Bruselas apoya las medidas para mejorar la eficiencia energética de los edificios
El principal objetivo de estas medidas es lograr que la Unión Europea recorte su consumo de energía en un 20 por ciento para 2020.
Los nuevos requisitos obligan a que los edificios nuevos tengan a partir de 2020 un consumo energético cercano a cero y utilicen en buena medida fuentes renovables, así como a efectuar inspecciones regulares de calentadores y sistemas de refrigeración.
Las instalaciones públicas tendrán que cumplir con estos estándares de eficiencia energética dos años antes, para lo que podrán beneficiarse de ciertos fondos comunitarios.
En los edificios ya existentes habrá que mejorar la eficiencia energética en la media de lo posible a través de reformas que sustituyan los sistemas tradicionales de calefacción, refrigeración y medición por dispositivos alternativos que consuman menos.
Los eurodiputados apoyaron esta propuesta de la Comisión Europea por unanimidad -52 votos a favor-, conscientes de que los edificios suponen el 40 por ciento del consumo energético de la Unión Europea y son la principal fuente de emisiones contaminantes.
La Eurocámara recuerda que tomar medidas tan sencillas como mejorar el aislamiento de los edificios puede reducir las emisiones en un 80 por ciento.
Asimismo, si se sustituye el doble acristalamiento tradicional por ventajas aún más respetuosas con el medio ambiente, se ahorrarían alrededor de 4.000 millones de euros al año y se evitaría la emisión anual a la atmósfera de 25 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).
Etiquetado de electrodomésticos
En relación al etiquetado de productos energéticos, la comisión parlamentaria también se mostró unida -51 votos a favor- ante la posibilidad de renovar las categorías existentes de productos según su eficiencia y limitarlas a siete (con «A+++», como la clase más eficiente).
Los eurodiputados apoyaron además que en el futuro la publicidad de frigoríficos, lavaplatos y hornos tenga que mostrar claramente la clase energética del producto.
La decisión debe aún ser respaldada por el Pleno de la Eurocámara, previsiblemente en su sesión de mayo en Estrasburgo (Francia).
Está previsto que los países de la Unión Europea tengan que poner en marcha las medidas relativas a los edificios a mediados de 2012 e introducir el nuevo sistema de etiquetado doce meses después de su aprobación final (prevista para mitad de año).
Estas normas forman parte de un paquete de medidas más amplio que presentó la Comisión Europea en noviembre de 2008 para garantizar la seguridad energética de la Unión Europea y avanzar hacia una energía sostenible, eficiente y asequible.
Bruselas se fijó entonces tres objetivos principales: fomentar la solidaridad entre los países comunitarios, diversificar las fuentes de suministro y reforzar las infraestructuras de interconexiones.
Más de la mitad de la energía que se consume en la Unión Europea procede del exterior y, de seguir aumentando al ritmo actual, este porcentaje llegará al 70 por ciento en 2025.



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