A buenas horas mangas verdes

Dos de esas novedades editoriales de pasadas temporadas que causaban furor en los aeropuertos, fueron dos libros que evidenciaban el endémico problema (en vías de solución, eso sí) de los idiomas en nuestro país. Los dos libros se titularon “Speaking in silver” (Hablando en plata) y “From lost to the river” (De perdidos al río). Se trataba de dos experimentos graciosos que desgranaban las frases hechas de nuestro “argot” castellano y eran traducidos “a pelo”, es decir, aplicando el diccionario español-inglés, inglés-español de manera inmisericorde. El resultado era, al menos, ocurrente y divertido para pasar un vuelo sin mayores expectativas.

Una de esas frases, era la traducción a martillazos de “A buenas horas, mangas verdes”, frase española totalmente castiza, que todo el mundo entiende que tiene que ver con algo que se le ha pasado su momento y su lugar y ya resulta completamente extemporáneo. La traducción que hacían los autores de estas publicaciones es la de “To good hours, green sleeves”.

Viene a cuento esta anécdota (divertida) con la publicación (algo mucho más serio) el pasado viernes 20 de febrero por parte de la Comisión Nacional de Energía en su página web del informe que aprobó el Consejo de Administración del organismo sobre la operación de adquisición de Unión Fenosa por parte de Gas Natural y el voto particular asociado de uno de los consejeros. A buenas horas mangas verdes, es lo primero que cabe decir ante esta publicación post-coito , es decir, después de que la Comisión Nacional de Competencia realizara su investigación, crease expectativas de que la cosa iba en serio, emitiera su Informe así como sus condiciones, las trasladase al Ministerio de Economía y el Ministerio de Economía dictaminara finalmente.

La Comisión Nacional de Energía empieza a tener una larga trayectoria en materia de decisiones demoradas y/u ocultas. Empecemos. La primera tuvo que ver con la publicación de la Ley 17/2007, cuyo Consejo de Administración emitió su pronunciamiento contrario cuando ya estaba agotado el trámite parlamentario y se aprobaba la ley. Sobre todo porque gran parte de este pronunciamiento tenía un comportamiento fariseo ante los nuevos poderes y atribuciones que conseguía Red Eléctrica de España (REE) y su configuración como transportista monopolista único.

Recientemente, también conocimos los criterios que habían sido aprobados por la Comisión Nacional de Energía, a nivel interno, para que la calificación de determinados tramos de red de distribución fuesen considerados de transporte o de distribución a la luz de la famosa ley de marras (criterios que por cierto, aventuramos desde aquí, que saltarán por los aires, por la imposibilidad de mantenerlos). Pero estos criterios, no los conocimos porque fueran publicados de manera transparente, con luz y taquígrafos en un informe o dictamen emitido por el organismo regulador y, al mismo tiempo, sometidos a la consideración del Consejo Consultivo. ¡Qué va! Fueron elaborados por el organismo casi en la clandestinidad, contrastados fundamentalemente con REE, of course, y conocidos a través de un voto particular referido a varios casos concretos en los que habían reclamado los propios interesados. Todo ello, en el marco de una enorme demora en la conciliación de estos criterios, lo que había provocado una fuerte acumulación de casos sin resolver. ¡Qué curioso que gran parte de las ocultaciones indebidas tengan como protagonistas las relaciones por debajo de la mesa con REE!

Lo ultimo (conocido como desconocido, claro) es el informe que obligatoriamente tiene que emitir la Comisión Nacional de Energía y enviar al Ministerio de Industria, referido a la evolución de la competencia en los sectores energéticos (gas y electricidad) y que el organismo ha aprobado hace casi un mes y del que no se tiene noticia alguna sobre su contenido y sus conclusiones.

¿Son tan “graves” estas cuestiones que parecen tratadas como si fueran del CNI? ¿Afectan a la seguridad nacional? ¿Es que los españoles no tienen derecho a conocer la situación de la competencia en los sectores energéticos y su evolución? ¿Es que los ciudadanos no tienen derecho a conocer los efectos que tiene una operación como la compra de Unión Fenosa por parte de Gas Natural y a opinar por sí mismos? ¿Es que los operadores del mercado no tienen derecho a conocer en su momento los criterios para determinar si un tramo de red es de transporte o de distribución y que ese debate sea público, abierto y transparente? ¿Es que volvemos al tiempo en que los reguladores tienen derecho de actuación discrecional y arbistrista, sin rendir cuentas a la sociedad?

Hablando en plata: de perdidos al río.

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