Bruselas abre una consulta para sellar las metas «verdes» en materia energética vinculantes para 2030

La publicación de este «Libro Verde» -documento para la consulta, que está abierta hasta el 2 de julio- es un primer paso con el que el Ejecutivo europeo espera poder presentar a finales de año propuestas legislativas para un nuevo marco estratégico sobre clima y energía en 2030.

El objetivo es que la iniciativa esté lista para ser negociada en el segundo semestre de 2014, una vez que pasen las elecciones europeas y haya una nueva Eurocámara para tener los objetivos aprobados ese mismo año o en 2015 «a más tardar», dijo el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, en una rueda de prensa.

En la consulta pueden participar todas las partes interesadas, incluidos las administraciones públicas nacionales, regionales o locales y las instituciones comunitarias.

La idea de la Comisión Europea es recabar posturas sobre el contenido que debe tener su propuesta para establecer metas vinculantes a los países para 2030, un punto medio en el objetivo general que se marcó la Unión Europea de reducir las emisiones de CO2 entre un 80% y un 95% en 2050.

La Comisión Europea no quiso adelantar si baraja una cifra para el nuevo objetivo, pero la Comisaria de Acción por el Clima, Connie Heedegard, indicó que los análisis que maneja la institución apuntan a que una reducción del 40% de las emisiones de CO2 para 2030 sería el más eficiente en relación a los costes. Esto supondría doblar el objetivo establecido para 2020, el 20%, que los Veintisiete esperan cumplir sin problemas, según Oettinger.

El comisario señaló que es necesario establecer también nuevas metas vinculantes para 2030 en los otros dos aspectos que se consideraron en 2020: las energías renovables y la eficiencia energética.

«Estamos convencidos de que los objetivos vinculantes son los únicos que son efectivos», explicó Oettinger, quien señaló que hay un margen de flexibilidad para tener en cuenta la situación de cada país a la hora de establecer los objetivos.

Hedegaard defendió la necesidad de establecer una estrategia que oriente a los Veintisiete en sus esfuerzos, especialmente en el contexto de crisis económica, a la vez que dé seguridad a los inversores en el sector energético.

El Ejecutivo europeo también publicó una comunicación sobre el futuro de la captura y el almacenamiento de carbono en Europa, «para abrir un debate sobre las alternativas disponibles para su desarrollo», según la Comisión Europea.

En este documento, evidencia los problemas a los que se enfrenta el desarrollo de esta tecnología, como los bajos precios de los derechos de emisión de CO2 europeos, que no presentan incentivos a las industrias a invertir en sistemas innovadores.

Además, la Comisión Europea aprobó un informe sobre el progreso de los Estados miembros en la consecución de los objetivos de energía renovable fijados para 2020, y otros dos documentos sobre la sostenibilidad de los biocombustibles y los biolíquidos consumidos en la Unión Europea.

«Se precisan más esfuerzos para que el sector (de las renovables) siga avanzado y se alcancen los objetivos fijados para 2020», señaló la Comisión Europea, «en particular, es preciso reforzar la seguridad para los inversores, reducir las cargas administrativas y hacer una planificación más clara«.

Oettinger apuntó a aquellos países, como España, que retiraron los subsidios a las energías renovables con efectos retroactivos, lo que crea incertidumbre entre los inversores, aunque no mencionó a ningún Estado miembro en concreto.

Los planes europeos de energía y clima son «un riesgo inadecuado»

Por su parte, Amigos de la Tierra aseguró que los planes europeos de energía y clima para 2013 suponen «un riesgo inadecuado» y criticó principalmente la falta de objetivos vinculantes para energías renovables y eficiencia energética.

Según Amigos de la Tierra, el documento estratégico de la Comisión Europea únicamente muestra un claro apoyo al objetivo vinculante de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.

Así, la organización ecologista echó en falta un compromiso similar que permitiría asegurar el nivel óptimo de energías renovables y de eficiencia energética.

Según indicó, esta decisión se llevó a cabo a pesar de que en el último análisis de la propia Comisión Europea se aseveró que «el desarrollo de las renovables y la reducción de la energía utilizada son claves vitales para mitigar las emisiones europeas».

El documento presentado también sugirió que las acciones planeadas para reducir emisiones sean cotejadas con sus posibles impactos en la competitividad europea.

Amigos de la Tierra consideró que estas preocupaciones están sobredimensionadas, ya que el pasado febrero un informe del equipo de investigación de Ecofys estimó beneficios netos para la Unión Europea de 250.000 millones de euros si se alcanzaba una reducción del 35% del total del uso de la energía para 2030 (equivalente al PIB de Dinamarca).

En opinión de Héctor de Prado, del área de Cambio Climático y Energía de Amigos de la Tierra España, «mientras la Unión Europea mantenga políticas climáticas y energéticas a medio gas, seguiremos dependiendo de combustibles fósiles y, por lo tanto, seguiremos gastando más de 400.000 millones anuales para cubrir nuestras necesidades energéticas».

«Este es un escenario peligroso que nos alejaría de la transición hacia las energías limpias que la tierra necesita», concluyó de Prado.

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