las centrales nucleares. A las que viven dentro de los 30 kilómetros, les han ordenado permanecer dentro de sus casas.

Precisamente, la OMS consideró que el Gobierno de Japón tomó las medidas «adecuadas» para evitar que la fuga de radiación de sus plantas nucleares afecte a la salud de la población.

Las directrices para estos casos son evacuación hasta una determinada distancia de la radiación, albergue para los evacuados, preparación y «si es necesario», distribución de tabletas de potasio ionizado.

Las centrales nucleares japonesas son seguras menos Fukushima

Según la AIEA, todas las unidades de las plantas nucleares de Japón afectadas por el devastador terremoto del pasado viernes «están en condición segura y estable» menos la de Fukushima.

El organismo de la ONU precisó que las centrales de Fukushima Daini, Onagawa y Tokai, que fueron dañadas en menor o mayor cuantía por el sismo, no presentan peligro o han sido puestas fuera de servicio «en frío». Sin embargo, la AIEA manifestó que «sigue preocupado por la situación de la central nuclear de Fukushima Daiichi.

Las bolsas europeas reaccionan con caídas a la crisis de Japón

En otro orden de cosas, las bolsas europeas registraron importantes descensos por el temor a que la crisis nuclear en Japón pase una factura mayor al crecimiento mundial, aunque consiguieron sobreponerse en la última parte de la jornada y limitar el desplome.

Los principales índices bursátiles europeos comenzaron la sesión con bajadas muy pronunciadas, arrastrados por la caída del 10,55 por ciento que registró la bolsa nipona, que fue la tercera mayor de su historia.

No obstante, algunas noticias favorables que limitaban el riesgo de catástrofe nuclear y la prudencia de Wall Street en su apertura llevaron a los mercados europeos a contener sus retrocesos.

El índice más bajista fue el DAX alemán, que llegó a caer el 5,58 por ciento aunque terminó con un descenso del 3,19 por ciento, el mayor desde junio de 2010.

A continuación se colocó el CAC-40 de París, con una bajada del 2,51 por ciento, la mayor desde noviembre de 2010 aunque por debajo del 4,25 por ciento que llegó a anotarse durante la mañana.

Por su parte, el FTSE MIB de Milán cedió el 2,01 por ciento; el FTSE 100 de Londres, el 1,38 por ciento, y el IBEX 35, tan sólo el 0,83 por ciento, gracias al mejor comportamiento relativo del sector financiero.

La tensión por los efectos de la crisis nuclear en Japón también relajó el precio del petróleo, que al cierre de las bolsas europeas se intercambiaba a 110 dólares por barril Brent, 3,5 dólares menos que ayer, mientras que el oro registraba caídas moderadas.

Por el contrario, el valor refugio fue la deuda soberana, lo que provocó que la rentabilidad de los bonos europeos se relajara y que el precio aumentara ante la fuerte demanda.

El riesgo nuclear en Japón hace temblar a Wall Street

Por su parte, el riesgo de que se produzca una catástrofe nuclear en Japón tras la nueva explosión en la central de Fukushima hizo temblar a Wall Street, donde los inversores temieron el impacto que tendrá sobre la recuperación económica mundial la tragedia que está sufriendo la tercera potencia mundial.

El Dow Jones de Industriales, la principal referencia del parqué neoyorquino, encadenó dos jornadas por debajo de la importante barrera psicológica de los 12.000 puntos, que había logrado reconquistar este febrero y que no superaba desde junio de 2008.

Lejos de esa cota quedó el Dow Jones, en las 11.855,42 unidades, y eso a pesar de que finalmente cerró con un descenso del 1,15 %, muy por debajo de las caídas cercanas a los tres puntos porcentuales que llegó a anotar ese índice en esta difícil jornada para los mercados neoyorquinos.

Lo mismo ocurrió con los otros dos principales índices de Wall Street, el selectivo S&P 500 y el índice compuesto del mercado tecnológico Nasdaq, que lograron contener las caídas de la sesión para acabar con descensos del 1,12 % y el 1,25 %, respectivamente.

La Reserva Federal estadounidense acudió al rescate cuando más lo necesitaban los inversores neoyorquinos y calmó los ánimos al anunciar, tal y como se esperaba, que decidió mantener sin cambios los tipos de interés, que se encuentran por debajo del 0,25 % desde diciembre de 2008, así como el programa de estímulo monetario de 600.000 millones de dólares.

La catástrofe provocó que el índice Nikkei, la principal referencia de la Bolsa de Japón, se desplomase el 10,55 %, su tercera mayor caída de la historia, algo que intentó contrarrestar el Banco de Japón (BOJ) con una nueva inyección de liquidez de emergencia por 8 billones de yenes (97.872 millones de dólares). Esa medida se produjo tan solo un día después de que la autoridad emisora nipona realizase una inyección récord de 15 billones de yenes (183.825 millones de dólares).

La situación en Japón -tercer consumidor energético del mundo- también influyó sobre la cotización del crudo de Texas, que olvidó momentáneamente las protestas en Oriente Medio y cayó el 3,96 % para cerrar por debajo de los 100 dólares por barril, hasta 97,18 dólares.

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