Angela Merkel adelantará la fecha definitiva para el abandono de la nuclear e invierte en renovables

El rotativo económico Handelsblatt reveló que Angela Merkel llegó a un acuerdo al respecto con sus ministros de Medio Ambiente y la Cancillería, Nornbert Röttgen y Ronald Pofalla, respectivamente, en un encuentro la pasada semana.

El desmantelamiento en base a plazos según la antigüedad de las distintas plantas nucleares alemanas formaba parte ya del acuerdo alcanzado en 2000 por la coalición de gobierno de socialdemócratas y verdes con el fin de desactivar la última planta a principios de la década de 2020.

El acuerdo alcanzado por la actual coalición de cristianodemócratas y liberales asumía ese sistema y prolongaba la vida de las plantas atómicas una media de 12 años hasta desactivar la última central a mediados de la década de 2030.

El sistema aun en vigor concede a las compañías eléctricas un contingente de producción de energía por planta que, al reducir su capacidad o realizar paros técnicos, permite alargar su longevidad apreciablemente.

El acuerdo alcanzado por Merkel con sus ministros acaba con este sistema y pondrá fecha fija a la desactivación de la última planta nuclear en Alemania.

Handelsblatt señaló en ese sentido que el gobierno de Merkel recuperará los planes de la anterior coalición de socialdemócratas y verdes que tenía previsto llevar a cabo el apagón nuclear definitivo en 2022 o 2023.

Por ello, la canciller alemana anunció que su Ejecutivo concederá 5.000 millones de euros en créditos para fomentar la producción de energías renovables y favorecer el «apagón» nuclear.

La línea de financiación, que se estructurará mediante un programa especial del Banco de Reconstrucción (KfW) estatal, entrará en funcionamiento «rápidamente», informó la jefa del Gobierno alemán.

«El Estado está preparado para ayudar en la reforma del suministro eléctrico», aseguró Merkel en referencia al proceso por el que Alemania pretende desconectar sus centrales nucleares y sustituir su producción energética con fuentes renovables.

La canciller realizó estas declaraciones en la inauguración oficial del parque eólico off-shore alemán «Baltic 1», situado en el mar del norte.

En este contexto, Merkel animó a los Estados federados del sur a que pueden «aumentar fácilmente» su cuota de energía eólica en su producción eléctrica, sin afectar el valor paisajístico y turístico de la región.

Tras la catástrofe nuclear de Fukushima, el Gobierno alemán decidió abandonar la energía atómica y cerrar las 17 plantas del país, aunque por el momento no ha hecho pública una hoja de ruta de cómo va a llevar a cabo este proceso.

El «apagón nuclear» implica asimismo el desarrollo de las energías renovables en el país, ya que en la actualidad la energía atómica aporta el 21 por ciento de la electricidad que precisa Alemania.

Grandes pérdidas para las eléctricas por el «apagón nuclear»

Por su parte, los grandes consorcios eléctricos que operan en Alemania registrarán fuertes pérdidas por el abandono anticipado de la energía nuclear, según un estudio hecho público por la organización ecologista Greenpeace.

Los grupos RWE, E.ON, EnBW y Vattenfall perderían hasta 75.000 millones de euros si la desactivación de las plantas atómicas se realiza en 2015 como exige Greenpeace frente a la aún vigente prolongación de la vida de esas centrales hasta mediados de 2030.

En el caso de que el cierre de dichas plantas, con un total de 17 reactores atómicos en todo el país, se produzca en 2020 las pérdidas de los grandes grupos eléctricos se elevarían a unos 60.000 millones de euros.

El comunicado hecho público por la organización ecologista subrayó que Greenpeace exige de la canciller federal un concepto energético con fechas claramente definidas para la desactivación de todas las centrales atómicas en Alemania y el abandono del sistema de contingentes de producción eléctrica.

«Greenpeace advierte contra los lamentos por la actual euforia ante el apagón nuclear. Los ejecutivos y «lobyistas» de los consorcios atómicos lucharán por cada año de prolongación de la vida de sus peligrosas pero rentables y anticuadas plantas nucleares«, aseguró la organización.

Añadió que en el caso de que se cierren definitivamente las siete plantas que actualmente se encuentran desactivadas de manera preventiva, así como la de Krümmel, clausurada provisionalmente por problemas técnicos, las pérdidas para los consorcios eléctricos con centrales nucleares se elevarían a 25.000 millones de euros.

Pese a todo y si los nueve reactores aún en funcionamiento continuaran su actividad hasta 2015, los grupos eléctricos seguirían teniendo unos beneficios de 50.000 millones de euros.

Greenpeace calculó que una central atómica en funcionamiento reporta a la compañía eléctrica que la gestiona un beneficio diario de 1 millón de euros, aunque un cálculo del Öko-Institut de 2009 consideró que esa ganancia es mayor.

La organización denunció además que los cuatro grandes consorcios eléctricos alemanes no han realizado prácticamente inversiones relevantes en los últimos años en energías renovables y que la parte de estas en su producción eléctrica alcanza solo el 0,5 por ciento del total.

Asimismo acusó a RWE, E.ON, EnBW y Vattenfall de haber conseguido incrementar en los últimos años sus beneficios de manera drástica hasta cuadruplicarlos entre 2002 y 2009.

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